¿Era algo que necesitaba leer? No.
¿Me dejo un gusto amargo? Si.
Pero ya estaba todo escrito. No había vuelta atrás y no pensaba perder mi tiempo ahí. No iba a ir a ningún lado esa "relación". Suspire y metí el sobre con la carta de nuevo en donde la había puesto. Tenía un futuro por delante. Tenía que poner mis energías ahí si quería vivir de lo que amaba. Y él también. No había tiempo que perder.
[...]
Los años pasaron, y los treinta y dos me llegaban fuerte. Estaba en el departamento llorando, sola, con una copa de vino en la mano a medio terminar y la botella vacía. Sople la vela que me había puesto en una magdalena y inspire sorbiendo mi nariz.
Mañana me tocaba volver a Argentina. Ya me había recibido y los trabajos eran interminables pero no soportaba estar lejos de mi familia. Los extrañaba muchísimo, extrañaba mi vida, extrañaba mi libertad. Sentí unos brazos envolverme detrás y di un respingo en mi lugar.
—¿Te asuste? —preguntó Genaro.
—Si, pero tranquilo. —solté un suspiro y me sale de su agarre.— Tenes que irte.
—¿Enserio, Micaela? —asentí esperando la reacción de siempre. Enojo.
Lo vi revolear la silla, agarrar su abrigo y salir dando un portazo. Tire mi pelo hacia atrás soltando un quejido.
La relación había sido tortuosa y terminarla estaba siendo más difícil de lo que parecía. Me había distanciado de todo el mundo. Daña ya no me hablaba por la toxicidad de Genaro puesto a que según él ella me llevaba por mal camino y en mi inmersión en la toxicidad me había dejado llevar por sus palabras e ideas tontas creyéndole que mi compañera le había tirado onda y se le había abalanzado.
Había tomado mucho tiempo de mí el darme cuenta que no era cierto. Que nada de lo que me decís y me contaba era verdad. Así que como pide y como me salió lo eché del departamento no hace mas de un mes, pero no falla que cada fin de semana nos volvamos a ver y eso era insoportable ya. Otro de los motivos por los que me volvía además de una oferta de trabajo que no podía rechazar. Ser coreógrafa y protagonista de ciertos videos me había dado un reconocimiento muy positivo y el mantener mi vida privada me estaba costando muchísimo.
Tenía dos cuentas, una privada y otra pública, e intentaba que nadie filtre mis cosas pero siempre algo salía a la luz y el hecho de que mi "novio entrometido" me esté quitando ciertas oportunidades me dejaba un gusto amargo en la boca del estómago. Yo me esforcé muchísimo por conseguir lo que tengo, lo sigo haciendo a diario, y que la persona que tengo al lado no sepa apreciarlo o no sepa festejar mis logros me estaba matando y consumiendo la poca energía que me quedaba. Fue un manotazo de ahogado y todo se había alineado para que pudiera zafarme. Genaro trabaja acá, tenía buen ingreso y no se iba a ir porque yo se lo pidiera así que esa fue la gota que derramo ese vaso eterno.
Me sentía sola, alejada de todo el mundo por más que esté la mayoría del tiempo rodeada de gente y de trabajo, no me sentía en lo absoluto acompañada. Necesitaba ver a mi familia.
Me acosté una vez que verifique tener todo lo necesario para viajar y le mande a mi mamá un mensaje avisándole que llegaba cerca de las nueve de la noche. Mi idea era dormirme tranquila pero no podía no meterme en la computadora y mirar sus videos. Como siempre lo creí, la banda de Pato y sus hermanos estaba creciendo considerablemente. Era obvio que, a pesar de la distancia, no podía olvidarme de él pero dudo considerablemente que él se acuerde de mi. Solté un suspiro apagando todo cuando el sueño me obligaba a cerrar los ojos y me dormí al instante.
El vuelo fue por demás de tranquilo y movilizante para mi, tenía un revuelo tremendo de emociones que no sabía poner en palabras. Después de tanto tiempo volvía a mi casa, a mi tierra. Y agradecía cambiar el interruptor a castellano, ya no toleraba más hablar en otro idioma que no sea el mío, no soportaba a los yankees intentando decir cosas en mi lengua intenta que me ría o me caigan simpático. No soportaba a los varones que se manejaban con una impunidad tremenda y casi irreal por sobre las mujeres. Intentaban que sean las amas de casa más impolutas que hayan pisado el planeta y yo no estaba para eso. Mucho menos a esta edad en donde la única relación que tuve fue bn tremendo fracaso. Sabía que Dana se había vuelto para acá hacía cinco años ya y yo tenía miedo de cruzármela por estupida. No terminamos muy bien y la última charla que tuvimos yo supuse y creí que realmente le había tirado onda a mi ex. Me sentía terriblemente avergonzada de mis acciones con ella después de haberme soportado tanto y haberme acompañado en esto. Era momento de volver por muchas cosas, la primera por mi salud mental y física, la segunda porque extrañaba muchísimo mi hogar y la tercera porque se aproximaba un evento muy lindo para el que estuve trabajando para el aniversario del teatro Colón. Había estado ensayando de forma virtual con Leandro, mi compañero, e íbamos a bailar tango para cerrar el show. Una danza que me encantaba y apasionaba desde tiempos inmemorables. Estaba conmocionada por muchas disyuntivas que no sabía para donde salir corriendo. Por lo pronto correría a los brazos de mis papás. Cuando los vislumbre entre todo el tumulto, más avejentados, más perdidos que yo, más... no se, con los años encima; me partí al medio en un llanto al fundirme en un abrazo tan cálido y lleno de amor sincero que me había olvidado que esta clase de amor existía.
Ya estaba en casa.
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Bardelli | Patricio Sardelli
FanfictionMicaela era una adolescente como cualquier otra, iba al colegio, tenía sus dos amigas y no le interesaba más que pasarla bien, salvo por Patricio quien estaba empecinado en molestarlama diario. ¿Quien sabe por qué?