Capítulo 22: Confesiones de Amor

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Seulgi dejo escapar un largo suspiro mientras caminaba hacia su departamento. El cansancio pesaba sobre su cuerpo y mente después de los intensos días recientes. Todo lo que deseaba era cerrar los ojos y dejar que el sueño la arrastrara a un lugar donde no tuviera que lidiar con las complicaciones de la vida que enfrentaba. El trayecto hacia su hogar pasó en un instante, hasta que un sonido crujió bajo su pie.

Miró hacia abajo y vio pedazos de vidrio esparcidos junto a astillas de madera. La sensación de peligro la invadió al instante.
Levantó la vista hacia las ventanas de los distintos departamentos y, en particular, una de ellas le llamo la atención: la ventana rota que daba a su sala. La sorpresa y la preocupación invadieron sus pensamientos, ¿Qué había sucedido en su ausencia?

El cansancio desapareció de golpe. Seulgi subió las escaleras lo más rápido que pudo, aferrando con firmeza la daga en su mano. No sabía lo que la esperaba al cruzar la puerta, pero tenía que estar preparada para cualquier eventualidad.

Cuando abrió la puerta, el caos la recibió.
Su sala parecía que había Sido arrastrada por un huracán; muebles volcados, vidrios rotos y libros esparcidos por el suelo. En el centro de todo, una montaña de cenizas se alzaba en la habitación, testimonio de lo que fuera una criatura que había sucumbido.

Antes de poder reaccionar, una presencia detrás de ella la hizo girar rápidamente, lista para atacar. Pero lo que encontró la dejo sin palabras.

Ahí estaba Joohyun, de pie, con una expresión entre apenada y aliviada. El impacto de verla ahí, en su hogar, después de tantos días de extrañarla, la dejo sin habla por un instante. Irene se mordió el labio, mostrando una tímida sonrisa, y comenzó a tartamudear una explicación.

— Yo... No quería... Pero hubo un ataque, y luego todo se descontroló... —.

Antes de que pudiera continuar, Seulgi apenas pudo salir de su shock y corrió hacia ella. Sin darle tiempo a terminar su explicación, la cazadora la tomó de la cintura y la besó con desesperación. El beso era intenso, lleno de pasión contenida y de la profunda necesidad de sentirla cerca de nuevo. Sus labios se encontraron con tal fervor que las palabras quedaron olvidadas en ese instante. Seulgi la apretó contra su cuerpo como si temiera que, si la soltaba, Joohyun desapareciera.

Irene, sorprendida por el repentino arrebato, correspondió el beso con la misma intensidad. Sus manos viajaron a través del oscuro cabello de Seulgi, aferrándose a ella con la misma urgencia.
Las emociones de los últimos días, la ausencia, la tensión, todo explotó en ese momento. La pasión entre ellas era palpable, una mezcla de deseo y necesidad que llenó la habitación destruida.

Después de lo que pareció una eternidad, se separaron, ambas con las respiraciones entrecortadas. El silencio entre ellas no era incómodo, sino cargado de electricidad. Irene, aún algo apenada, miro alrededor de la devastada sala y, con una risa nerviosa miro a Seulgi.

— Te prometo que te pagaré por los destrozos...

Seulgi no pudo evitar reír suavemente ante esas palabras. Miró a Irene con un brillo en los ojos que la vampira no había visto antes,
—¿Sabes? Ahora que estás aquí, este edificio podría caerse en pedazos y a mí no me importaría en lo más mínimo.

El tono de Seulgi era suave, pero las palabras estaban cargadas de un sentimiento profundo, un reconocimiento de lo mucho que Joohyun significaba para ella. En ese instante, lo que más importaba era que estuvieran juntas, sin importar el caos a su alrededor.

Después de ese intenso momento compartido, Seulgi se quedó unos segundos observando a Irene, aún procesando el hecho de que ella estaba ahí, en su departamento. Con suavidad, tomó sus manos y, con una mezcla de curiosidad y confusión, le preguntó:

Cenizas de un viejo amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora