Adaptación.

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Era una noche vibrante en el estadio Santiago Bernabéu , y la atmósfera era eléctrica. El partido de Champions League entre el Real Madrid y el Bayern de Múnich prometía ser un espectáculo increíble , y mi trabajo como periodista en La Liga me tenía en la cúspide de la emoción. Estaba lista para cubrir cada detalle: desde la alineación de los equipos hasta las tácticas que usarían los entrenadores. La presión de realizar un reportaje de tal magnitud era inmensa, pero sentía que estaba a la altura del desafío.

Comencé el reportaje realizando entrevistas previas con algunos jugadores del Real Madrid. Me aseguré de que mis preguntas eran incisivas, buscando no solo estadísticas sino también esas pequeñas anécdotas que hacían que la historia fuera más humana . Hablé con varios futbolistas sobre sus emociones y expectativas para el partido. Cuando llegó mi turno con Jude, mi corazón latía más rápido de lo habitual. "¿Estás lista para ver si puedes mantenerte al día con nosotros esta noche?", me preguntó con una sonrisa traviesa. "Después de todo, en la Champions, la competencia es feroz... no solo en el campo". Ese comentario me dejó sin palabras y me hizo dudar . ¿Realmente estaba a la altura de la tentación que implicaba a Jude?

Mientras el partido avanzaba, me movía por el área de prensa, tomando notas sobre las jugadas y la estrategia. Cada vez que capturaba una acción intensa en el campo, sentía que la adrenalina me envolvía . El ambiente en el estadio era contagioso; los cánticos de los aficionados se unían al rugido del balón contra las botas de los jugadores. La atmósfera de rivalidad y pasión era palpable , y yo estaba inmersa en ello, completamente entregada a mi trabajo.

Sin embargo, no podía evitar que mi mente divagara hacia Jude. Cada vez que pasaba cerca de él, podía sentir esa chispa entre nosotros , un magnetismo que desafiaba la profesionalidad que intentaba mantener. Durante el descanso, mientras revisaba mis notas, Jude se acercó a mí. "¿Sabes? A veces me pregunto si la pasión del fútbol es lo que más me motiva... o si tal vez hay otras cosas que pueden encender esa llama", dijo, mientras me miraba fijamente. Su insinuación era clara y, aunque intenté mantener mi compostura, sentí un escalofrío recorrer mi espalda .

En ese momento, la línea entre lo profesional y lo personal comenzó a desdibujarse . ¿Podía realmente resistir la tentación que Jude representaba? Su forma de mirarme, cargada de intenciones, desataba un torbellino de emociones en mi interior. El deseo de cruzar esa frontera se hacía más fuerte, y mis pensamientos comenzaban a nublarse.

Cuando el partido continuó, me sumergí de nuevo en el análisis y la narración. Tomaba nota de cada jugada, de cada estrategia, pero en el fondo de mi mente, seguía pensando en la pregunta de Jude . ¿Qué pasaría si me dejara llevar por ese impulso? La idea me atormentaba mientras anotaba cada detalle de la victoria del Real Madrid sobre el Bayern. Estaba seguro de que, si Jude seguía jugando con esa línea delgada, iba a perderme por completo en su juego .

La victoria del Real Madrid en el partido fue espectacular, pero para mí, el verdadero desafío estaba en la química innegable que compartía con Jude . Al final del día, mientras los reporteros se apresuraban a entregar sus notas, yo me encontraba en una encrucijada emocional, preguntándome si mi profesionalismo podría resistir la atracción que me hacía dudar de mis propios límites. Era un juego que nunca había planeado jugar, pero que cada vez parecía más tentador .

Mientras estábamos en un rincón más apartado del vestuario, después de un largo día de trabajo, Jude se acercó con esa sonrisa pícara que siempre me dejaba sin aliento. "Sabes", dijo, mirándome a los ojos, "los partidos son intensos, pero creo que hay otras formas de sudar que podrían ser igual de emocionantes".

Me mordí el labio, sintiendo que la tensión en el aire se hacía palpable. "Quizás deberías probar esas 'otras formas' después del partido", continuó, acercándose un poco más, "te prometo que será una experiencia inolvidable". Su voz era suave y seductora, y la forma en que pronunció esas palabras en ascendido algo dentro de mí. Estaba claro que Jude sabía exactamente cómo jugar sus cartas y cómo encender esa chispa de deseo entre nosotros . "¿Qué dices? Tal vez yo no sea el único que podría usar un buen entrenamiento después de todo este tiempo en el campo", agregó, guiñándome un ojo y haciéndome sentir como si estuviera en el centro de su atención.

No pude evitar sonreír, sintiendo cómo mis mejillas se sonrojaban , y mientras trataba de mantener la compostura, en mi mente solo podía pensar en lo que significaban realmente sus palabras. La tentación se estaba volviendo irresistible, y aunque sabía que debía mantenerme firme, no podía evitar sentir que estaba a un paso de cruzar esa línea que separaba lo profesional de lo personal.

amaba que en el futbol no existieran cámaras por ningún lado privado ,permitiéndome hacer de las mías

Chocando con el destino | Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora