—Así que esto es un after party. —cuestionó Lean analizando el panorama de aquel boliche cerrado para la privacidad de la ocasión.
Las Airbag eran conocidos por hacer estas jodas después de cada presentación exitosa y a la que habíamos asistido no era la excepción.
El ambiente era lindo, algo abrumador para quienes no estábamos acostumbrados a este estilo de vida. Yo me sentía como pez fuera del agua, no es que no haya ido a fiestas privada de otros artistas. Gracias a mi trabajo he tenido el placer de asistir a fiestas tanto de Usher como de Lady Gaga; pero jamás sentí que esos fueran mis lugares. Si iba era por cumplir y por compromiso, no digo que la pasaba mal, me la pasaba bailando y tomando algún que otro trago; pero la gente, a veces, solía ponerse rara por no decir que la droga corría como el oxígeno. Era moneda corriente y más que sabido que esa porquería siempre rodeaba a los artistas y yo le tenía un pánico, miedo y rechazo a niveles casi iguales. Lo mucho que llegue a hacer en mi vida fue fumar porro, pero también poco porque a lo último me generaban ataques de pánico si me encontraba atravesando momentos de angustia lo cual me resultaba un poco gracioso porque si uno fumaba era para poder estar "chill", relajado, no para hiperventilar y terminar vomitando todo con una sensación de paranoia como si estuvieras escondiendo a la Gioconda debajo de tu cama.
Me halle un poco perdida en el ambiente, me llego a absorber de una manera que no supe controlar mientras me daba cuenta de que me había separado tanto de Lean como de Flor. Escanee el lugar con la mirada. La gente se movía al compás de la música que sonaba de fondo llenando el recinto con un tono de festividad. Podías ver gente brindando y celebrando muchas cosas imperceptibles o solo la vida misma, algo que me hizo sonreír. Mire la barra a la distancia y no dude en acercarme para pedirme un trago.
—Un gin de frutos rojos, por favor. —le indiqué al bar tender que me guiño el ojo y se fue directo a preparar mi pedido.
Me voltee, apoyando los codos sobre la barra de madera barnizada de forma pulcra, mirando con detención algunos invitados, todos tenían un aspecto relajado, pero sin dejar de ser extravagantes y únicos en su especie y en sus propios mundos. En la esquina mas lejana pude divisar al grupo a la banda, acompañados de algunas chicas que se reían exageradamente de cada palabra que salían de su bocas cosa que me hizo negar y reír por lo bajo. El chico de la barra me toco el hombro llamando mi atención para poder entregarme el copón, le agradecí con un asentimiento y volví a mirar al frente dando el primer sorbo sintiendo como el líquido humedecía mi garganta que, no pude percatarme, se encontraba algo seca de los mismos nervios.
A lo lejos, en el mismo punto en donde estaba viendo antes, pude ver como Patricio clavaba su mirada en mí. Una mirada que no pude leer con facilidad pero que hizo que un calor subiera desde mi pecho hasta mis mejillas y nariz. Le sonreí, fue lo primero que me nació hacer, pero su reacción fue voltear nuevamente la cara. La misma actitud que tuvo en el escenario. Era como si estuviera viendo algo que realmente no deseaba ver. Una angustia me golpeo el pecho de forma repentina, justo cuando baje la mirada la voz de Flor se hizo presente.
—Amiga, boluda, dos segundos me di vuelta y te fuiste, pensé que te habías ido. —agachó un poco la mirada para poder verme y su ceño se frunció en una muestra de preocupación, — ¿Qué paso? ¿Estas bien?
Solamente atine a negar con la cabeza. Flor levanto la cabeza, haciendo como una especia de radar que pudiera darle la respuesta que no fui capaz de formular yo. Cuando pareció entender me agarro de los hombros.
—¿Qué te hizo?
Sacudí apenas mi cabeza negando rápidamente.
—¿Nada? ¿Y entonces? ¿Por qué estas así?
De nuevo el silencio reino en mi y es que la verdad no sabia que era lo que había pasado pero lo único que quería era irme de ahí. Me sentía aun mas desubicada que al principio. Yo no quería estar ahí y el, notablemente, tampoco quería verme.
—Me quiero ir, Flor.
Florencia parecía descolocada pero como siempre, fiel a mi y compañera como toda la vida lo fue, me siguió hasta la salida mientras tecleaba algún mensaje que, por lo que llegue a entender, era para Leandro que se había quedado con otros amigos avisándole que nosotras nos estábamos yendo así no se preocupaba. Al salir de lugar el aire fresco me golpeo, una brisa fresca hizo que me abrace a mi misma cerrando la campera de cuero.
Al legar a mi departamento lo primero que hice fue sacarme las botas, la campera y darme una ducha que sirviera para poder sacarme todo lo que estaba dando vueltas por mi cabeza, pero nada tenía solución porque en ningún lugar encontraría la respuesta de por que Pato estaba tan reacio a verme después de la ultima vez que nos vimos. Intentaba buscar en mi cabeza como si fuera una máquina de archivos, algo, alguna acción, algún gesto, que haya desencadenado que se comporte así conmigo. O capaz todo es sobre egos, sobre que no haya hecho nada por responder lo que me había escrito, pero... es que no podía responder eso cuando no sabia ni siquiera donde iba, cuando volvía, o si tan siquiera lo nuestro iba a poder ser.
Nuestras vidas no se iban a cruzar jamás de nos era por nuestros amigos, la tenía una rutina llena de giras, de lujos, de agendas apretadas, y la mía también. No era ajena al reconocimiento que me había ganado a lo largo de mi carrera y siempre fui muy consciente de ello.
¿Puede ser que la fama se le haya subido a la cabeza? Podría ser una de las millones de opciones que pasaron por mi mente al momento de buscar un motivo, pero lo cierto era que buscara donde buscara no había razón alguna.
Patricio me odiaba.
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Bardelli | Patricio Sardelli
FanfictionMicaela era una adolescente como cualquier otra, iba al colegio, tenía sus dos amigas y no le interesaba más que pasarla bien, salvo por Patricio quien estaba empecinado en molestarlama diario. ¿Quien sabe por qué?