12. Reparando pedazos rotos

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Las mesas estaban ya limpias pero Jimin seguía pasando el paño una y otra vez por el mismo sitio. La cafetería estaba vacía y ya casi era hora de cerrar por lo que el moreno se dedicaba a repasar todo para dejarlo impecable. Su jefe hoy le había echado la bronca y estaba en periodo de prueba por haber faltado al trabajo varios días. Habría sido despedido si Taehyung no hubiera intervenido.

A decir verdad, a su jefe Jaejoong le gustaban mucho los hombres más pequeños que él y Taehyung solo había tenido que hacer uso de sus encantos para evitar el despido inminente de Jimin. Lo hubiera hecho el mismo pero su jefe dejó muy claro que entre empleados solo las comandas. Nada de relaciones.

Jimin ahora le debía otra muy gorda a Taehyung y la idea no le agradaba pues a este paso estaría en deuda con su amigo toda la vida.

–¡Jimin! –Gritó el jefe desde la cocina–. Limpia rápido todo que nos vamos.

Terminó a las once de la noche, no era muy tarde pero teniendo en cuenta que siempre se levantaba a las seis de la mañana, estaba más que muerto de sueño. Caminó hasta casa y cayó rendido en la cama nada más acostarse.

A la mañana siguiente se levantó y comenzó con su rutina diaria; clases, casa, más clases y trabajo.

Ese día sí tuvo trabajo, estuvo de un lado para otro llevando comandas y sirviendo bebidas. Eran dos camareros en el bar, contando con él pero, la otro como si no existiera pues solo se dedicaba a cobrar en caja "para no dañarse las uñas" palabras textuales. En la cocina Jaejoong se encargaba de todo y de vez en cuando le pedía ayuda a la otro camarero. Jimin se sentía explotado pero le pagaban un buen sueldo, no podía quejarse.

Esta vez salió a la una y decidió parar un taxi ya que era demasiado tarde para caminar hasta su casa, o mejor dicho, la de Taehyung. Al llegar, se acostó en la cama y durmió de un tirón.

Su vida se estaba volviendo monótona y aburrida, pero lo bueno era que Yoon Gi ya no ocupaba su corazón, o por lo menos eso era lo que se repetía cada vez que el pelinaranja acudía a su mente. Lo cual cada vez pasaba menos veces. Mantenerse ocupado ayudaba a eso.


+


–Jimin –lo despertó Taehyung moviéndolo suavemente–. Tú teléfono lleva sonando desde las diez.

Eran las doce del medio día, era sábado y Jimin no entraba a trabajar hasta las siete. Taehyung no había querido despertar a su amigo antes porque sabía lo cansado que estaba, pero el teléfono no había parado de sonar en dos horas y todas las veces había sido el mismo número en intervalos de diez minutos.

Taehyung había intentado contestar, pero cuando hablaba le cortaban, por lo que desistió al segundo intento.

–¿Y por qué no lo has cogido? –preguntó Jimin un poco molesto por haber sido despertado.

–¡Eso he intentado pero...! –Taehyung no pudo seguir pues el teléfono móvil de Jimin volvió a sonar insistentemente. Jimin le hizo una señal a su amigo para que se fuera del cuarto y contestó.

Al principio no se escuchó nada a través del aparato, pero con la primera palabra a Jimin se le cayó el alma al suelo.

Desde el otro lado del aparato se podía escuchar llorar a alguien que solo le repetía que lo fuera a buscar. Los sollozos eran tantos que Jimin no conseguía distinguir las palabras de los lamentos.

Las manos le temblaban y un sudor frío le recorrió la espalda. No sabía qué pasaba, pero solo deseaba que Yoon Gi estuviera bien.

–¡Basta! –Grito cuando ya no pudo aguantar más–. Yoon Gi, intenta calmarte. Respira. —Jimin pasó del grito a una voz más suave, intentando lograr que su ex-novio parara de gimotear—. Hyung, si no te calmas no sabré dónde estás.

What Am I To You?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora