XLVI.

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La ceremonia inicio, la mano de Alan no dejo la mía en ningún momento, lo cual me hacia sentir las mejillas sonrosadas y los ojos brillantes, observaba en repetidas ocasiones al hombre que tenia a mi lado, seguía sin dar crédito a que todo era real.

- Los anillos -pidió el sacerdote.

Marie y Fer se pusieron de pie para entregar los anillos, los habíamos elegido a ellos por ser nuestros mejores amigos, y sabíamos que ambos siempre iban a querer nuestra felicidad y seguirían siendo partícipes y cómplices de nuestras vidas... De nuestra vida ahora como esposos.

- ¿Dirán votos? -pregunto el sacerdote y sentimos. Le dio el micrófono a Alan, quien lo tomo con una seriedad increíble.

- Amor -dio un suspiro tomando mi mano izquierda mientras ponía el anillo- me he prometido a ayudarte a amar la vida, a tratarte siempre con ternura y a tener la paciencia que el amor requiere. Hablar cuando sea necesario y a compartir el silencio cuando no, a estar de acuerdo o no sobre los pasteles y a vivir en la calidez de tu corazón que siempre será mi hogar -comenzó a formular sus votos con una voz ronca y profunda- aunque no pueda cambiar el pasado, sí puedo prometer que estaré en tu futuro para celebrar tus triunfos como si fuesen los míos propios y sujetarte fuerte si en algún momento llegas a tropezar -dijo viendo nuestra mano entrelazada y acariciando el anillo que minutos antes me había colocado- más que un juramento, esto es una confesión. Admito que no tengo ningún argumento racional para fundamentar lo que siento por ti, pero supongo que de eso es de lo que se trata el amor -sus ojos se toparon con los míos su expresión era tierna- dicen que cuando conoces al amor para tu vida, el tiempo se paraliza -sonrió- y es verdad, el mio se ha detenido desde el primer segundo que te vi -comencé a llorar y Fer me ofreció un pañuelo- te amo -sonrió.

- Amor -dije sosteniendo las lágrimas que estaban a punto de salir por mis ojos- puedo asegurar que habrá épocas difíciles y que en algún momento uno de los dos o los dos querremos dejarlo todo, pero también te garantizo que, si no te pido que seas mío, me arrepentiré durante el resto de mi vida. Porque sé en lo más profundo de mi ser que estás hecho para mí -comenté colocandole el anillo- te amo porque te amo, porque me sería imposible no hacerlo. Te amo sin cuestionamientos, sin cálculo, sin razón buena o mala, fielmente, de cuerpo y alma, y con pleno conocimiento de ello. Créelo porque es cierto -sonreí y suspire al ver los ojos brillantes que tenia Alan- con estas palabras y todas las demás que guardo en mi corazón me ofrezco a ti como compañera de aventuras y para hacerte feliz el resto de nuestras vidas y amarte como te amo el día de hoy -sonreí y Alan llevo mi mano a sus labios, donde deposito un beso.

Entregue el micrófono al sacerdote, quien por unos momentos había olvidado que estaba frente a nosotros al igual que el resto de nuestros invitados.

- Los declaro marido y mujer -dijo y nuestras sonrisas se hicieron más grandes- puedes besar a tu ahora esposa -comentó.

- Te amo -confesó Alan antes de unir nuestros labios.

Los aplausos y bullas no se hicieron esperar, el recinto explotó ante la celebración de todas las personas que nos acompañaban.

- Ahora si, para toda la vida -dijo Alan sonriendo.

- Para toda la vida -secunde moviendo mi cabeza en aprobación.

Comenzamos a caminar por el gran pasillo para llegar a la salida, nuestras manos seguían entrelazadas y todos los presentes aplaudían al momento que pasábamos frente a ellos.

- ¡Felicidades! -grito Val demasiado animada en cuentos llegamos a la entrada de la iglesia.

- Gracias Val -dije en medio del abrazo en el que estábamos.

- Me han hecho llorar -comentó Dayana acercándose a nosotros.

- ¿Qué puedo decirte? Creo que me he arruinado el maquillaje -respondí con dramatismo.

- Para nada, te ves preciosa como siempre -dijo Dayana.

- ¡Mi pareja favorita! -grito Fer mientras arrastraba a Alan hacia mi lado- Sus, oficialmente te haz llevado a Alan, y de una vez te comento que no se aceptan devoluciones -bromeó.

- Ya quisieras tenerme -dijo Alan en burla.

- La verdad no, eres demasiado pesado de llevar -reprochó Fer- aun así, les deseo que sean muy felices para toda su vida -sonrió- los quiero, y Alan, por favor cuida a Sus y a mi sobrino -sonrió y ambos lo abrazamos.

Terminamos de saludar a la mayoría de personas que nos habían acompañado a la ceremonia.
Nos dirigimos al automóvil en el que había llegado junto a mi papá, solamente que ahora iba en compañía de mi esposa, vaya, se escucha demasiado raro el termino que ahora Alan tenia en mi vida.
Una vez que estuvimos en el automóvil nos pusimos en marcha hacían la hacienda donde seria la fiesta.

- Pensé que no iba a llorar -comenté cuando comenzamos a avanzar.

- Estuve a punto de llorar también -informo- dos segundos más y no habría aguantado.

- Tú tuviste la culpa -acuse- no pensé que hubieras escrito algo así para los votos.

- Que mala, dudaste de mi capacidad para escribir -reprochó.

- No, pero digamos que no eres tan... ¿Cómo llamarlo? -hice una pausa- expresivo -sonreí.

- Para que veas que soy todo un galán -sonrío.

- ¿Qué tiene que ver con expresarte? -quise saber, pues me causaba duda su respuesta.

- Nada, solo quise decirlo -soltó una gran carcajada.

El resto del camino paso entre platicas y risas, pensé que el comienzo de esta nueva etapa seria completamente distinto, pero simplemente parecía que todo caminaba sobre pétalos de rosas, y amaba esa sensación.

Cuando llegamos a la hacienda algunos de los invitados ya se encontraban en el lugar, bajamos del automóvil, nos dieron la indicación de que podríamos hacer nuestra entrada al lugar en cuento nos dieran una señal.

Un remix de nuestras canciones favoritas sonó en toda la hacienda, las melodías iban de uno a otro género, y simplemente entramos bailando, sonriendo y animados por todos los que nos acompañaban.

S & A

S & A

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¡Hola! ¿Cómo están? Espero que muy bien, decidí dividir este capítulo en dos partes, espero les guste.
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Conspira Universo, Alan Mozo /TERMINADA/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora