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❝A veces, cuando las personas están enfermas o heridas, olvidamos que lo que más necesitan es sentirse conectadas, ser amadas, ser tocadas❞ —𝐷𝑟. 𝐿𝑖𝑠𝑠𝑎 𝑅𝑎𝑛𝑘𝑖𝑛
𝐈 — 𝑀𝑎𝑟𝑎 —
MARA Y EL RESTO DEL GRUPO se pararon frente al Teatro Icarus, aunque apenas tuvieron tiempo para disfrutar de las bombillas fluorescentes que se alineaban en el techo ni de los carteles que mostraban a Vanya mientras corrían dentro del edificio.
Rápidamente, subieron las numerosas escaleras, sin molestarse en perder el aliento hablando antes de llegar a la pista donde actuaba la orquesta.
Antes de que pudieran subir los pocos pasos adicionales hacia la puerta, Allison se paró frente a Luther y sostuvo su libreta para que pudiera ver lo que había escrito: NECESITO IR SOLA.
—Qué...—los ojos de Luther estaban desesperados cuando sacudió la cabeza y le dijo con firmeza—Allison, no puedo dejar que hagas eso, ¿de acuerdo? Ella está más allá de cualquier razonamiento.
—¿Escuchas la música?—señaló Diego mientras señalaba hacia las puertas, donde podían escuchar el sonido de los violines y el tamborileo de los violonchelos flotando—Ha comenzado.
Allison empujó el pecho de Luther mientras le daba una expresión suplicante, sin apartar los ojos de los de él.
—¿De verdad crees que ella va a escuchar?—Luther insistió con un suspiro exasperado—¿Después de todo lo que pasó?
—Cállate, Luther—se burló Mara antes de agarrar la mano de Allison—Voy contigo.
—Mara—Diego arqueó las cejas mientras ella y Allison comenzaban a caminar hacia las puertas.
—Diego—respondió ella con el mismo tono, levantando las cejas de la misma manera que pasaban junto a él.
Ignorando todas las súplicas de los hombres para que se quedaran y siguieran el plan, Mara y Allison subieron un par de escalones antes de pasar las puertas y entrar a la gran sala de conciertos.
Parecía haber casi dos mil asientos en la sala de conciertos, y cada uno de ellos estaba lleno de hombres y mujeres vestidos elegantemente con elegantes esmoquin y vestidos brillantes.
Ignorando las extrañas miradas que recibían de la audiencia cerca de ellas, Mara y Allison caminaron por el pasillo hasta llegar al borde, con los ojos enfocados en nada ni en nadie más que en Vanya.
