Nos quedamos en silencio unos momentos, una vez que estuvimos solos. Con mi mano acariciaba mi vientre mientras una sonrisa se dibuja en mi rostro. Jamás pensé que llegaría a sentirme tan feliz alguna vez en la vida.
-Cariño. No sabes lo feliz que me siento- le digo a Shinjuro-. Estoy tan orgullosa de ser la señora Rengoku...al fin soy parte de una familia. Yo no había querido utilizar ningún apellido, desde que mi familia me vendió, que ya no quise tener nada que me atara a ellos, y después, que tuve que huir de las manos de aquel hombre, jamás quise seguir utilizando su apellido, por eso, solo era Reiko-. Dije tras un suspiro.
-Pero desde ahora, eres Reiko Rengoku, la señora de esta casa...mi amada esposa- me dijo Shinjuro, poniéndose frente mío tomando mi cara con sus manos. Veo su rostro, y sus ojos solo reflejaban amor. Lo rodeo con mis brazos y lo beso, un beso tierno que rápidamente aumentó en intensidad.
-Esposo mío, creo que es hora de que podamos consumar nuestro matrimonio- le digo con una risa.
-Cariño, creo que hemos practicado bastante para este momento- me responde Shinjuro riendo. Yo me acerco más y comienzo a acariciar su espalda, para luego tratar de ir soltando su ropa.
- ¿Estás segura?¿y el bebé?- me dice.
-Shin...el bebé está bien...por favor, con cuidado, nada malo va a pasar...no sabes como me tienes...ya no aguanto las ganas de estar contigo- le digo soltándolo, aún mirando su rostro que está con una mezcla de deseo y preocupación.
Doy un paso atrás, y comienzo a desatar mi kimono, para dejarlo caer al suelo, junto a mi ropa interior, quedando completamente desnuda frente a mi esposo.
- ¿Aun tienes dudas?- le pregunto.
Shinjuro me recorre de pies a cabeza con la vista, y se abalanza sobre mi a besarme, mientras sus manos recorren mi piel. Yo cierro los ojos y disfruto de sus caricias y besos que tanto anhele. Mis manos comienzan a sacar la ropa de Shinjuro. Su cuerpo me volvía loca. Comienzo a besar su cuello, su pecho, y poco a poco voy haciendo que se deje caer sobre la alfombra del piso. Con cuidado, comienzo a besar su pecho, a recorrer cada músculo, mientras una de mis manos se va a su miembro, el cual comienzo a acariciar, mientras noto como cada vez está más erecto. Sigo bajando en mis besos, hasta que llegó a su miembro que empiezo a besar para luego introducirlo en mi boca. Siento como Shinjuro se estremece y un quejido sale de sus labios. Comienzo suavemente, hasta que subo la intensidad de mis movimientos. Me encanta escuchar como este hombre, que ahora es mi esposo, disfruta de lo que le hago. Luego de un rato, vuelvo a besarlo. Shinjuro me toma por la cintura, y ahora a mi me deja en el piso.
-Reiko, quiero hacer algo...si no te gusta, me puedes decir- me dice afirmando mis manos sobre mi cabeza y su rostro pegado al mío.
- ¿Qué cosa?- le preguntó.
-Quiero dejar marcado cada centímetro de tu piel, quiero que esta noche, tu cuerpo grite que es mío, quiero recorrerlo y dejar marcas para que no olvides que eres la señora Rengoku- me dice. Yo solo puedo decir si con la cabeza.
Shinjuro me planta un beso apasionado, y sin soltar mis manos, comienza a besar mi cuello, con mucha intensidad, dejando algunas marcas rojizas en mi piel. Lugo sigue bajando, por mi pecho, recorriendo con su boca cada centímetro. Al llegar a mis senos, siento un escalofrío, pues por el embarazo, están mucho más sensibles.
-Las marcas que dejaré aquí, son para que sepas, que disfruto tu cuerpo- me dice comenzando a besarlos, alternando con pequeñas mordidas y chupadas. Recorre todos mis pechos, dejando para lo ultimo mis pezones, que succiona con fuerza, dejando al final una mordida, que fue un tanto dolorosa, pero soportable. De mi boca, solo podían salir jadeos, al sentir como, literalmente, estaba comiendo mis pechos.
Luego siguió bajando, besando y mordiendo mi piel, hasta llegar a los muslos, que los separó. Comenzó besando una pierna y luego la otra, hasta dedicarse de lleno a la entrepierna. Su lengua comenzó a recorrer lentamente, hasta que, separando mis labios, se abrió paso a mi interior. Yo no pude evitar soltar un grito, que hizo reír a Shinjuro, quien, sin levantar la vista, siguió haciéndome sentir en las nubes. Luego, también me dio algunas suaves mordidas, porque como dijo, "cada parte de mi cuerpo debe saber que soy suya". Siguió por un rato así, levantando la vista de vez en cuando para ver mi rostro disfrutar por lo que estaba haciendo.
-Reiko Rengoku, mi amada y deseada esposa, tu cuerpo es todo mío- me dice acercándose a mi cara, y besándome. Yo lo rodeo, y le respondo el beso con pasión entrelazando mis piernas, para acercarlo más a mi
-Cariño, recuerda que debemos tener algo de cuidado. Yo ahora quisiera tomarte y no soltarte más, pero es tanto mi deseo, que puedo no medir mi fuerza, así que prefiero que esta vez, tu estés sobre mi y vayas controlando la situación-.
Me sorprendió, como en este momento aún pensaba en mi bienestar y el del bebé. Yo feliz hubiera dejado que descargara todo su deseo, pues yo estaba igual, pero tenía razón, por ahora había que ser más cuidadosos, así que me acomodé sobre él. Suavemente, dejo que su miembro entre en mí, cerrando los ojos y mordiendo mis labios por lo bien que se sentía. Shinjuro, me toma por las caderas y me ayuda a acomodarme. Comienzo a moverme, mientras entierro las manos en su pecho. Trato de mantener un ritmo moderado, que igual se sienta bien. Shinjuro toma mis pechos y los aprieta, mientras algunos gemidos se escapan de sus labios. Subo un poco más la intensidad, dando algunos apretones con mi interior, que hacen que Shinjuro se aferre más a mis caderas y me ayude a llenarme completamente. Mi hombre me hacía llegar al cielo, el sentir como llenaba cada espacio de mi interior, hacía que cada fibra de mi ser explotara de placer. Seguí cabalgando, hasta que llegué a un orgasmo increíble, que al fin saciaba ese deseo que estaba hace tiempo en mí. Como aún Shinjuro no terminaba yo sigo moviéndome y disfrutando, hasta que al fin, Shinjuro consigue llegar al clímax, llenando mi interior de su calidez. Poco a poco dejamos de movernos, y con cuidado, me ayuda a acomodarme a su lado.
-Increíble como siempre- me dice, besando mis labios. Yo me acurruco a su lado, acariciando su cabello humedecido por el sudor. De pronto, bajo la vista a mis pechos, y ahí le tomo el peso a las marcas que habían quedado, las cuales claramente no se iban a ir tan fácilmente.
-Cariño...las marcas-le dijo a Shinjuro.
-Amor, perdón, me dejé llevar, pero no sabes cómo anhelaba tu cuerpo. No se va a volver a repetir- me dice con tono culpable.
-No, no te disculpes, si para mi no es problema...es que me acabo de acordar, que mañana el doctor me viene a chequear-.
Shinjuro abre los ojos sorprendidos.
-Bueno, supongo que no será la primera vez que vea algo así- responde con una risa un tanto nerviosa. Yo me sonrió y lo beso.
-Hace frío, vamos a la cama mejor, esta noche dormiré más feliz que nunca, porque lo haré al lado de mi esposo, en mi hogar...en mi familia- le dijo acariciándolo. Shinjuro me mira con ternura, luego me ayuda a pararme, y le da un beso a mi barriga.
-Gracias por hacerme tan feliz, hay momentos, que no me creo merecedor de tanta felicidad- dice aun besando mi vientre-. Pero por ti, por el bebé, por Senjuro, seré aquel hombre que siempre hubiera debido ser-. Agrega, mientras me envuelve en mi ropa, y nos vamos a nuestra habitación.
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El Resurgimiento de un pilar: Shinjuro Rengoku
FanficLuego de la muerte de Muzan, una ex cazadora debe ayudar al ex pilar de la flama a mejorar su vida y su relación con su hijo, sin embargo, esta relación pasa a ser algo más que una relación laboral. El ex pilar de la llama aún mantenía la vitalidad...