Fórmula oculta

19. La cena

Cuando Marta la dejó en su casa, Fina se quedó unos segundos atrapada por el silencio que envolvió el lugar, sintiéndose extrañamente sola al mirar a su alrededor. Tras inspirar profundamente, cogió el ordenador y la libreta con las anotaciones de la inspectora y se dirigió al salón, sentándose en el sofá para estar más cómoda. Ojeó los pequeños detalles que Marta había apuntado. Eran sobre todo anotaciones dispersas y comentarios que le habían llamado la atención mientras escuchaba los audios; había cosas que aún no tenían sentido, pero intuía que se irían clarificando con los audios restantes.

Melón apareció silenciosamente y se restregó contra sus piernas, buscando atención.

—¿Me vas a ayudar con la tarea? —Le dijo Fina mientras le rascaba detrás de las orejas. El gato se enroscó en el sofá a su lado.

Sólo quedaban una decena de audios por revisar, pero eran los más recientes, los que quizá podían arrojar algo de luz sobre los últimos días de vida de Jaime Berenguer. El ronroneo de Melón llenaba el silencio mientras Fina ajustaba el volumen del portátil y se preparaba mentalmente para lo que estaba a punto de escuchar. La periodista volvió a sumergirse en la monotonía de la voz de Berenguer, que no sabía por qué pero le resultaba cada vez más incómoda. El tono autoritario y la presión constante de su entorno la hacían sentir que el farmacéutico estaba perdido en una maraña de preocupaciones y exigencias.

En dos de las conversaciones reconoció la voz de Lucía Expósito. Parecían simples llamadas de rutina, pero el tono no era nada cariñoso para ser una pareja que llevaba poco tiempo saliendo. En el segundo de los audios en el que salía la mujer, Fina descubrió la típica discusión absurda sobre cosas triviales, pero la tensión era palpable en cada palabra, como si estuvieran buscando cualquier excusa para estallar el uno contra el otro. Berenguer soltó un suspiro de hastío antes de cortar la llamada de manera abrupta, sin molestarse siquiera en despedirse. En el tono irritado de ambos se notaba el desgaste de una relación que se estaba descomponiendo.

Otro de los audios era una conversación entre Berenguer e Isidro Gómez. La llamada había empezado de forma tranquila, pero poco a poco se fue tornando más tensa. El antiguo socio de Berenguer intentaba calmar al que ahora era su competencia directa, pero estaba demasiado irascible. Hacia el final del audio llegó el punto clave que Fina apuntó con detalle en la libreta: "Mira, Jaime, te lo digo por tu bien, Jesús no es de fiar y últimamente os veo demasiado cercanos. Ten cuidado", le advertía. Fina vio claramente que Isidro Gómez había intentado ser diplomático, pero la respuesta de Berenguer fue algo violenta: "No necesito tus consejos, Isidro. No te metas en mis asuntos, que tú decidiste ir por tu lado hace tiempo".

Berenguer sonaba casi paranoico, como si cualquier advertencia o consejo fuera un ataque personal. Esa reacción revelaba que el farmacéutico ya no era el hombre que lo tenía todo controlado, sino uno atrapado en una espiral de presión y miedos que lo estaban consumiendo.

Fina hizo una pausa y miró a Melón, que ahora estaba tumbado boca arriba reclamando algo de atención. La periodista lo acarició unos segundos y, tras tomar aire, abrió el siguiente audio. No le sorprendió el tono con el que hablaban Berenguer y Mateo Carpena. El farmacéutico le metía prisa a su empleado con las pruebas del nuevo medicamento, le decía que no se podía permitir más retrasos, mientras el joven químico intentaba explicarle, con un cierto tartamudeo fruto de sus nervios, que los efectos secundarios eran peligrosos y no podía correr más. Su jefe se mostró implacable cuando le dijo que si no tenía todo listo en 48 horas, se buscase otro trabajo, colgando de forma abrupta.

Cuanto más se acercaba a los últimos audios, más estresado y susceptible notaba a Berenguer, percibiendo con claridad cómo su nerviosismo iba en aumento. Parecía que estaba llegando a un punto de no retorno, donde todo el mundo a su alrededor era un obstáculo para él más que un apoyo.