Era viernes, estábamos haciendo la décima pasada con Julián, estábamos agitados pero muy conformes. Tenía mis manos en jarro, mi pecho subía y bajaba con rapidez y en mi frente brillaba una capa de sudor que hacía que mis patillas lloren prácticamente. Suspire tirando mi fleco para arriba.
—Bien, bien... eso salió espléndido. —aplaudió una chica desde el costado. Era una de las bailarinas que también se presentaba en la noche.— Solo tengo una crítica, si me permiten, como espectadora... —con Juli nos miramos y volvimos la mirada a ella asintiendo una sola vez dándole el okey para que haga la crítica que prometía sé constructiva.— Vos... —me señalo.— tenes movimientos como "sucios", por así decirlo, tus extremidades van más en punta y tus manos... Tenes que ser más delicada con tus manos. Por lo demás están perfecto, pero son esas pequeñas terminaciones que opacan toda la obra en si.
—A ver, quiero me me muestres ahora... —pedí con calma porque si ella lo veía era porque se notaba o era muy minuciosa en ese sentido y a mi si había algo que me jodia en mis presentaciones es que no queden prolijas del todo.
Me dio algunas indicaciones con gusto, acomodaba mis piernas y mis brazos. La dejé que lo haga, pero a mi parecer al ser bailarina de danzas clásicas sus perspectivas eran en relación a ello y mis pies no estaban mal para el baile que iba a presentar que era tango. No requería más que mis puntas estiradas y mis manos con más suavidad pero bailar tango era sinónimo de pasión, había momentos en donde no tenía que ser delicada sino más pasional. Pero por no discutir, con Julián, le hicimos caso y le dimos las gracias. En cuanto se fue nos miramos cómplices y sonreímos negando.
Repetimos dos veces mas la coreografía, dejando de lado las indicaciones que Melina nos había impuesto, bah... ME había impuesto, porque no tenían nada que ver con esta presentación, pero por no ser maleducados la escuchamos. Aparte nunca vienen mal esos detalles, ahora le voy a prestar más atención a mis extremidades.
Llegue a casa derecho a ducharme, mis papás ya estaban descansando así que me habían dejado comida en el horno microondas, cené con la toalla en la cabeza, completamente abatida y metida en mis pensamientos cuando sentí mi celular sonar, era Flor.
—Amigaaa... —respondí mientras ponía el celular entre el hombro y mi oído sosteniéndolo para seguir comiendo la milanesa con puré.
—Hola, amor, ¿como estás? Supuse que ibas a volver a esta hora. —respondió mi amiga.
—Exhausta, pero ya mañana es el día, así que estoy ansiosa. Hoy ensayamos hasta hace un rato, ahora estoy cenando con la toalla en la cabeza, imagínate el hambre que tenia.
—Me imagino totalmente, hermana. Escucha, ya conseguí entradas para la trastienda, así que venis conmigo y con Leandro, que es mi amigo que te conté. A no ser que no quieras...
—Ah, si, el chiquito que era gay me dijiste. Si es amigo tuyo entonces nos vamos a llevar re bien. — noreste después de comer.— Y si, amiga... voy a ir, no hay ningún drama con ver a los chicos.
Continuamos charlando un ratito más porque se me escapaban los bostezos.
—Bueno, Mica, te dejo descansar. Mucha mierda para mañana. E ignora a la boluda esa más metida es. —me reí mientras terminaba de tomar el agua y dejaba la cocina en orden. Camine hasta mi habitación.
—Bueno, Flopi, hablamos mañana o no se, avísame cuando estés en el teatro, no voy a tener el celular a mano pero por ahí voy a andar. Nos vemos.
—Dale, nos vemos, ami, te amo. La vas a romper toda.
Me senté en la cama después de colgar y dejé cargando el celular y la carta volvió a llamar mi atención. La tome entre mis manos con una sonrisa. Un pequeño ápice de esperanza se adueñó de mis sentidos. El volver a verlo era algo que quería más de lo que deseaba pero me era inevitable no querer saber como estaba, cómo se veía en persona, como lo escuchaba y como se desenvolvía en el escenario. Cerré los ojos, un recuerdo azoto mi mente.
Flashback.
—No podes, Micaela, sos un asco.
—Déjame en paz, boludo. No ves que es riquísimo. —lo vi reírse a carcajadas mientras me señalaba y se codeaba con Nicolás.— ¿Que?
Se señalo los labios con los ojos achinados y la sonrisa desplegada. Que insufrible, por favor.
—Tenes la boca manchada, gordita. —me cargo y se levanto para irse mientras seguía riéndose con sus amigos.
Fin del flashback.
No podía creer que ese ser tan insoportable, que no había día que no me deje en paz, me haya escrito una canción.
Volví mi vista al papel imaginando el ritmo del tema, cómo sería si la cantara el, era algo que me comía la cabeza tremendamente.
Que me hizo.
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Bardelli | Patricio Sardelli
FanfictionMicaela era una adolescente como cualquier otra, iba al colegio, tenía sus dos amigas y no le interesaba más que pasarla bien, salvo por Patricio quien estaba empecinado en molestarlama diario. ¿Quien sabe por qué?