𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 5

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Cedric:

Definitivamente no me imaginaba a la hija de Marleny así, creí que sería más infantil, aunque no es exactamente madura. Pero debo admitir que me causo gracias la cara de vergüenza que puso cuando me vio.

Sigo revisando todo lo que llevo en la mesa cuando al final me topo con su currículum, decidí dejarle un ojo para ver qué tanta experiencia tiene. Y para mí sorpresa, no tiene ninguna, es su primer trabajo y está estudiando, al parecer fue trasladara a una universidad de aquí. Tiene veinte y tres años, más pequeña que yo pero mayor que mis hermanos. Ya me lo suponía.

Suspiro y dejo el currículum a un lado, es demaciado torpe, si no fuera hija de Marleny ya la hubiera despedido.

El sonido de mi teléfono llama mi atención, lo tomo para ver quién es.

—Amanda. —murmuro para mi mismo y suspiro, que quiere está mujer.

—¿Qué pasas? —respondo despacio.

—Tenia ganas de escuchar tu voz. —casi pongo los ojos en blanco.

—Ve al grano.

—¿No puedo llamarte?

—Solo si tiene que ver con el trabajo. —la escucho suspirar del otro lado.

—No sigamos con esto mi amor. —no puedo evitar fruncir el ceño.

—Sabes que aún me quieres, y yo te quiero también, no importa lo que pase, nosotros estamos destinados. —¿en serio? ¿Se acuesta con uno de mis socios y me sale con esto?

—Voy a colgar.

—¡Oye no seas asi!

—Dile a a mi secretaria que recoja todo el papeleo de mañana y me lo envíe aquí, mañana no iré a la empresa. —cuelgo el teléfono sin darle chance a opinar, pretendo encontrar otra contable para deshacerme de Amanda.

Lo laboral no tiene nada que ver con lo personal, pero yo no la quiero en mi empresa y punto.

Suspiro pesadamente y me levanto de la silla para caminar un poco por la habitación. Terminó quitándome la chaqueta y dejándola sobre la silla. Salgo y bajo hasta la cocina, está tarde, todos deben está dormidos, pero claramente yo sigo en desvelo, hace mucho que no duermo las ocho horas que manda el cuerpo.

Todo está muy oscuro así que busco el interruptor, en esa busqueda choco contra una mesa que hace un ruido leve, suspiro y sigo con el interruptor.

Cuando prendo la luz alguien me recibe con un cucharón de madera que estrella contra mi cabeza.

—¿¡Que demonios!? —trato de defenderme pero la persona está muy salvaje.

—¡Ah! ¡Ladrón! —suelto un quejido y me las arreglo para arrebatarle el cucharón a la agresora y ponerla contra el mostrador.

—¿Que demonios te pasa? —protesto, pero empiezo a reconocer quien es la figura frente a mi.

Tiene los ojos cerrados y se mueve mucho.

—¡No me toque, le juro que está casa está rodeada de perros! ¡Y muerden! —levanto una ceja.

—Señorita Merrick. —digo todavía mirándola, abre los ojos de golpe y la suelto.

—¡Señor Harrington! —dice con la vergüenza marcada en su voz.

—¿Me puede dar una explicación de que hace despierta a estas horas?

—¿Yo? Nada ¿y usted? —no puedo evitar levantar una ceja y cruzarme de brazos con su pregunta, rápidamente desvía la mirada.

—Lo siento, jeje, ya me iba. —Se acerca y intenta quitarme el cucharón pero no la dejo.

—No.

—¿Por qué no?

—Por que es lo único que me asegura que no me lo vas a volver a pegar. —puedo ver el rubor en sus mejillas, hecha para atrás.

—Le juro que creí que era un ladrón señor.

—Se nota. —la escaneo con la mirada, trae un pantalón de cuadros tipo pijama y una blusa que se le sube un poco dejando ver su obligo, tiene el pelo hecho un desastre, y lleva unos lentes que no le hacía visto antes.

—¿Eres miopía? —vuelvo a romper el silencio, ella se sorprende.

—No, tengo astigmatismo, si llevo lentes pero no los tengo que usaré muy amenudo.

—Yo creo que sí deberías.

—¿Disculpa?

—Que creo que sí te quedan.

—Ah, gracias. —ella sonríe, no puedo evitar sonreír un poco yo también, está chica realmente en una sorpresa total, hemos tenido tres encuentros y ninguno a empezado de buena manera.

—Si no le molesta que pregunte, ¿Que hace despierto a esta hora? —la miro fijamente a sus ojos color tormenta, no puedo creer que se este tomando libertades de hacerme preguntas personales.

—Trabajo. —paso por su lado para ir al refrigerador.

—Mi madre me había dicho que era muy trabajador pero interrumpir su sueño por el trabajo, eso si que es un sacrificio. —dice antes de recoger algo, pero luego se arrepiente de sus palabras y me mira intentado corregirse, pero yo hablo primero.

—No me gusta dejar el trabajo del día incompleto ¿Qué más a dicho tu madre? —se queda callada por algunos segundos, como si estuviera dudosa de decir lo siguiente.

—Dijo algunas cosas, que, claramente no recuerdo. —me sirvo un baso de agua evitando sonreír, intenta no decirme.

—Muy bien, entonces, dígame qué pensó usted de mi ¿Eso también se le olvidó? —desvia la mirada con rubor en las mejillas.

—Me dijeron alguna cosa de usted y bueno... Jeje, pensé mucho. —tomo un trago de mi vaso y la miro esperando que siga, pero se hace la tonta.

—¿Y eso que pensó fue...?

—Que era un viejo amargado.

—¿Qué?

—No me despida, pero si, lo pensé. —no puedo evitar soltar una ligera carcajada, en serio se toma libertades, un viejo amargado.

—¿Y sigues pensado que lo soy? —niega rápidamente con la cabeza y sonrío.

—Si no le molesta que pregunte, que pensó usted cuando leyó la petición de mi madre, de mi? —me doy otro sorbo de mi vaso y la miro.

—Pense que ibas hacer una inmadura.

—¿Y lo soy?

—Sí.

—ª

Dejo el baso a un lado y luego la miro dejando el peso de mi cuerpo sobre el mostrados, la veo cambiar el peso de su cuerpo de una pierna a otra.

—Pero creeme, sacando eso de lado, no eres para nada como te imaginaba. —veo como se pone ligeramente roja y se pasa el cabello detrás de la oreja.

—Señor...

—Mm...

—Queria pedirle que me diera permiso para estar ausente los fines de semana en el servicio, tengo que estudiar en la universidad y...

—Muy bien.

—¿Eh? ¿De verdad? —asiento y sonríe dejando ver dos pequeños hoyuelos que apenas note.

—Gracias señor. —iba a decir algo más pero no me da la oportunidad cuando se va saltando como una niña cuando le regalas paletas por portarse bien.

No puedo evitar sonreír, «Definitivamente es una chica bastante interesante» Miro el cucharón a mi lado. «Pero si no tengo cuidado un día de estos me termina matando sin querer»

ꨄ︎𝑆𝑒𝑛̃𝑜𝑟𝑖𝑡𝑎 𝑀𝑎𝑙𝑎 𝑆𝑢𝑒𝑟𝑡𝑒ꨄ︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora