Conociendo el poder del pilar de la llama (+18)

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Mi mente aún no procesaba lo que estaba pasando. Tenía frente a mí, a este hombre, que siempre me cautivó. Con sus grandes manos, recorría mi cuerpo, que se retorcía con su tacto. Sus fuertes brazos me tomaban con firmeza, mientras su rostro permanecía hundido en mi pecho. Con una mano temblorosa, acaricié su cabello, su magnífico color rubio y anaranjado parecía aún más brillante.

Shinjuro parecía no tener intención de despegarse de mí. Su boca succionaba con fuerza uno de mis pechos, y su lengua jugueteaba con mi pezón. Su otra mano, amasaba el pecho libre, y mi pezón parecía recibir descargas eléctricas cada vez lo apretujaba. La escena que pasaba frente a mis ojos me encantaba y me excitaba de sobre manera.

"Dios, que mujer" pensaba Shinjuro. Jamás se había sentido de esa manera, ni siquiera con su fallecida esposa Ruka, pues si bien, la quiso mucho, fue un matrimonio arreglado, en cambio ahora, yo le despertaba un deseo increíble desde el primer encuentro.

Mientras Shinjuro continuaba saboreando mis pechos, yo cerraba los ojos y sin poder evitarlo, se me escapaban algunos gemidos.

-Reiko, me vuelves loco- me dice de pronto Shinjuro, con una mirada cargada de deseo, con sus manos aun jugueteando en mis senos.

-Shinjuro...tu...me tienes....ardiendo- fue lo único que pude balbucear.

Tomándome por la cintura, me apoya en contra de pared y me vuelve a besar. Mis manos recorren su torso desnudo. Sus músculos aún estaban tonificados. Era un deleite poder acariciarlos, sin duda, nada que envidiar a un joven. Shinjuro estaba muy vigoroso a sus 45 años.

Tomándome en sus brazos, me lleva y me deja en el futón, y termina de sacar mi uniforme que estaba hasta la cintura. Se queda mirando mi cuerpo desnudo por algunos segundos. Si bien, mi cuerpo no era perfecto, ni tan hermoso, aún mantenía su forma, y eso parecía deleitar a Shinjuro, quien se abalanzó sobre mí y comenzó besarme. Recorrió mi cuerpo con sus besos, hasta llegar a mi ombligo. Luego, con sus manos separó un poco mis piernas.

¿Puedo? - Me pregunta Shinjuro con las manos apoyadas en mis rodillas. Yo sin recuperar el aliento, solo atino a decir si con la cabeza. Flectando mis rodillas, separa mis piernas y comienza a acariciar mis muslos, acercándose poco a poco a mi entrepierna...sus manos acarician mis labios inferiores, provocando que una corriente eléctrica recorra cada fibra de mi ser. Luego los separa y comienza a acariciar mi interior. Yo con los ojos cerrados, me muerdo los labios.

Shinjuro sigue acariciando con suavidad...hasta que cambia sus manos por su boca. Comenzó besando suavemente, para luego reemplazar por lamidas y succiones a mi clítoris. Un grito de placer se queda atrapado en mi garganta, trato de mantener la compostura, sabiendo que en otra habitación dormía Senjuro.

Shinjuro demostraba que también era hábil en este tipo de "batallas", pues me estaba haciendo llegar al cielo. Cuando terminó su trabajo, se abalanzó a besarme nuevamente. Su boca estaba empapada en mi humedad, que se saboreaba.

-Reiko, eres deliciosa, estaría probando de ti toda la noche- me susurra al oído.

-Shinjuro....eres fantástico, te deseo....te deseo tanto-respondí mientras mis manos se aferraban a su espalda. Luego, me separé un poco, y con mis manos terminé de sacar el yukata de aquel hombre, dejando a la vista su enorme miembro.

-Señor Rengoku, trajo la katana a esta batalla- digo con una sonrisa pícara.

-Claro que sí, hay una demonio que debo atacar- me dice con el mismo tono pícaro, mientras acomoda su cadera a mi entrepiernas, y sin aviso, introduce su miembro. Mi cuerpo estaba ya listo para recibirlo, así que mi humedad, permitió que entrara sin dolor. Mi cuerpo se arqueo, y un gemido se escapó de mis labios. Shinjuro se movía con intensidad, y yo disfrutaba de aquello. Éramos como dos jóvenes desenfrenados. Tomando mi cadera llevaba el control de la situación, hasta el momento en que el orgasmo nos encontró al mismo tiempo. Mi interior, pronto se sintió lleno de su calidez. Lentamente, Shinjuro sacó su miembro y se dejo caer a mi lado aún jadeante.

-creo....que esto no estaba dentro de mis intervenciones con usted señor Rengoku,-digo riendo, acariciando su rostro humedecido por el sudor.

-Pero ha sido la mejor parte de su terapia- me responde dándome un beso. -Reiko, te quiero solo para mi- y tras decir eso, me abrazó y se quedó dormido. Sin soltar su abrazo, tomé una manta y nos tapé. Mi cerebro aún procesaba todo...Shinjuro era un hombre exquisito...desde hace tiempo que lo admiraba, pero ahora era dueño también de mi deseo, y con esos pensamientos, me refugié en la calidez de nuestros cuerpos desnudos y me dormí.

El Resurgimiento de un pilar: Shinjuro RengokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora