Al fin solos (+18)

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- Señorita Reiko- me dice de pronto. Ahora viene la parte más importante de esta ceremonia. Tras decir eso, una mano se va directamente a apretujar mi trasero-

-Ni te imaginas cuanto te desee estos días, ansiaba tu cuerpo. - Shinjuro se pone frente y me besa con pasión. Tastabillando, nos vamos al interior de la sala, esta vez no nos molestamos siquiera con llegar a la habitación.

-Shinjuro, acaso creías que yo no extrañaba estar así contigo- le respondo mientras mis manos comienzan a sacar el kimono de mi amado.

Shinjuro comienza a hacer lo mismo conmigo, pero sus ansias no le permitían poder sacar la ropa como correspondía, así que sin piedad comenzó a romper la tela, para meter sus manos, y comenzar a tocar mi piel desnuda. Un par de minutos después, mi ropa estaba hecha jirones, tirada en el piso. Shinjuro tocaba cada centímetro de mi piel, como si fuera la primera vez que lo hiciera.

-Mujer, no se que haces, pero tienes algo que me hace volver loco- me dijo, mientras enlaza sus dedos en mi pelo, me besa y una de sus manos se clava en mi trasero. Yo le devuelvo el beso, pero safo un poco de sus brazos, para, tras una mirada pícara, agacharme para quedar a la altura de su cintura. Al verme en esa posición, Shinjuro suelta un suspiro, y rápidamente me ayuda a terminar de sacarse la ropa, para así dejar frente a mi su miembro erecto. Comienzo tomándolo entre mis manos, para luego ir lamiendo hasta introducirlo en mi boca. Al sentir el contacto de su piel con el interior de mi boca, Shinjuro gime, y rápidamente toma mi cabeza la empieza a mover a su ritmo. Su miembro es tan grande, que me deja prácticamente sin aliento, pero yo me concentro en mi tarea, y succiono, disfrutando como mi hombre siente el placer que eso el da.

Sigo succionando, mientras shinjuro mueve su cadera, las piernas le empiezan a temblar, así que saca su miembro de mi boca.

-Cariño, lo haces demasiado bien, hubiera querido terminar ahí mismo, pero aun nos queda mucho por hacer- y con esa palabras me ayuda a ponerme de pie. Yo entrelazo mis brazos en su cuello y lo beso. Shinjuro comienza a recorrer mi cuerpo nuevamente, deteniéndose en mis senos, pellizcando mis pezones, los cual me hace estremecer.

-Reiko, se que te encanta que juguetee con tus pechos, así que ahora, serán solo míos- y diciendo eso, comienza a succionar uno, con mucha fuerza, para ir alternando con el otro. Yo cierro los ojos, y esta vez, como al fin estamos solos, puedo dejar salir mis gritos y mis gemidos, lo cual parece excitar aún más a Shinjuro.

Luego de disfrutar mis senos, me toma y me deja en el suelo, sobre los trozos de tela que quedaron de mi kimono, y abriendo mis piernas, comienza a pasar suavemente sus dedos por mi zona, agachándose para comenzar a besar mis muslos, hasta llegar a mi entrepierna, que empieza a lamer sin piedad. Cada lamida, sumado después a sus dedos, me hacían estremecer, y mi cuerpo se arqueaba en cada contacto.

-Mi pequeña, estás más que lista para mi- dice, tomando mis piernas para llevarme a la altura de sus caderas, y comenzar a sacar todo su deseo. Con cada movimiento, mi cuerpo sentía una oleada de placer. De mi boca solo podían salir jadeos, mientras me dejaba llevar por el hombre que me tenía en sus manos.

Esta vez, en plena libertad, pudimos disfrutar sin tapujos, y darles rienda suelta a nuestras emociones. Shinjuro, nuevamente me demostró su vitalidad, haciéndome llegar al mejor orgasmo de mi vida. Mi cuerpo se rindió a ese hombre.

Cuando terminamos, nos dejamos caer jadeantes...luego de un momento, nos levantamos y así desnudos, nos fuimos a dormir, sintiendo la calidad que produce el contacto piel con piel.

El Resurgimiento de un pilar: Shinjuro RengokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora