𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 7

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Elizabeth:

Necesito que alguien me pellizque y me diga que realmente no acabo de besar a mi jefe frente a su ex. Mis manos tiemblan, no sé si del frío o de los nervios, pero en ese momento me da igual. Fue bueno mientras duró. El trabajo, digo. Ya veo mi carta de despido escribiéndose sola, con letra cursiva y un sello rojo de “ERROR HUMANO”.

Pero para mi sorpresa, Cedric no me aparta. Al contrario, corresponde el beso y, para mi desconcierto, lo hace de una manera que no esperaba. Una de sus manos viaja a mi mejilla, y su otra mano me sujeta la cintura con firmeza, acercando mi cuerpo al suyo. ¡Madre mía! Este hombre besa tal y como se ve: dominante, seguro y absolutamente desarmante.

Cuando nuestros labios finalmente se separan, lo hacen solo por un espacio mínimo. Todavía tengo los ojos cerrados, sintiendo el roce de su nariz contra la mía. Respiro profundamente, pero mi respiración sigue agitada, como si acabara de correr un maratón.

Wow. Solo fue un beso… pero wow.

Abro los ojos lentamente, encontrándome con el azul intenso de los suyos. Mi corazón sigue latiendo desbocado, y siento que podría derretirme en ese momento. Pero entonces, aleja su rostro, rompiendo el hechizo, y extraño el calor de sus labios en el acto. Lo cual es absolutamente estúpido porque solo fue un beso, ¿verdad?

Una voz, completamente fuera de lugar, me devuelve a la cruel realidad.

—¿Esto es joda, no? —la voz molesta de Amanda rompe la burbuja. Ay, no. Me había olvidado por completo de ella.

Respiro profundamente, tratando de calmar el descontrolado latido de mi corazón mientras mis ojos viajan hacia Cedric. Él está mirando a Amanda, pero su rostro es inexpresivo, como una hoja en blanco, lo que me dificulta aún más mantener la calma. ¿Qué está pensando?

—¡Cedric! ¡Di algo, maldita sea! —exclama Amanda, con una mezcla de furia y desesperación. Su cara es un poema. Ah, sí, está disfrutando esto, seguro.

Finalmente, Cedric frunce el ceño, su tono lleno de irritación y sarcasmo.

—¿Qué quieres que te diga, Amanda?

—¡Explícame qué es esto! Te besas con una de tus empleadas frente a mí como si no fuera nada. —Amanda parece a punto de estallar, y no puedo culparla. Quiero decir, si yo fuera ella... oh, espera. No quiero ni pensar en eso.

Cedric se toma un segundo, claramente disfrutando del caos que ha desatado. Finalmente responde con calma, como si estuviera hablando de lo más trivial del mundo.

—No hay nada que explicar. Elizabeth ya te lo dijo. Estamos saliendo.

¿Qué? ¿Saliendo? ¡Yo solo dije eso para molestar a la Barbie plástica! ¿A qué juega mi jefe?

Amanda parece tan incrédula como yo. Perfecto. Ella lo mira con los ojos entrecerrados, como si intentara desentrañar una mentira muy elaborada.

—¿De verdad crees que me voy a tragar eso? No tenemos ni un mes de haber terminado, Cedric.

Él arquea una ceja, impasible.

—¿Y? Tú te acostaste con uno de los socios mientras aún éramos novios, Amanda. —¡Bum! Esa frase la deja helada, y por un breve segundo, disfruto de ver cómo su rostro se descompone. Pero no por mucho tiempo, porque Cedric me lanza una mirada que me deja helada a mí también.

—Elizabeth y yo llevamos saliendo desde hace unas semanas —continúa—, pero no queríamos llamar la atención.

¿Semanas? ¿RELACIÓN? Mi cerebro se queda en blanco, completamente incapaz de procesar la situación.

ꨄ︎𝑆𝑒𝑛̃𝑜𝑟𝑖𝑡𝑎 𝑀𝑎𝑙𝑎 𝑆𝑢𝑒𝑟𝑡𝑒ꨄ︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora