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Pasaron días, semanas, y de broma en broma ya tenía tres meses, próximo a los cuatro, y todo sería perfecto, un embarazo muy saludable y normal, bueno, el pobre de Toshinori no soportaba mucho este mes que digamos.

- Amigo, ¿Pero que te paso?- pregunto preocupado Hizashi al otro rubio.

Mientras tanto el pobre hombre apenas y se podía mantener en pie, lo habían dejado más chupado que mango al pobre, este mes era el más curiosito.

- ¿Que le estás preguntando? Hizashi- pregunto desde la espalda del más alto el Omega de este, disimulando sus celos.

- Parece que le chuparon la vida- dijo de repente Midnight.

- No solo eso...- susurró Yagi, soltando un poco de sus feromonas para calmar a su omega.

No le molestaba compartir intimidad con su pareja, era normal, se aseguraba también de tener cuidado gracias a su embarazo y ser suave en el acto, todo bien, si no fuera que cada que nadie veía el azabache parece que entraba en celo.

Lo peor es que no era normal, era así de la nada y se quedaba con cara de que pedo, porque de lo que nunca, se ponía meloso y cariñoso (osea tenía sus mañas).

Y no se quejaba, si no fuera por lo constante que se había vuelto, apenas y podía dormir, se preguntaba de dónde sacaba tanta energía su omega.

Decían que cuando los omegas estaban embarazados no se ponían hormonales. Lo timaron al pobre.

- Leí que los omegas se ponen especiales en esta etapa- mencionó la heroína para adultos.

- Nemuri tampoco me hace mal estar informado- dijo un poco molesto el rubio, quería respuestas no más preguntas.

- No le metan estupideces en la cabeza a mi alfa, vámonos- seguido de eso el menor se fue llevando de la mano a su marido, como si no pesara nada.

El rubio solo miraba a sus amigos con una expresión de ayuda, y los desgraciados solo se reían.

- Shōta nunca le decía así a Yagi- murmuró la pelinegra una vez estuvieron solo ellos dos solos.

- Cosas de omega, supongo- dijo el beta, el no sabia sobre alfas y omegas.

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El cambio no solo era notado por los amigos y cónyuge del omega, también de sus estudiantes.

- ¡Midoriya así no!- gritaba por sexta vez el profesor, anulando el quirk del menor.

- Pero tengo que romper la roca- sus pobres nudillos ya se habían puesto rojos de tanto que golpeaba la piedra sin su don, pues era anulado por el mayor.

- Quieres sobrepasarte- dijo el omega.

Se había puesto más... ¿Sobreprotector?

En la mente del omega, se imaginaba a su estudiante rompiendose el brazo por no medir con que fuerza golpeaba, por lo que prefería mil veces que los nudillos se lastimen un poco y luego curarlo con un par de besos de Recovery Girl que tarde como tres semanas en recuperarse.

Y no solo era con el pecoso.

Ashido casi se va de bruces por como su quirk era anulado mientras se deslizaba con su ácido, según el mayor iba demasiado rápido. La había atrapado en sus cintas para evitar su caída y le dijo que tuviera más cuidado.

Uraraka era atrapada en una red que hacía el profesor con sus cintas cada vez que se encontraba levitando y sentía como caía por el como su don se anulaba.

Tsuyu casi que tenía prohibido entrar al agua, según el mayor se podía ahogar.

A Yaoyorozu le decía que no fabrique cosas tan grandes, que eso la debilitaría más pronto.

Y así con todos sus estudiantes.

El Omega demostraba muy raro el como quería cuidar a sus cachorros postizos y el como era más cariñoso con su marido, era un mes demasiado raro.

- ¡Bakugou!- grito el azabache desde abajo, sentía que estaba demasiado alto, ¿Y si se caía y se rompía algún hueso?- ¡Baja un poco!- no lo demostraba, pero estaba muy nervioso, sentía que cualquiera de sus estudiantes podían quebrar su cuerpecito, sus pobres cachorros.

- ¡No me va a pasar nada vie- y se chocó contra una viga que no vió a tiempo por querer responderle a su profesor.

- ¡Bebé!- casi y se desmaya el pobre hombre, de no ser que actuó rápido y con sus cintas atrapó en el aire al beta, jalando lo hacía el, hasta sus brazos.

Y cuando sintió a su omega interior más calmado por tener a uno de su manada fuera de peligro, recapacitó lo que dijo. ¿Lo había llamado como un bebé? Dios hasta el debía admitir que algo raro le pasaba.

- ¡¿Kacchan estás bien?!- preguntó asustado el peliverde, acercándose a su profesor y amigo.

Después de eso todos se quedaron en silencio, escucharon perfectamente el apodo que le puso el omega al chico explosivo, y querían creer que era las hormonas del embarazo.

Estaban bien sintiendo que el omega era más maternal con ellos gracias al embarazo, pero tal vez estaba alterando un poco las cosas creyendo que si eran sus cachorros.

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— Toshinori, ¿Crees que exagero con los niños?— ni mocosos les había dicho está vez.

El otro solo quería lanzarle una mirada de “¿Es enserio?” pero solo le salió un quejido ahogado.

— Hmmg.

Digamos que hablar mientras el omega tenía su cabeza enterrada entre sus piernas no era muy posible. Otra vez le había hablado bonito al inicio para después usarlo como su juguete personal.

Lo peor, es que no le molestaba.

Por ahora no quería hablar sobre los estudiantes, cosa la cual se ha hecho ya común en su esposo, solo quería complacerlo para que lo suelte antes de ahogarse por la presión que ejercía sus muslos en su cabeza, aunque tampoco es algo lo cual evitaría, moriría ahí felizmente.

— Toshinori...— susurró el menor sintiendo como la lengua de su marido se adentraba en su interior, ¿Por qué era tan larga?

El rubio solo se dedicaba a satisfacer a su esposo, metiendo y sacando su lengua dentro de este simulando embestidas.

— Ah...— el azabache gemía y jadeaba gracias al tacto de su esposo, ya hasta se había olvidado lo que lo tenía preocupado.— Alfa...— apretó los cabellos de su esposo una vez sintió como se corría con solo la extremidad bucal del mayor, se sentía mucho más sensible gracias al embarazo, lo que agradecía internamente al tener múltiples orgasmos en la intimidad.

Sus piernas terminaron temblando, soltando débilmente la cabeza que tenían en medio, dándole un respiro al mayor, que apenas se separó unos segundos para después volver a estimularlo, metiendo sus dedos en el interior de su omega sacándole un gemido sonoro.

Otra vez el rubio volvería con pocas energías el día de mañana, pero no importa, todo con mantener feliz a su omega.

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Osea está caquita lo último pero bue, se hizo lo mejor que pudo.

Pastel de magnolia se despide.

¡Bebé a bordo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora