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Exactamente pasaron dos semanas después del descubrimiento de la nueva vida que se estaba formando en el interior de Aizawa.

Dos malditas semanas sintiéndose acosado por todos los profesores y estudiantes.

Porque si, por obra y magia del espíritu santo toda la UA se había enterado del acontecimiento, solo faltaba que se enteraran los medios. Estaba seguro que nadie de su clase ni sus amigos, mucho menos su alfa, habían dicho algo, pero esa viejita con cara de buena gente podía ser bien boquisuelta si no se media.

Y ahora mismo sentir como un montón de sus estudiantes lo seguían a todos lados gracias a su aroma, no le caía en gracia.

— ¡Larguense! — les grito ya harto dándoles a todos una mirada de: “les hare su vida un infierno si no se van”, así, bien casual.

Pero parecía que fuera la madre de esos mocosos porque por más que amenazara, enredará y colgará con ayuda de su arma, lo seguían a todos lados, y quiere suponer que es por su aroma, ya que en su gran mayoría son omegas y alfas.

Tampoco es ignorante, los omegas cuando uno de su manada está en cinta normalmente suelen protegerlo, era un instinto, en los alfas era porque el aroma a leche materna era cautivador.

Quería entender que era por el instinto, por lo de las castas, etcétera, etcétera, etcétera. Pero enserio, extraña ir siquiera al baño sin sentir que es la reina de Inglaterra.

Los únicos momentos que se siente en paz es cuando están en clases, era un alivio ver cómo otro profesor se los llevaba y quedaba por momentos libres.

Pero esos guambras del diablo sabían cómo ingeniarselas. Es obvio, era él su profesor.

— Estoy hasta el cuello, no puedo ni ir al baño en paz.

Se quejaba el omega mientras conversaba con su esposo por teléfono, al parecer a las agencias les pareció una gran idea llevárselo a Tokio para una reunión. Lo sobre explotarían de trabajo antes de que se dedique a cuidarlo los últimos meses, que faltaban mucho para que lleguen.

Cariño, solo demuestran lo mucho que quieren cuidar de ti.

Defendió el rubio, el sabía lo cercanos que eran los niños con su esposo, le habían agarrado un cariño infinito.

Me gustaría que cuiden de mi de lejos y sin distraerme.

No seas así corazón, son unos niños muy buenos, serán unas grandes personas.

Los estás escusando.

No...

Toshinori.

... ¿Funciona?

No, pero fue lindo que lo hayas intentando.

Pff- Me encantas.

Maldito alfa tonto, lo hacía sonrojar con solo simples palabras.

— En fin, ¿Cuando regresas?

Por como va la situación en unos dos días regreso, ¿Ya me extrañas?

Admito que se siente raro no tenerte apestando la casa con tu aroma.

Es para que no me extrañes en este tipo de situaciones.— bromeó el rubio, riendo al otro lado de la línea.

— En fin, tengo que colgar, ya va a terminar el descanso y tengo que ir a verlos de nuevo.

Diles que los extraño y que les llevaré algún recuerdo.

Es tu culpa, los tienes consentidos.

Solo dilo, nos vemos corazón.

Después de eso sonó como el teléfono fue asentado, dando por terminada la llamada.

Dió un largo suspiro, le tocaba con sus dirigidos, y sentir como estaba entrando a la cueva del lobo no era gracioso.

Pero en algo tenía razón su esposo, serían buenas personas y esperaba, grandes héroes.

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Me arrepentí, desde el siguiente los haré más largos, no soporte ni devore, JAJAJAJAJAJ.

Pastel de magnolia se despide.



¡Bebé a bordo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora