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❝Nuestro respeto alguna vez fue mutuo. Pero eso fue antes de la envidia ❞ —𝑆ℎ𝑒𝑙𝑏𝑦 𝑀𝑎ℎ𝑢𝑟𝑖𝑛, 𝑆𝑒𝑟𝑝𝑒𝑛𝑡 & 𝐷𝑜𝑣𝑒
𝐈 — 𝐷𝑖𝑒𝑔𝑜 —
𝐃𝐈𝐄𝐆𝐎 SE SENTÓ EN el porche de piedra de la casa de Eudomus, con las manos enguantadas entrelazadas mientras miraba al frente y esperaba a que el hombre saliera.
Era tarde en la mañana, por lo que la luz del sol era fuerte mientras caía sobre el césped del pequeño parque que estaba ubicado frente a la casa e iluminaba el día para los niños que jugaban afuera y los padres que observaban desde la distancia.
Una brisa fresca invadió a Diego, aliviándolo del calor que se estaba acumulando debido a sus guantes y una camisa ajustada de manga larga. Cerró los ojos por un momento, disfrutando del viento que soplaba sobre él una vez más, y dejó escapar un largo suspiro.
Se quitó los guantes, manteniéndolos fuertemente apretados en sus manos mientras se acostaba, sintiendo la fría piedra contra su espalda a través de su camisa. Volvió a cerrar los ojos, pensando en todo lo que había sucedido la noche anterior.
¿Quiénes eran esos intrusos enmascarados? Sin duda, las mismas personas que habían atacado Griddy's, junto con los grandes almacenes. ¿Pero qué querían? Bueno, a juzgar por lo que había dicho Cha-Cha, querían a Cinco. ¿Pero por qué motivo? ¿Y dónde estaba él, de todos modos?
Tenía que encontrarlo antes de que lo hicieran esos atacantes. Y de Cinco, descubriría quiénes eran, qué querían, y luego Diego podría localizarlos. Estableció un plan en su mente para encontrar a Cinco tan pronto como terminara aquí y asintió levemente para confirmarlo.
Entonces, Grace. ¿Lo que había hecho era realmente la mejor opción? Él la amaba. Realmente. Aunque ella es un robot, incluso si ella realmente no tuviera emociones, incluso si Vanya tuviera razón y todo fuera Reginald todo el tiempo. Grace siempre estuvo ahí para él cuando la necesitaba y lo ayudó en todo lo que pudo. Y ahora ella estaba muerta. Por él.
Sacudió la cabeza. No debería pensar en eso. Ahora no.
¿Entonces qué?
Bueno, siempre había una cosa hacia la que su mente se desviaba fácilmente.
Mara.
Había estado tan cerca. Muy cerca. Estaban a milisegundos de besarse cuando Allison interrumpió y arruinó el momento. Si tan solo Diego hubiera hecho un movimiento más rápido o hubiera cerrado la puerta detrás de él cuando entraron...
