𝐈 𝐥𝐨𝐯𝐞 𝐲𝐨𝐮

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Era una mañana tranquila en la mansión Wayne, pero Bruce apenas podía moverse con libertad

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Era una mañana tranquila en la mansión Wayne, pero Bruce apenas podía moverse con libertad. Emmily, su pequeña, estaba aferrada a él como si fuera una extensión de su cuerpo. La niña llevaba toda la mañana colgada de su cuello, sin intenciones de soltarse.

Bruce intentó, por enésima vez, bajarla de sus brazos con suavidad.

─ Emmily, necesito trabajar un poco. ¿Por qué no vas a jugar con Titus o a leer un libro con Alfred? ─le sugirió, intentando distraerla.

Pero Emmily sacudió la cabeza con firmeza, sus brazos pequeños rodeando el cuello de Bruce con aún más fuerza. Su carita se enterró en el hombro de su padre, y Bruce sintió cómo sus lágrimas comenzaban a humedecer su camisa.

─ No, papi... no me bajes ─sollozó, con un tono que partía el corazón.

Bruce suspiró, acariciándole la espalda mientras intentaba pensar en la mejor manera de calmarla.

─ No voy a ningún lado, Emmily. Siempre estaré contigo ─le susurró, intentando tranquilizarla.

La niña levantó su carita, con las lágrimas aún corriendo por sus mejillas.

─ No quiero que te vayas ─dijo entre sollozos, su pequeño cuerpo temblando levemente.

Bruce sintió una punzada en el pecho. Sabía que el reciente incidente con el Joker había afectado profundamente a su hija, aunque ella no pudiera expresarlo del todo. Desde entonces, Emmily no quería separarse de él ni por un segundo.

─ No me voy a ir, te lo prometo ─dijo Bruce con suavidad, tomando su pequeña mano entre las suyas─. Pero necesitamos que te sientas mejor, y para eso debes confiar en que siempre estaré aquí, aunque no esté cargándote todo el tiempo.

Emmily lo miró con esos grandes ojos llenos de miedo e inseguridad, como si el simple hecho de bajarse de sus brazos significara que iba a perderlo.

─ Papi... ─susurró, con un tono quebrado.

Bruce no pudo resistirse. A pesar de todo lo que tenía que hacer, supo que en ese momento su hija lo necesitaba más que nada.

─ Está bien ─dijo con un suspiro de resignación, volviéndola a acomodar en su regazo─. Nos quedaremos así por un rato más.

Emmily dejó de llorar gradualmente al sentir la seguridad en los brazos de su padre. Poco a poco, su respiración se fue calmando mientras apoyaba la cabeza en su hombro.

Bruce sabía que eventualmente tendría que ayudar a Emmily a superar sus miedos, pero por ahora, estar ahí para ella era lo único que podía hacer. Y lo haría, por todo el tiempo que fuera necesario.

Era una tarde tranquila en la mansión Wayne, pero la calma pronto se desvaneció cuando llegó la hora de darle a Emmily sus suplementos de hierro. Bruce ya había lidiado con varios episodios de resistencia por parte de su hija, pero seguía intentándolo con la esperanza de que esta vez fuera diferente.

𝐃𝐚𝐝𝐝𝐲'𝐬 𝐏𝐫𝐢𝐧𝐜𝐞𝐬𝐬 {𝐁𝐫𝐮𝐜𝐞 𝐖𝐚𝐲𝐧𝐞}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora