¡Bebé a bordo!

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7 de noviembre, 4:50 a.m.

Todos estaban alterados, se movían de un lado para otro, preocupados y ansiosos.

El omega estaba en labor de parto.

Lo "bueno" es que se le había roto la fuente justo en el hospital, ya que habían ido a una ultima cita médica.

Los estudiantes, ahora clase 2-A, esperaban ansiosos afuera de emergencias, no los dejaban entrar por nada del mundo, y algunos padres de los jóvenes los acompañaban por que también habían logrado formar un lazo de amistad con el profesor de sus niños.

Ya habían pasado horas y aún así nadie salía, solo escuchaban los gritos del omega adentro.

— Señor le pido que puje con más fuerza— exigió una doctora.

— ¡¿QUE CARAJOS CREE QUE HAGO?!— mientras gritaba aplastaba la mano de su alfa, que lo estaba ayudando a sobrellevar el dolor.

— Aizawa pero no grites, mejor centra esas fuerzas en pujar— dijo Chiyo que los había acompañado pues también era responsable de la salud del omega en cinta.

— Vieja hijuepu ¡AHH!— ni siquiera pudo terminar de insultarle cuando sintió otra vez más dolor en su parte baja.

Así fue por horas, hasta que, el 8 de noviembre, a las 10 de la mañana, finalmente nació el cachorro tan esperado.

El omega estaba exhausto, pero cuando sintió que su bebé por fin había salido fue que pudo soltar la mano de su alfa y estar en paz.

— ¡Felicidades! Es una hermosa niña— habló la doctora a cargo del parto mientras le daba la bebé a sus respectivos padres.

Toshinori (que de seguro tenía quebrada la mano por como la había aplastado su esposo) sonrió en grande cuando la vio, y aún con el dolor la agarro como si se fuera a romper, tenía miedo, pero no por eso dejaría que sus inseguridades lo dominarán y no cargar al ser más bello (que a pesar de estar cubierta de sangre y con los ojos cerrados) haya visto en toda su vida.

—Mi amor, lo lograste— hablo con la voz quebrada, con una sonrisa débil en sus labios.— Feliz cumpleaños— y depósito un beso en su frente.

El omega solo podía ver embobado a su cachorro, su niña, su bebé, nació justo el día de su cumpleaños, que mejor regalo que ese. El haber dado vida a el amor de su vida.

— No Toshi, lo logramos— hablo endulzado mirando con amor a su bebé, observando los cabellos dorados que poseía, al igual que su alfa.

Ese momento de su vida, es el más feliz que pudo haber tenido, que lo guardará eternamente en su corazón.

Ahora eran una familia completa, con una hermosa cachorra en ella.

Su vida se resumía en felicidad.