Capítulo 17: Bajo el Hechizo

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El día avanzaba en las instalaciones de la Orden, y el equipo de cazadores ya estaba inmerso en su trabajo de campo, inspeccionando un área que había sido reportada por actividades sobrenaturales.
Seulgi, todavía agotada tras el intenso entrenamiento con Minjeong, no podía sacudirse una sensación extraña. Había algo en la atmósfera del bosque, algo que le provocaba una inquietud que no lograba identificar.

Mientras el equipo se desplegaba para revisar la zona y cubrir diferentes áreas, Seulgi se encontraba distraída, caminando sola, dejando que sus pensamientos vagaran. Su mente seguía repasando los recientes acontecimientos sucedidos en su vida, pero también estaba la intriga sobre Minjeong, ¿Cómo había desarrollado tanta resistencia en tan poco tiempo? ¿De dónde provenía esa fuerza que desafiaba la lógica?

El crujido de una rama la sacó de sus pensamientos, pero no fue lo único. Seulgi sintió un extraño tirón en su mente, una fuerza invisible que la invitaba a seguir adelante, alejándose del equipo. Miró a su alrededor, sus compañeros estaban demasiado concentrados en sus propias tareas para notar cómo ella se adentraba más y más en el bosque.

La fuerza se volvió cada vez más intensa, un susurro en su mente que le ordenaba avanzar. Seulgi no podía resistirlo. Antes de darse cuenta, estaba demasiado lejos del equipo, rodeada por la espesura del bosque. Cuando alzó la vista, frente a ella apareció una figura encapuchada, alta y delgada. Sus ojos brillaban con un resplandor hipnótico, que no era humano.

Era un draugr, un ser no-muerto con la habilidad de hipnotizar a sus víctimas y guiarlas hacía su muerte. Seulgi, sin darse cuenta, había caído en su trampa.

-Bienvenida -, murmuró el draugr, su voz profunda resonando en la cabeza de Seulgi, haciendo eco en su mente. Seulgi intento moverse, pero sus músculos no le respondían. Estaba paralizada, bajo el control total de la criatura.

-Eres la cazadora más peligrosa... Pero incluso tú caerás hoy -continúo el draugr mientras extendía una mano esquelética hacía ella, con la intención de desgarrarle el corazón de un solo golpe.

Pero justo cuando la criatura estaba a punto de acabar con Seulgi, un grito resonó entre los árboles.

-¡Aléjate de ella!

Minjeong irrumpió en la escena, blandiendo su espada con fuerza y determinación. Sin detenerse a pensar, se lanzó contra el draugr. La criatura, sorprendida por la interrupción, retrocedió, liberando a Seulgi de su control.

La batalla comenzó. El draugr era hábil, moviéndose con rapidez entre los árboles, pero Minjeong, pese a su inexperiencia, se mantuvo firme, bloqueando sus ataques con habilidad. A cada movimiento, la joven cazadora recordaba las enseñanzas de Seulgi. Su fuerza y resistencia, que antes habían sido cuestionadas, ahora brillaban en medio de la batalla.

El draugr, sin embargo, no era una criatura facil de derrotar. Con gesto, lanzó una ola de energía psíquica que se extendió por el bosque, afectando a los otros miembros del equipo, quienes sintieron cómo una intensa presión se apoderaba de sus mentes, desorientandolos, haciéndolos caer de rodillas. Bambam intento levantarse, pero cayó nuevamente, gimiendo de dolor al sentir la presión en su cráneo. Sunmi gritaba, luchando por librarse de la opresión que le impedía moverse. Todos estaban bajo el control psíquico del draugr... Excepto Minjeong.

Minjeong, inexplicablemente inmune a los poderes psíquicos de la criatura, siguió luchando con todo lo que tenía. A pesar de las heridas que había recibido durante el enfrentamiento, no retrocedió. El draugr se movía rápido, intentando confundirla, pero la joven cazadora se mantenía firme, cada vez más precisa en sus movimientos.

Seulgi, aún recuperándose del control mental, observaba con asombro como Minjeong se enfrentaba sola a la criatura que incluso a ella le habría costado trabajo derrotar. Pero entonces ocurrió lo inesperado: en un mal movimiento, Minjeong fue alcanzada por una de las garras del draugr. La herida era profunda, y Minjeong cayó al suelo, sangrando profusamente.

-¡Minjeong! -, grito Seulgi, todavía debilitada, pero Minjeong, con la poca fuerza que le quedaba, apretó los dientes y se levantó una vez más.

Con grito de furia, Minjeong se lanzó hacia el draugr, utilizando todo su peso y fuerza para bloquear su próximo ataque.
Su arma atravesó la carne podrida de la criatura, y en un movimiento final, cortó su cabeza, poniendo fin a su vida de forma definitiva.

El draugr cayó, inerte, mientras el control psíquico que ejercía sobre los demás cazadores desapareció. Se levantaron lentamente, aturdidos pero libres.

Minjeong, agotada y gravemente herida, cayó al suelo. La sangre brotaba de su herida, manchando el suelo del bosque.

-¡Minjeong! -, Seulgi corrió hacía ella, aterrada por la magnitud de las heridas.
Se arrodilló a su lado, tratando de detener la hemorragia con sus manos temblorosas.

-No te preocupes -, susurro Minjeong con una débil sonrisa, sus ojos apenas abiertos,
-Lo logré, ¿Verdad?

-Sí, lo hiciste... Pero no te voy a dejar -, respondió Seulgi, levantándola cuidadosamente entre sus brazos.

Sin perder más tiempos, Seulgi comenzó a correr hacía las instalaciones de la Orden.
Los demás cazadores las seguían de cercas, conscientes de la gravedad de la situación. El tiempo era crucial, y Seulgi sabía que la vida de Minjeong pendía de un hilo.

No podía perder a Minjeong, no después de todo lo que había pasado. La joven había demostrado ser mucho más de lo que nadie había imaginado. Pero ahora, lo que importaba era salvarla.

La vida de Minjeong dependía de cada segundo que pasaba.

Cenizas de un viejo amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora