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El sol comenzaba a ocultarse tras los rascacielos de Gotham cuando Bruce se dirigió a la dirección que Alfred había encontrado para Sophie. Su corazón latía con fuerza, no solo por el riesgo que implicaba, sino también por la necesidad de proteger a Emmily.
Al llegar al lugar, se dio cuenta de que la vivienda era un pequeño apartamento en un edificio deteriorado. El ambiente era opresivo, y la puerta parecía más un umbral hacia la desesperación que un hogar. Bruce respiró hondo y tocó el timbre.
Después de unos momentos que parecieron eternos, la puerta se abrió y Sophie apareció, luciendo más cansada y desgastada de lo que recordaba. Su vestido, aún más raído, mostraba la tensión de una vida marcada por la lucha.
─Bruce ─dijo con voz temblorosa, sus ojos reflejando una mezcla de sorpresa y resentimiento─. ¿Por qué estás aquí?
─Necesitamos hablar ─respondió Bruce, manteniendo un tono calmado a pesar de la ansiedad que sentía.
Sophie frunció el ceño, cruzando los brazos defensivamente.
─¿De qué se trata? ─preguntó, sin dar un paso atrás.
─De Emmily ─dijo Bruce, directamente─. La niña se quedará conmigo.
Sophie lo miró con incredulidad, como si no pudiera procesar lo que acababa de escuchar.
─¿Qué? ¡No! Ella es mi hija, tú no puedes hacer eso ─exclamó, levantando la voz.
─No estoy aquí para discutir tu derecho como madre, Sophie ─dijo Bruce, su tono firme─. Estoy aquí porque lo que estás haciendo la pone en peligro.
─¿Peligro? ─replicó ella, su voz llena de rabia y desesperación─. ¿Y tú crees que lo que haces es mejor? Solo quieres quitarme a mi hija. Necesito dinero, Bruce. ¡Solo dame dinero y déjame en paz!
Bruce sintió que la frustración crecía dentro de él. Sabía que estaba tratando de proteger a Emmily, pero Sophie no parecía comprender la gravedad de la situación.
─No te daré dinero ─dijo, sacudiendo la cabeza─. Lo que necesitas es ayuda, no más deudas. Emmily necesita estabilidad, y tú no puedes proporcionársela en este momento.
Sophie dio un paso hacia él, su rostro enrojecido de emoción.
─Tú no puedes decidir eso. ¡Ella es mía! ¡Solo quiero que me la devuelvas! ─su voz se quebró en un grito de desesperación.
Bruce se mantuvo firme, su mirada inquebrantable.
─He decidido que Emmily se quedará conmigo. Voy a hacer una prueba de paternidad y, si da positivo, le daré mi apellido. Un juez decidirá sobre la custodia legal, y yo haré lo que sea necesario para que esté a salvo ─declaró, sintiendo que estaba tomando el control de una situación crítica.
Sophie lo miró, su expresión cambiando de furia a incredulidad.
─¿Estás hablando en serio? ─preguntó, claramente no convencida.
