𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 18

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Cameron:

-Por fin se largó. Pensé que nunca pasaría, pero sí. -Colen habla a mi lado, con una sonrisa de oreja a oreja, mientras yo apenas desvío la vista de la pantalla.

-Solo es un fin de semana. -murmuro, concentrado en el juego. Cedric se había ido hoy, viernes, por una actividad de trabajo... o una fiesta, no sé bien. No me importaba.

Colen sigue hablando de mil cosas, como de costumbre, la mayoría me entran por un oído y me salen por el otro, hasta que una palabra capta mi atención.

-Una fiesta.

-¿Una fiesta? -repito, mirándolo de reojo. Su sonrisa se ensancha aún más.

-Exactamente, mi querido hermanito.

-Soy mayor que tú. -digo sin apartar la vista de la pantalla mientras le vuelo la cabeza en el juego. -Nací dos minutos antes que tú.

Colen suelta una maldición, claramente frustrado por perder, pero me ignora, como siempre.

-Gran cosa. -dice con sarcasmo antes de dejar caer el control y levantarse del sofá. -Deberíamos hacer una fiesta con todos los muchachos y algunas chicas. -lo escucho hablar con naturalidad, como si fuera la idea más simple del mundo.

Asiento, aunque sin entusiasmo.

-Sabes que Cedric nos matará si se entera de esto, ¿verdad? -comento mientras mis dedos siguen moviéndose por los controles, intentando retomar mi concentración en el juego.

-Cedric está a 8 o 9 horas de aquí, relájate, no se enterará. -responde con esa confianza descarada que solo él tiene.

-¿En serio? La última vez que hicimos algo parecido, Hendrik nos lanzó al medio y Marleny nos castigó por casi dos meses. -frunzo el ceño al recordarlo, pero él solo se encoge de hombros, como si no fuera gran cosa.

-Teníamos trece años, ¿qué esperabas? Claramente no sabíamos hacer las cosas bien. Ahora tenemos casi veintiuno y, para colmo, Merrick ya no trabaja aquí. -me responde con una mueca de superioridad.

Suspiro y me dejo caer contra el respaldo del sofá.

-Ok. -cedo finalmente-Pero, ¿qué se supone que haremos con Hendrik?

-Le damos el día libre a todo el personal. Y como tú eres el mayor, les informas. -me lanza una sonrisa pícara antes de salir de la habitación, dejándome sin respuesta.

-¡Al menos dime qué día haremos esto, imbécil! -grito, pero él ya se fue.

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-¿Día libre? -pregunta Hendrik, mirándome con el ceño fruncido mientras se planta frente a mí.

-Exacto. Tómese un descanso este fin de semana. -respondo con una sonrisa, aunque por dentro estoy tenso. Este hombre es más difícil que mi propio hermano. Nunca me cayó bien; siempre preferí a Marleny, aunque ella también era complicada.

Hendrik me observa de arriba abajo con ese aire de superioridad que me crispa los nervios. Finalmente, cruza las manos detrás de la espalda y dice:

-El señor Cedric no me ha autorizado a dejar la casa en manos de dos rebeldes como ustedes.

Pongo los ojos en blanco.

-Cedric no está aquí, Hendrik. Nosotros estamos al mando este fin de semana, así que depende de usted. -me cruzo de brazos, tratando de mantener la compostura.

-A mí no me hables así, muchacho. -me reprende, pero no cedo.

-No es falta de respeto, Hendrik, es sentido común. Si quiere mantener el poco cabello que le queda, mejor váyase antes de que un grupo de jóvenes invada la casa y lo ignoren peor que su esposa después de los cuarenta. -veo cómo su mandíbula se tensa, pero no dice nada más. Se da la vuelta y se marcha, dejando en el aire una mezcla de orgullo herido y frustración.

-¡Y avísele al resto del personal! ¡No deben estar aquí! -grito mientras se aleja. Sé que me escuchó, pero no se molesta en responder.

Después de esa incómoda conversación, camino hacia mi habitación, pero en el camino veo a Julianny luchando con una cubeta de agua que parece pesar más que ella.

Me acerco por detrás, notando lo pequeña que se ve bajo el peso de la cubeta.

-¿Necesitas ayuda? -pregunto justo cuando ella da un respingo y se voltea tan rápido que pierde el equilibrio. En un reflejo, extiendo mis brazos y la sujeto antes de que caiga.

Sus manos se aferran a mis brazos con fuerza, y puedo sentir su respiración agitada contra mi pecho mientras mis manos descansan en su cintura y en su hombro. El contacto es... inesperado.

-Cuidado... -murmuro, mi voz apenas un susurro. Ella me mira, sus ojos grandes y asustados, pero hay algo más en su mirada. Algo que me hace dudar por un segundo.

Julianny siempre me ha llamado la atención, pero no de la manera en que otras chicas lo hacen. Con las demás, solo pienso en pasar el rato, pero con ella... hay algo distinto, algo más profundo que no logro entender.

Ella se aparta rápidamente, pero sus uñas han dejado marcas en mi brazo. Me río suavemente al verlas.

-Ten más cuidado la próxima vez. -le digo, pero ella me lanza una mirada fulminante.

-¡Fue tu culpa! -responde, cruzándose de brazos-No te aparezcas así de la nada. ¿Pretendes darme un infarto o qué? -su tono es defensivo, pero puedo ver cómo sus mejillas se ruborizan. Me acerco un poco más, saboreando el momento.

-No te vas a morir por algo tan sencillo. No eres tan frágil... ¿o sí? -le susurro, provocador. Ella levanta la barbilla, tratando de mantener la compostura, pero puedo notar cómo su respiración aún está fuera de control.

Una idea cruza por mi mente.

-Julianny, ¿te gustaría asistir a una fiesta este domingo? -pregunto, y veo cómo su ceja se arquea, esa expresión tan suya que siempre me ha hecho sonreír.

-¿Van a hacer una fiesta? -su tono es escéptico, pero divertido.

-Bueno, técnicamente es Colen quien la organiza, pero pensé que podrías querer venir. -ella juega con un mechón de su cabello, un gesto casi inocente que me hace mirarla con más intensidad.

-Entonces, ¿me consideras una amiga cercana como para invitarme a una de tus fiestas? -pregunta, aunque en sus ojos hay algo más que mera curiosidad.

«No, te veo de muchas formas, pero ninguna como amiga.» pienso para mis adentros.

-Sí. ¿Te interesa? -digo simplemente. Ella lo piensa por un momento antes de desviar la mirada, mordiéndose ligeramente el labio.

-¿A qué hora sería? -me pregunta finalmente. Una sonrisa triunfal se asoma en mi rostro mientras me acerco un poco más.

-A eso de las 8:00. -mi voz es baja, suave, y noto cómo ella examina mi rostro, sus ojos deteniéndose en mis labios por un momento más largo de lo necesario.

-Muy bien. -murmura-Estaré allí. -me mira con firmeza antes de darme la espalda.

-Querías ayudarme, ¿no? -dice sin volverse a mirarme. Asiento y me acerco para cargar la cubeta, una extraña sensación de satisfacción instalándose en mi pecho.

ꨄ︎𝑆𝑒𝑛̃𝑜𝑟𝑖𝑡𝑎 𝑀𝑎𝑙𝑎 𝑆𝑢𝑒𝑟𝑡𝑒ꨄ︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora