Como te deseo (+18)

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Me quedo unos segundos mirando su rostro, perdida en aquellos ojos, los cuales solo mostraban sinceridad.

-¡Claro que si acepto!- exclamó mientras unas lágrimas rodaban por mi mejilla. Shinjuro me sonríe y me acerca a su cuerpo para besarme. De pronto, alguien cruza la puerta.

-Padre....señorita Reiko- balbucea Senjuro, parado frente a nosotros. Yo me separo rápidamente de Senjuro, avergonzada, pero este, me toma por la cintura, y me abraza.

-Hijo, que bueno que llegaste. Reiko y yo nos acabamos de comprometer, así que en un tiempo más, formalmente seremos una familia-.

Senjuro abre los ojos de par en par, mira a Shinjuro, a mí, y luego a Shinjuro sin dar crédito a lo que escuchaba. Poco a poco, se comienza a dibujar una sonrisa en su rostro, y se lanza a nuestros brazos. Yo acaricio el cabello del chico, quien levanta el rostro, donde puedo ver sus ojos llorosos. En poco tiempo, Senjuro había creado un vínculo conmigo...la falta de figura materna y el desprecio que muchas veces le tuvo Shinjuro, hizo que encontrara en mí, alguien en quien confiar.

Como ya era tarde, fuimos a la cocina a preparar la cena, más bien, los Rengoku se hicieron cargo de eso, pues no me dejaron hacer nada. Senjuro tiene un talento indiscutible en la cocina. Disfrutamos esa cena como nunca.

Los adultos nos quedamos ordenando y Senjuro se fue a descansar.

-Shinjuro....aún no puedo procesar todo lo que está pasando en tan poco tiempo. Solo espero que estés seguro de la decisión que estas tomando, yo entenderé-le digo acercándome a su lado, mientras le paso unos platos para guardar.

-Reiko...en muy poco tiempo, hiciste de mi lo que yo en años no había podido conseguir...creíste en mí y me hiciste valorar la vida nuevamente,¿ como crees que me voy a atrever a perder eso?...y Senjuro...Senjuro ha vuelto sonreír gracias a ti. Eres una bendición en nuestra vida- dice Shinjuro, dejando el paño con el que estaba secando los platos de lado, para tomar mi cara entre sus manos y darme un beso. Yo puse mis brazos alrededor de su cuello, y el beso comenzó a subir en intensidad. Nuestras lenguas se encontraban, y nuestras manos recorrían el cuerpo del otro ansiosas de sentir piel, de pronto, Shinjuro me toma en sus brazos y me sienta sobre un mueble, posicionándose frente a mí, y con sus manos, casi en un tono desesperado, empieza a correr mi ropa, para dejar frente a él, mis pechos desnudos.

-Shinjuro...estamos...en la cocina....- balbuceo. Shinjuro solo esbozó una sonrisa, y siguió en lo suyo. Sus manos apretujaban mis senos, mientras me plantaba otro beso, luego, comenzó a lamer y succionar mis pechos, mordisqueando de vez en cuando mis pezones. Yo ya había caído rendida, y me entrelazaba en su cuerpo, mientras mis manos recorrían esa espalda que me volvía loca. Shinjuro disfrutaba de mi cuerpo, yo no podía evitar estremecerme con cada mordida y succión que recibían mis pechos. Me encantaba de sobremanera como lo hacía.

-Reiko, me vuelves loco....como nunca- me decía mientras se separaba momentáneamente de mis senos. Yo, como podía, comencé a tratar de bajar su yukata, para poder deleitarme con cuerpo. Sus brazos, sus músculos, eran mi deleite. De pronto, me baja y me hace voltear frente al mueble, y me toma de las caderas, llevándolas hacia atrás. Yo me afirmo para no perder el equilibrio, quedando en una posición totalmente entregada a él.

-Shinjuro...que haces- pregunto mientras mis manos se aferran al borde del mueble.

-Ay Reiko, no te hagas a inocente, si sabes perfectamente lo que haré- me responde con una leve risa, mientras me sube mi yukata y baja mi ropa interior. Sus manos, apretujaban mis glúteos, para luego ir a mi intimidad, la cual comienza a acariciar, para darle paso a sus dedos que comienzan a entrar. Un gemido se me escapa, mientras mis manos se aferran con más fuerza al mueblo.

-mmmm veo que ya estás lista- me dice acercándose a mi oído, sin sacar aún sus dedos dentro de mí. Yo no era capaz de articular palabra. Poco a poco, comenzó a bajar la intensidad de sus dedos, hasta que salieron de mi interior...quise tomar aire, pero una embestida con su miembro hizo que literalmente me quedara sin aliento.

-Shin....Shinjuro....que bien...se...siente-dije jadeando, mientras aquel hombre fuerte, se movía con intensidad. Seguimos unos minutos así, disfrutando de cada embestida.

-Shinjuro...vamos a la habitación- le digo, pues igual me sentía un poco nerviosa, la cocina era un tanto expuesta.

-Está bien cariño- me responde, sacando su miembro. Como pudimos, nos tapamos y fuimos corriendo a la habitación de Shinjuro, quien se dejó caer sobre el futón y tomándome por la cintura, me acomoda sobre él. Yo cierro los ojos, y nuevamente su miembro me penetra. Comienzo a moverme, mientras veo a Shinjuro sonreír, quien con sus manos, nuevamente desnuda mis pechos y los observa con deseo, mientras estos se mueven al vaivén. Subimos la intensidad de los movimientos, y yo me muerdo los labios para reprimir los gritos de placer. Shinjuro, cierra los ojos y apretuja las sábanas mientras mis manos se aferran su pecho. Una oleada de intenso placer nos invade y nos hace llegar al orgasmo, siento como Shinuro se desborda dentro de mí. Dejándome caer, me acomodo en su pecho, jadeante. Shinjuro acaricia mi cabello, y me besa la frente.

-Reiko...eso, estuvo impresionante- me dice mientras sigue con sus manos en mi cabello. - Necesito hacerte una pregunta...hay algo en la carta del patrón, que me inquietó.

-Dime- digo levantándome y mirando sus ojos.

- En la carta, el patrón decía que ambos teníamos un pasado doloroso...bueno, el mío ya lo sabes...me gustaría saber el tuyo-.

Me acomodo a su lado, y me acurruco en su brazo. Un dolor punzante, atravesó mi pecho. No quería volver a recordar aquello, pero Shinjuro merecía saberlo.

El Resurgimiento de un pilar: Shinjuro RengokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora