—Bienvenidos a su primer Informe de Batalla —dice la profesora Devera desde la parte más baja del enorme auditorio, su voz firme y clara resonando por la sala ya entrada la mañana. Lleva un brillante parche morado de la Sección Llama en el hombro izquierdo.
Esta es la única clase que se lleva a cabo en esta habitación circular, un espacio imponente con gradas que recorren todo el lado curvo del área académica. Las paredes de piedra parecen cerrar el aire, amplificando cada pequeño murmullo, haciendo que el ambiente se sienta aún más solemne.
Es también una de las dos habitaciones en toda la ciudadela lo suficientemente grandes para albergar a todos los cadetes. Cada uno de los rechinantes asientos de madera está ocupado, y, aun así, los de tercer año se alinean de pie junto a las paredes detrás de nosotros, con sus ojos atentos. Aunque el espacio parece limitado, de alguna manera, cabemos todos.
El murmullo inicial se apaga lentamente mientras la profesora Devera avanza hacia el centro del aula, su mirada fría e imperturbable recorriendo a los cadetes. Todos saben que este es un momento crucial, donde cada palabra suya puede ser clave para nuestra supervivencia y éxito en el campo de batalla.
--En el pasado, raramente llamaban a los jinetes al servicio antes de la graduación —continúa la profesora Devera, su voz firme y controlada mientras tensa los labios. Se pasea lentamente frente al gigantesco mapa de seis metros que domina la pared del fondo, un mapa del continente con intrincadas marcas que indican cada uno de nuestros puestos de defensa en la frontera.
Varias docenas de luces mágicas flotan en el aire, iluminando el. Los orbes brillan sobre la hoja de su espada bastarda que cuelga pesadamente sobre su espalda, reflejando destellos de luz que añaden una sensación aún más intimidante a su presencia. Su paso, medido y seguro, deja claro que ella no es solo una instructora; ha visto el campo de batalla y regresado para compartir su experiencia.
—A los que llamaron, siempre fueron de tercero y ya habían pasado tiempo estudiando a las alas de avanzada. Pero ahora esperamos que se gradúen sabiendo perfectamente a lo que nos enfrentamos. —Su mirada viaja una vez más hacia el mapa, como si las líneas y símbolos pudieran decirnos todo lo que necesitábamos saber—. Tampoco se trata solo de saber dónde está posicionada cada ala —añade, con una pausa calculada. Se toma su tiempo para recorrer con la mirada a cada uno de los cadetes de primero, asegurándose de que su mensaje cala profundo. Sus ojos se encuentran con los míos por un segundo.
—Tienen que entender las políticas de nuestros enemigos, las estrategias para defender nuestros puestos de los ataques constantes, y deben tener un amplio conocimiento de las batallas tanto recientes como actuales. Si no pueden procesar estos temas básicos, no tienen nada que hacer sobre el lomo de un dragón —declaró, enarcando una ceja oscura, apenas unos tonos más oscuros que su piel. La frialdad en su voz era clara, una advertencia de que solo los mejores sobrevivirían.
—Qué estrés —masculla Rhiannon junto a mí, su voz apenas audible mientras toma notas frenéticamente.
—Vamos a estar bien —le respondo a Rhiannon en un susurro, inclinándome ligeramente hacia ella para no llamar la atención—. A los de tercero solo los han mandado a puestos en el interior como refuerzos, nunca al frente. —Lo sé porque he estado atenta a las conversaciones de mi madre, siempre observando más de lo que dejaba entrever.
La profesora Devera sigue hablando con autoridad, su voz clara y precisa como siempre: —Esta es la única clase que tendrán todos los días, porque es la única que importará si los llaman a servir con anticipación. —Su mirada afilada recorre el auditorio de izquierda a derecha, deteniéndose brevemente sobre cada rostro. Y entonces, inesperadamente, se detiene sobre mí.
ESTÁS LEYENDO
Alas de fuego (fanfic saga Empireo "alas de sangre")
FanficIsadora y Violet Sorrengail, dos hermanas que crecieron preparándose para un futuro en el Cuadrante de Escribas, ven cómo sus vidas cambian drásticamente cuando su madre, una figura de autoridad implacable, decreta que ambas deben unirse al Cuadrant...