Capítulo 31: Entre el Fuego y la Calma

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La luna llena iluminaba el paisaje mientras el grupo cabalgaba hacia las ruinas del antiguo castillo. La brisa fría del bosque se sentía como pequeñas dagas de hielo, pero el grupo avanzaba sin detenerse. El sonido de los cascos resonaba en el suelo, mientras las ramas crujían bajo el peso del viento. A pesar del alivio que sentían tras el reencuentro con Joy y Jimin, la tensión seguía colgando en el aire. Sabían que el peligro las acechaba, pero también que debían continuar antes de que fuera demasiado tarde.

Seulgi, que llevaba a Joohyun en su caballo, no podía evitar pensar en lo que Minjeong había dicho: un traidor en la Orden. La sola idea de que alguien de su confianza pudiera estar filtrando información era inquietante. Mientras galopaban, sentía los brazos de Joohyun alrededor de su cintura, algo que debería haberle ofrecido consuelo, pero en ese momento, el peso de la responsabilidad era más fuerte que cualquier sensación de alivio. Seulgi estaba absorta en sus pensamientos, hasta que escuchó a Joohyun susurrar:

-¿En qué piensas?

Seulgi giró ligeramente la cabeza, mirándola por el rabillo del ojo. -En el traidor. Si Yunho sabe tanto sobre nosotras, alguien está jugando un juego muy peligroso desde dentro.

Joohyun asintió, afianzando su agarre alrededor de Seulgi. -Lo sé... Y eso me preocupa más de lo que quisiera admitir.

El silencio que siguió fue denso, cargado de pensamientos no expresados. Mientras tanto, Joy lideraba la marcha, siempre despreocupada en apariencia, pero sus ojos estaban alerta, escaneando el entorno. Jimin, por otro lado, mantenía una expresión tranquila, pero de vez en cuando, sus ojos se desviaban hacia Minjeong, quien intentaba con todas sus fuerzas no parecer demasiado nerviosa. La presencia de Jimin la hacía sentirse más vulnerable de lo que le gustaría.

-No me sueltes, Minjeong -, susurró Jimin mientras apretaba suavemente las manos de la cazadora alrededor de su cintura. -Confía en mí.

Minjeong asintió torpemente, su corazón latiendo con fuerza. Era ridículo estar tan afectada por una simple interacción, pero Jimin tenía ese efecto sobre ella, y eso la desconcertaba.

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Se dirigían hacia un castillo abandonado, el lugar donde, según la información que habían obtenido, se encontraba Jisoo, una ex miembro del clan de vampiros. Su localización era crucial para entender más sobre lo que ocurría y las localizaciones exactas donde se llevarían a cabo los sacrificios.

Durante el trayecto, Minjeong no pudo evitar romper el silencio y preguntarle a Jimin:

-¿Cómo te enteraste de que había un traidor dentro de la Orden?

Jimin mantuvo su mirada fija en el camino, pero sus manos tensaron las riendas de su caballo.

-Las señales estaban ahí, solo hacía falta que alguien las viera. Pero... fue una carta, para Yunho, alguien del interior la envió, sin nombre, solo advertencias de que el equipo de cazadores liderado por Seulgi estaba tramando algo.

Minjeong asintió, procesando la información, mientras Joy, fiel a su personalidad despreocupada, continuaba haciendo bromas. Su tono ligero y los comentarios irreverentes parecían aliviar un poco la tensión que pesaba sobre las cuatro mujeres.

-¿Y si al final encontramos a Jisoo y resulta que está tomando el sol tranquilamente y no quiere meterse en la mierda en la que estamos? -comentó Joy con una sonrisa traviesa-. Yo lo haría sin dudarlo.

-Las lágrimas que casi derramas cuando abrazaste a Joohyun dicen otra cosa -respondió Minjeong con una sonrisa apenas visible-, Pero no te preocupes, no le diremos a nadie para que sigas con tu reputación de perra mala —. Concluyó con una sonrisa la joven rubia mientras Joy sonreía complacida por sacar ese lado que pocas veces Minjeong dejaba ver.

Cenizas de un viejo amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora