XLV.

193 27 5
                                    

- Bueno -dije acomodándome en el sillón- no sé si Sus le ha contado algo -hice una pausa y el papá de Sus solo me veía- tuvimos una situación donde mal intérprete el momento, ella tomó la decisión de terminar, lo cual respeto -aclaré- pero nada me gustaría más que regresar con ella y darle a nuestros hijo la vida que se merece -explique.

- Claramente apoyo a mi hija, pero si me gustaría que arreglen su situación, sea cual sea a la que lleguen -comentó.

- Creame que estar con ella es lo que más quisiera en esta vida -informe y sonrió.

- Aunque me duela admitir ella te quiere -sonrió.

- Y yo a ella -sonreí- y a nuestro hijo -confesé.

- ¡Llegué! -grito una animada Sus desde la puerta- me regalaron mangos -informo con emoción.

- ¿Quién te los regalo? -pregunto su papá.

- Adrián -informo- le dije que tenía antojo y fuimos a comprar -explico sonriendo, su vista se topo con la mía- hola -sonrío- ¿quieren mango? -preguntó mientras levantaba la bolsa que llevaba con ella.

- Si, por favor -sonreí.

- Yo, los dejo -dijo su papá dirigiendose hacia las escaleras.

- ¿Tenias mucho esperando? -quiso saber.

- No tanto, llegaste a tiempo antes de que tu papá preparara el interrogatorio -dije dramatizando.

- Exagerado -recriminó- le agradas a mi familia -informo mientras caminabamos hacia la cocina, Sus comenzó a preparar un par de mangos.

- ¿Qué hay de ti? -pregunté y parpadeo rápidamente- ¿Aún sientes algo por mi? -pregunte acercándome un poco a ella.

- Creo que nunca podría dejar de quererte -confesó y una sonrisa se apoderó de mi rostro.

- Ni yo dejaré de amarte -dije tomando su mano- quisiera hablar contigo de nosotros, de nuestro futuro.

- ¿Ahora? -cuestionó.

- Cuándo tú te sientas lista -informe y sonrió- quiero hacer las cosas bien.

- Cuando termine de comer mi mango podemos ir a tu departamento y hablar -comentó y asentí.

Jamás en mi vida había deseado terminar un simple mango, no sabia si alegrarme o no cuando Sus comentó que podíamos ir a mi departamento, abordamos el automóvil, una vez que me puse en marcha Sus simplemente veía por la ventana, podía sentir que pensaba igual o más que yo lo que una conversación iba a deparar nuestro destino.

La entrada del departamento nos dio la bienvenida y mi estómago se revolvió al grado de sentir náuseas, me estacione en el lugar asignado, baje y ayude a Sus a descender del automóvil.

- ¿Quieres algo de comer? -cuestione cuando comenzamos a caminar.

- No, gracias. He comido demasiado estos días -comentó- parace que mi familia me quiere engordar -explico girando los ojos en señal de enfado.

- Quieren que estés bien, ahora debes comer por dos -comenté con una sonrisa.

- Lo sé -suspiró- quiero cuidar mucho a mi bebé.

- Nuestro -aclaré- bueno, sino quieres nada de comer podemos subir, ¿si? -comenté y asintió.

Nos dirigimos al elevador, oprimi el botón y en segundos las puertas de abrieron, tome la mano de Sus y entramos al elevador, oprimi el botón del piso, haciendo que aquel cuadro de metal comenzara a subir.

Sentí la mano de Sus apretar la mía, mi vista se dirigió a sus ojos, me sonrió y decidí abrazarla, pues sabia su miedo a los elevadores. Recargo su cabeza en mi pecho y juré que escucho como los latidos de mi corazón se hacían más rápidos.
Cuando las puesta se abrieron se separó de mi, ambos salimos y caminamos hasta la puerta de mi departamento, abrí para que ambos pudiéramos entrar.

- ¡Coco! -gritó al verlo correr hacia ella- te extrañé demasiado -dijo abrazandolo- ¿Cómo haz estado? ¿Cómo te haz portado? -pregunto como si pudiera recibir una respuesta.

- Él también te ha extrañado -informe acariciando a Coco- los dos queremos que vuelvas a casa.

- Ya veremos -comentó sin quitar la vista de Coco.

- ¿Quieres algo de tomar? -pregunté.

- Agua está bien -sonrió- bueno, creo que deberíamos comenzar a hablar -comentó- ¿Quieres iniciar tú? -pregunto y asentí.

- Puedo iniciar o mejor dicho continuar diciéndote de mil maneras que cometí un error, un gran error que me llevo a estar aquí -suspire- estar aquí frente a ti tratando de solucionar algo que ni siquiera tuvo que suceder -los ojos de Sus me veían fijamente- no es por evitar decir todo lo que pienso y siento, pero quiero resumir todo a un: Te amo -sonreí y tome sus manos- te amo como jamás llegue a hacerlo y agradezco que el Universo haya conspirando para que te pusiera en mi vida -sonreí- simplemente te amo y amo a nuestro hijo -confesé.


Guadalajara, Jalisco.

Sus Jarero

El tráfico en Guadalajara cada día era peor, pero justo hoy que tenia el tiempo limitado para llegar a mi destino parecia que había más automóviles en las calles, lo que ocasionaba que las filas se hicieran eternas.

A pesar de que hacía frio en la ciudad me sentía acalorada en el automóvil. Guíe mi vista a mi papá, quien también estaba en aquel automóvil, pero él parecía estar bastante tranquilo.

- Me estoy ahogando de calor -informe tratando de hacer un poco de aire.

- Son tus nervios -dijo mi papá en todo de burla.

- ¿Por qué hay tanto tráfico? -pregunté- siento que no vamos a llegar a tiempo -me queje.

- Tranquila -pidió dando un apretón en mi mano- vamos a llegar a tiempo -dijo dándome una sonrisa que me tranquilizó.

Seguimos avanzando unas cuantas cuadras en aquel tráfico, aquella construcción de estilo neogótico se cruzo en mi vista, frente a mi tenia el famoso Templo Expiatorio de Guadalajara. El automóvil se detuvo justo a un costado de la plaza que estaba frente a aquel templo.

- Es hora -informó mi papá antes de bajar del automóvil.

Vi como mi papá dio vuelta hasta que estuvo frente a mi puerta y la abrió, me extendió su mano para poder bajar. Acomode un poco el gran vestido blanco que llevaba, tome la mano de mi papá para poder salir, mientras con mi otra mano tomaba el ramo de orquídeas blancas.

Ninguno de los dos dijo nada, y simplemente comenzamos a caminar hacia las grandes puertas del templo, fue ahí donde caí en cuenta que estaba a punto de casarme con el amor para mi vida.

En la entrada principal observe a Alan quien me daba la espalda, esto gracias a que su mamá le impedía verme. Examine a cada uno de los presentes, ahí se encontraban nuestras familia cercanas y amigos, todos esperándonos.

La marcha nupcial se escuchó resonar en el recinto y sabia que no había marcha atrás, era hora. Tome el brazo de mi papá y comenzamos a caminar.

El pasillo hacia el altar estaba siendo eterno, las miradas de todas las persona que nos acompañaban las sentía posadas en mi. Al fondo ya me esperaba Alan con una gran sonrisa, la cual me hizo sonreir y sentir un gran nudo en el estómago, creo que nuestro bebé sentía todo.
Unos cuantos pasos más y estuvimos frente a Alan quien sonreía con una gran emoción.

- Cuidalos -pidió mi papá viendo a Alan, y este simplemente sonrió y asintió.

La mano de Alan tomó la mía e hizo que mi mundo se tranquilizara de inmediato.








¡Hola! Les traigo un capitulo más, como ya pudieron leer prácticamente esta historia ha terminado, falta un capitulo más y el epílogo para finalizar.

Me ayudan dejando sus votaciones y comentarios para saber que les parece el capitulo/historia.

¡Muchas gracias por todo! ¡Las tqm! ♥️

Conspira Universo, Alan Mozo /TERMINADA/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora