5. Recuerdos

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–Hyung –llama Jimin a su compañero que todavía se encuentra tumbado en la cama–. Levántate o llegaremos tarde al cumpleaños de tu madre.

–No tienes que acompañarme si no quieres –habla el mayor restregándose los ojos y bostezando.

–Te lo prometí. Ahora levanta y vamos.

Con pereza, el mayor hizo caso y se fue a alistar.

Llegaron una hora tarde a la fiesta de cumpleaños de la madre de Yoon Gi. Todos ya se encontraban sentados en la mesa comiendo. Habían guardado dos asientos con los platos de comida servidos, pero la comida ya estaba fría.

Jimin se disculpó por el retraso y se sentó a la mesa. Nunca había conocido a la familia de Yoon Gi antes, todos se veían muy amables y se interesaban mucho por él. Le preguntaron si estudiaba, en qué año estaba y cosas que se les preguntan a los adolescentes. Todo eran risas y alegrías hasta que salió el tema tabú de Yoon Gi.

–¿Por qué no trajiste a Ho Seok? –Preguntó una de las tías de Yoon Gi–. Hace mucho tiempo que no nos viene a saludar.

La pregunta no era maliciosas, a parte de los padres de Yoon Gi, nadie sabía en los malos términos que estos dos habían terminado. A demás, la familia solo conocía a Ho Seok como el mejor amigo del mayor, la única que sabía cómo su hijo había sufrido por amor era su madre. Aunque la pregunta no fue con mala intención, a Yoon Gi le sentó como una patada en el estómago. La madre de Yoon GI miró a su hijo preocupada y rápidamente supo cómo cambiar de tema.

Jimin apretó la mano del mayor por debajo de la mesa intentando transmitirle su apoyo pero, este no lo notó. La noche para Yoon Gi ya había pasado a segundo plano, lo que ocupó su cabeza hasta llegar a casa fue solo una persona "Ho Seok".


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Yoon Gi no se dio cuenta de que la fiesta había acabado hasta que se encontró entrando por la puerta de su casa.

–Deberías olvidarte de él ya –murmuró Jimin, sin ninguna intención de que el otro lo escuchara ya que había estado ausente por bastante tiempo. Pero por desgracia, la mente de Yoon Gi ya había vuelto a la Tierra.

–¿Quién te crees para decirme lo que debo hacer? –Se exaltó el mayor– ¡Deberías de preocuparte de tus propios problemas! ¡Ni siquiera tus padres te quieren!

Yoon Gi se encontraba tan alterado que no se dio cuenta de la gravedad de sus palabras hasta que vio los ojos llorosos de su amigo.

–Supongo que tampoco soy bien recibido en tu corazón –habló Jimin con voz triste mientras se daba la vuelta para salir del apartamento.

–Espera.

Yoon Gi no lo pensó dos veces y rodeó el cuerpo del menor con sus brazos para impedir su ida. Apoyó la cabeza en su hombro y estrujó el cuerpo de su amigo, intentando trasmitirle sus disculpas. Jimin se giró quedando cara a cara con el mayor. Era ahora o nunca. Se miraron por unos largos segundos hasta que Jimin fue acercándose, indicando sus intenciones. Yoon Gi no se apartó sino que, para sorpresa del menor, él fue quien terminó con la distancia entre sus labios.

Una lágrima rodó por la mejilla del moreno tornando el beso de un sabor salado. Por primera vez Jimin sentía que su felicidad no podía ser mayor, a pesar de que sabía perfectamente que el beso que estaba compartiendo con el amor de su vida era por pena, por convivencia, por impedir que se marchara. Sabía que el mayor no lo dejaría ir después de haber presionado la herida, y el mayor sabía que si Jimin se iba no tendría a donde ir.

No tardaron en sentir la necesidad de sofocar el fuego que ardía en el interior de sus cuerpos. Yoon Gi condujo a Jimin hacia la habitación sin dejar de besarlo, lo recostó en la cama y lo empezó a desvestir cuidadosamente, como si temiera que cualquier movimiento bruco lo rompiera. Las manos de Yoon Gi recorrieron el abdomen acariciando cada pequeño rincón, todo en el cuerpo de Jimin estaba bien formado. A pesar de sus escasos diecisiete años sus abdominales estaban bien marcados, mostrando los resultados de sus tardes intensivas en el gimnasio. Tenía los brazos fuertes y su delgado cuerpo tenía mucho más músculo de los que el mayor había imaginado.

Jimin era deseable tanto para mujeres como para hombres, su cara delataba su corta edad pero su comportamiento parecía de un chico un tanto mayor.

Yoon Gi se deshizo en pocos minutos de la ropa que separaba sus cuerpos, los dos quedaron completamente desnudos restregándose el uno con el otro. Jimin no pudo contener los gemidos que salieron de su garganta cuando Yoon Gi apretó su pene para empezar a masturbarlo con lentitud. Todo se estaba volviendo una completa tortura para el menor, que a la vez no quería que terminara nuca, debido al enorme placer que sentía. Su cuerpo temblaba con cada contacto con Yoon Gi, estaba demasiado excitado para impedir correrse.

–No sabía que aguatabas tan poco –se burló el castaño.

Jimin se ruborizó mientras respiraba entrecortadamente, la visión para el mayor era excitante. Yoon Gi todavía tenía una erección que bajar, por lo que le dio unos minutos al menor para poder recomponerse y luego se dispuso a empezar de verdad.

Yoon Gi acercó dos dedos a la boca del menor, el cual lamió los dedos dejándolos bien ensalivados. Luego, esos mismos dedos bajaron hasta la apretada entrada del menor haciendo su intrusión.

–Para por favor –pidió Jimin debido al intenso dolor que sintió con tan solo el dedo de su compañero.

Yoon Gi no paró, solo se quedó quieto esperando que el recto del menor se acostumbrara a sus dedos. Más tarde, introdujo uno más haciendo que un pequeño grito saliera de la garganta de Jimin. Esto era jodidamente doloroso para el menor, él nunca se hubiera imaginado estar en esta situación. En todas sus fantasías él era el que preparaba a Yoon Gi para empotarlo como perra en celo.

A pesar de las lastimeras súplicas de Jimin, el mayor no paró y tras acostumbrarse, se lo agradeció. Jimin no supo en que momento sus súplicas, porque su amigo parara, se habían convertido en peticiones de que le metiera su miembro lo más profundo que pudiera. Estaba jodidamente excitado y pronto sus palabras fueron escuchadas, ya que de una sola estocada Yoon Gi se introdujo en el menor.

Una lágrima salió de los ojos de Jimin, todo su interior ardía. El miembro de Yoon Gi no era nada comparado con los dedos que segundos antes habían estado hurgando en su interior. Sintió como su piel se desgarraba con la primera estocada y quiso gritar y quitarse a Yoon Gi de encima pero, se tragó su dolor y movió la cadera incitando a su amigo a que se moviera. El castaño pilló la indirecta y comenzó a mover la cadera provocando una extraña sensación dentro del menor. Sentir como el pene de Yoon Gi era estrujado entre sus glúteos se volvió algo placentero, y más cuando la penetración dejó de ser dolorosa.

Los gemidos llenaron toda la habitación y Jimin se corrió una segunda vez encima de su vientre. Yoon Gi tardó un poco más, pero cuando eyaculó soltó un gemido gutural que casi provoca una nueva erección en Jimin.

El mayor salió de Jimin y se recostó en la cama, agotado. Los ojos se le cerraban por el cansancio. Jimin estaba igual de cansado pero, antes de caer dormido alcanzó a escuchar las últimas palabras de su Hyung.

–Te quiero Ho Seok.

Había sido la primera vez de Jimin, se había entregado por completo al hombre que más amaba y, ese hombre le había hecho el amor pensando en otro. Se movió un poco para acomodarse, y se dejó dormir sin prestar atención al escozor de su trasero, las heridas de su corazón eran mucho más dolorosas.


What Am I To You?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora