𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 21

42 2 3
                                    

Elizabeth:

Llegamos a la habitación en un silencio denso. Él se quitó el saco bruscamente, como si ese gesto pudiera descargar toda la tensión que llevaba dentro, y lo tiró sobre una silla. Me quedo parada, apoyando mi espalda contra la puerta, observando sus movimientos con el ceño fruncido. Lo veo sentado en la cama, con los hombros caídos y la mirada fija en el suelo, pero su mandíbula tensa.

Está molesto, otra vez, y lo peor es que no tengo ni idea del porqué. ¡Fue él quien me dejó plantada frente a todos, solo para luego volver y besarme como si nada! Nada de lo que hace tiene sentido, y esa inconsistencia, esa confusión constante, me está matando por dentro.

—¿Qué pasa? —rompo el silencio con la esperanza de entenderlo, de arrancarle aunque sea un mínimo de verdad.

Él no me mira. Solo hace un sonido molesto con la lengua, sus labios se aprietan y me responde con una frialdad helada.

—Nada. —Su tono de irritación solo me enciende aún más.

¿Nada? ¿"Nada"? ¿Es en serio?

—¿Por qué demonios haces eso? —le espeto, cruzando los brazos con fuerza.

—¿Qué? —dice, levantando la cabeza con un aire de indiferencia que me enfurece.

—¡Eso! ¡Te haces el imbécil y me dices que no pasa nada cuando es obvio que pasa de todo! —mi voz se eleva, notando cómo mi respiración se vuelve más rápida, más pesada. Me estoy cansando de sus malditos juegos.

—¡Te acercas, te alejas, me miras como si te importara y luego me ignoras! ¡Estoy harta! —Siento las lágrimas acumulándose, pero me niego a dejarlas caer.

Hago una pausa para respirar, buscando las palabras adecuadas, y cuando finalmente hablo, mi tono es más suave, pero aún cargado de dolor y frustración.

—¿Sabes lo que es más frustrante de todo esto, Cedric? —lo miro directamente a los ojos, buscando algún destello de comprensión, algo que me dé una señal de que me escucha—. Es la forma en que me miras a veces. Como si fuera la única persona en la habitación, como si realmente me vieras... En esos momentos, me haces sentir importante. Especial.

Cedric abre la boca como si fuera a decir algo, pero lo detengo levantando la mano.

—Pero luego... —mi voz tiembla, pero sigo adelante—, en un segundo, me ignoras. Me tratas como si no importara, como si fuera invisible. Me haces sentir como si todo fuera un maldito juego para ti. Un día, parezco serlo todo, y al siguiente... nada. ¡Estoy harta, Cedric! Estoy cansada de que juegues con mis emociones de esta manera.

Cedric me mira en silencio, sus ojos reflejan algo que no logro descifrar, pero no dice una palabra. Doy un paso atrás, sintiendo cómo el aire en la habitación se vuelve insoportable, pero me obligo a continuar.

—No sé cuánto más puedo soportar esto. No quiero sentirme así más tiempo. —mi voz se quiebra, y desvío la mirada para que no vea las lágrimas que empiezan a acumularse.

—Y lo peor de todo es que ni siquiera somos algo real. ¡Esto no es real! Y aun así... me siento patética por querer más, por sentir algo más. —lo veo tensarse, como si mis palabras fueran dardos que le atraviesan el pecho.

Una risa amarga se escapa de mis labios, mis ojos se nublan con lágrimas que ya no puedo contener.

—No hay una herida visible, pero siento que estoy sangrando por dentro. —Doy un paso hacia él, acercándome lentamente, pero antes de que pueda llegar a su lado, Cedric se levanta de golpe, pasando a mi lado sin mirarme, dirigiéndose hacia la puerta.

ꨄ︎𝑆𝑒𝑛̃𝑜𝑟𝑖𝑡𝑎 𝑀𝑎𝑙𝑎 𝑆𝑢𝑒𝑟𝑡𝑒ꨄ︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora