Déjame conocerte, Shinjuro

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Al otro día, a primera hora estaba afuera de la casa de los Rengoku. Senjuro salió a recibirme y con una gran sonrisa, toma mi mano y me invita a pasar. Sorprendida, me dejo guiar por el niño que me lleva a la cocina...allá estaba Shinjuro, preparando un desayuno. Estaba sobrio, con ropa limpia y afeitado, no pude evitar pensar que se veía guapísimo.

Buenos días- me dice dándome la mano. Señorita, me quiero disculpar, anoche fui muy grosero.

No se preocupe señor Rengoku- respondo mientras le doy la mano. Su nombres es??- me pregunta. Siento ser descortés, pero no me acuerdo-

Reiko, señor Rengoku, me llamo Reiko- digo mientras me acomodo en el suelo. Señorita Reiko, sírvase lo que desee- me dice Shinjuro. Senjuro me miraba sonriente y se deshacía en atenciones hacia mi.

Señor Rengoku, Senjuro...mi misión acá es poder ayudarlos, sé que pasaron por cosas muy duras, y es dificil superarlo, pero yo les puedo ayudar, no quiero ser una molestia, si no que al contrario- Senjuro me miraba con atención, Shinjuro aun reacio, trataba de prestar atención.

Como primera actividad, les propuse ir al parque, donde podríamos conectar con la naturaleza y conversar. Senjuro estaba feliz pues hace tiempo que no pasaba un tiempo con su padre. Shinjuro parecía algo aburrido, pero aceptó. Luego del desayuno, salimos a caminar...padre e hijo iban al fin conversando, yo trataba de guiar la conversación para que pudieran así comunicarse de forma efectiva. A Senjuro le brillaban los ojos, mientras que Shinjuro de vez en cuando esbozaba una sonrisa. De reojo, sentí como muchas veces me miraba.

A la tarde, propuse algunos juegos...Shinjuro no quiso participar, y se fue a su habitación. De seguro fue a beber alcohol, pensé. Antes de irme , pase por fuera de la habitación, y sentí unos sollozos...

Al día siguiente hicimos más actividades...mantener a Shinjuro ocupado, evitaba que bebiera alcohol, y así los días fueron pasando y Shinjuro fue siendo más receptivo.

Al final del ultimo dia  de la semana, mientras caminábamos de regreso, Senjuro se adelanta y quedamos los dos atrás.

Señor Rengoku, hoy se cumplió la semana, y he visto grandes avances, creo que no será necesario que me vaya aun- digo. Shinjuro se sonríe. Ganó la apuesta señorita  Reiko- añade.

Gracias por todo, de verdad...gracias por creer en mí, hace un buen trabajo-

Siempre tuve fe en usted y su hijo, siempre vi más allá de lo que ven las otras personas- añadí

Se lo agradezco mucho...el alcohol parecía ser mi única salida al dolor, pero usted me esta demostrando lo contrario. Me siento halagada, y respondo con una sonrisa.

Esa noche llego feliz al hospedaje...mi trabajo estaba dando resultados, así que escribo una carta al patrón con mi avances y la envió con mi cuevo.

Los días siguientes pasaron tranquilos...Shinjuro iba cediendo cada vez, y la relación con su hijo iba de viento en popa. Casi sin darnos cuentas, ya llevábamos más de un mes, los progresos eran notorios, así que decidí escribirle nuevamente al patrón. A la mañana, recibí una carta de respuesta, que decía que mi trabajo estaba concluído y que debía partir al otro día. Una puñalada se clavó en mi corazón, no quería irme, no quería dejar Shinjuro. Sin pensarlo, un sentimiento había estado creciendo en mi corazón.

Ese día teníamos planeado un almuerzo. Senjuro me recibió con la alegría de siempre. Shinjuro había preparado todo, olía muy bien. Cuando entro, Shinjuro se percata que mi ánimo no era el mismo.

le pasa algo, señorita Reiko- me preguntó. No, no se preocupe, estoy bien- respondo. 

Almorzamos y Shinjuro no despegaba la vista de mi cara. Luego salimos a caminar y al regreso, Shinjuro se para frente a mi. Señorita Reiko, me va a contar que le sucede o no seguimos caminando- me dice. Una brisa corre y hace que el pelo me cubra el rostro, con suavidad, Shinjuro lo saca de mi cara. Al tacto de su piel, me estremezco.

Señor Rengoku, mi trabajo a finalizado, el patrón requiere que me regrese mañana- Shinjuro abre los ojos como platos, pero se queda en silencio caminando al lado mío. Llegamos su casa y me despido de ambos. Senjuro no puede evitar llorar y me abraza.

A sido un placer trabajar con ustedes, gracias por todo- digo antes de irme-

Gracias a usted señorita- me responde Shinjuro, y me da la mano para despedirse. Permanecemos un rato así, hasta que decido irme. No puedo evitar sentir pena.Unas lágrimas se escapan por mis ojos, en el fondo deseaba que Shinjuro me detuviera. "Eres una tonta" me dije para mi, secando mi rostro. De pronto, una mano fuerte me toma por los hombros y me hace voltearme. Shinjuro me detiene y me abraza. Me envuelve con sus fuertes brazos y susurrando me dice "no te vayas". Eso era lo que necesitaba escuchar. Mi corazón palpitaba con fuerza. Nos separamos un poco y nos miramos a los ojos. 

No me quería ir- respondo. Shinjuro me mira y me sonríe, mientras me seca la cara.  De pronto, se acerca a mi, y me besa. Rodeo su cuello con mis brazos, y en puntilla, me fundo en el beso. Nuestras lenguas se encuentran, mi piel se eriza.

Reiko, no quiero que te vayas de mi vida...yo mañana mismo le escribo al patrón, para decirle que te necesito, te necesito en mi vida.

Señor...Rengoku- digo con los ojos llorosos. No me digas asi, dime tan solo Shinjuro. Reiko, te necesito cada uno de mis días-y con esas palabras me vuelve a besar. De pronto, me toma de la mano y  me lleva de vuelta a la casa. Senjuro ya se había ido a dormir. Shinjuro me lleva a su habitación. Yo casi no podía reaccionar, y solo me dejo llevar. Ahí, Shinjuro me vuelve a besar con pasión. Mis manos recorren su amplia espalda, mientras las de él, recorren mis curvas. Sin decir una palabra, nos comenzamos a desnudar....era como si hubiéramos estado esperando ese momento toda nuestra vida. Al verme con el torso desnudo, Shinjuro me observa. "Eres demasiado hermosa" y tras decir eso, me vuelve besar, para luego bajar por mi cuello, y llegar hasta mis pechos, que empieza devorar como si fueran el mejor de manjares. Yo cierro los ojos y me dejo llevar....esa noche sin duda, iba a ser la mejor en este último tiempo.

El Resurgimiento de un pilar: Shinjuro RengokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora