Perdón

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Al otro día, a pesar de haber terminado muy agotados la noche anterior, nos levantamos temprano, y decidimos ir al cementerio. Shinjuro no había ido ni siquiera despedirse de Kyojuro en su funeral, así que lo convencí de que fuéramos, pues era un paso importante para que pudiera de alguna manera, ir sanando ese dolor que aún guardaba en su corazón.

Nuestro viaje fue silencioso. Para mi también iba a ser fuerte, Kyojuro había sido demasiado importante, pero al menos con me sentía en paz con él. A medida que nos acercábamos, nos tomamos del brazo y sin decir palabra nos arrodillamos frente a su tumba. Esta estaba decorada y cubierta de flores, en agradecimiento de todos a quienes había salvado esa fatídica noche del tren infinito. Mis mejillas comenzaron a humedecerse por mis lágrimas, mientras en mi mente, aparecía la imagen de un joven Kyojuro Rengoku, con una hermosa sonrisa y una energía contagiosa, que muchas veces caminó al lado mío, de pronto siento un sollozo y veo que Shinjuro apoya las manos en el piso y se deja caer llorando.

-Hijo...mi Kyojuro....perdóname....por favor....- dijo llorando a gritos-. Fui un monstruo, lo sé, sé que no merezco ser tu padre, pero quiero que sepas...que siempre te he amado...y te amaré...- las lágrimas corrían como manantiales por sus ojos. Yo me limité a abrazarlo y a apoyarlo en mi cuerpo. Necesitaba llorar y sacar todo ese sentimiento.

- Hijo...mi niño....mi orgullo....perdóname, no quería que esto pasará, pero si tal vez te hubiera entrenado mejor...hubieras logrado todo tu potencial....yo soy el culpable de tu muerte- exclamaba tapando su rostro con sus manos. Me dolía verlo así, pero en ese momento ni siquiera me salían las palabras y lloraba en silencio a su lado. Poco a poco se fue calmando. Se aferró a mí como a un niño, y comenzó a contarme de la vida de Kyojuro cuando era pequeño. En cada una de sus palabras se notaba el amor que le tenía, y también la culpa por no haber sido capaz de ser un buen padre...era un hombre roto, que se estaba armando lentamente, pedazo por pedazo.

Nos quedamos un par de horas frente a la tumba de Kyojuro, abrazados y en silencio. Yo estoy segura, que en algún momento, unas manos se apoyaron en nuestros hombros y nos abrazaron con calidez. No le quise decir nada a Shinjuro, pero estoy segura de que era Kyojuro, quien redimía a su padre.

Antes de irnos, prometimos venir seguido a dejarle ofrendas. Yo, en silencio, le agradecí por todo, y le prometí que iba a cuidar de su familia. Una brisa acaricio mi rostro cuando pensé eso, estoy segura de que era una abrazo de mi querido Kyojuro.

Con los ojos enrojecidos, Shinjuro se paró, y me tomó de la mano.

-Gracias cariño...gracias....solo jamás me hubiera atrevido a venir, y no sabes cuanto lo necesitaba- me dijo con voz temblorosa.

- Shinjuro, nunca más estarás solo...estoy segura que Kyojuro está orgulloso viendo como estas volviendo ser el hombre que eras antes-digo, apoyando mi cabeza en su brazo.

Caminamos por los pasillos del cementerio. Se respiraba una paz absoluta.

-Reiko... ¿te molestaría si fuéramos a la tumba de Ruka?- me pregunta algo nervioso.

-Al contrario, vamos...ella también necesita ver al nuevo Shinjuro- le digo apretando su mano.

A los pocos metros llegamos frente a su tumba...se veía abandonada y un tanto desgastada con el paso del tiempo. No tenía flores, ni nada.

-Ruka...cuanto lo siento- dijo Shinjuro arrodillándose frente a la lápida-. Perdón por no cumplir mi promesa y cuidar a nuestros hijos, perdón por no cuidar a Kyojuro- dijo cabizabajo. Yo me agaché y pasé mi brazo por su hombro.

-Señora Ruka, espero que sea feliz con Kyojuro allá donde esté. Gracias por tener un hijo tan maravilloso. Cuídelo, y yo le prometo que cuidare con mi vida a su otro hijo, Senjuro...y me aseguraré de que Shinjuro vuelva a ser el gran hombre que es- dije mirando la lápida.

Shinjuro se voltea y me mira con dulzura. Su ojos rojizos e hinchados por tanto llorar, de pronto se volvieron calmos.

En silencio, nos paramos y nos dispusimos a regresar.

Shinjuro iba con la vista clavada en el piso, pero sin duda iba con un peso menos...otro pedazo de aquel hombre roto, volvía a su lugar. Poco a poco, el pilar de llama iba volviendo a ser quien era.

El Resurgimiento de un pilar: Shinjuro RengokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora