Basta...

21 0 0
                                    

Al llegar al autocaravana de Mercedes para las prácticas del GP de Imola, no podía sacudirme la sensación de nerviosismo que me invadía. Desde el momento en que cruzó la puerta, el ambiente se sintió diferente. Toto estaba allí, revisando algunos documentos, y cuando levantó la vista y me vio, una sonrisa pícara se dibujó en su rostro. "Ah, Nayara, justo a tiempo", dijo, haciéndome un gesto para que me acercara. Antes de que pudiera contestar, Lewis apareció de la nada, con una sonrisa juguetona. "¿Cómo te va con nuestro querido Lando?", preguntó, haciendo énfasis en "querido" con un tono cómico, mientras me miraba con una chispa traviesa en los ojos.

Toto, con esa mirada astuta que lo caracteriza, no perdió la oportunidad de unirse a la broma. "Sí, deberías decirnos más sobre esa 'entrevista' tan... intensa que tuviste en Miami", comentó, haciéndome sentir como si todos los ojos estuvieran puestos en mí. Mi rostro se sonrojó instantáneamente, y trató de reprimir una risa nerviosa mientras buscaba las palabras adecuadas. "No fue nada, solo un momento... inesperado", balbuceé, sintiendo que la calidez en mis mejillas aumentaba con cada comentario. Lewis soltó una carcajada, "¡Claro! Solo un momento inesperado con un piloto desnudo. ¿Cómo puedes decir eso con una cara tan seria?" La risa de Toto resonaba en el fondo, mientras yo intentaba tomarme la situación con humor, sabiendo que, en el fondo, no podía negar que había algo especial en todo lo que había sucedido.

Con el calor de mis mejillas aún presente, decidí que era hora de confrontar la situación. "¿Cómo se enteraron de todo esto?", pregunte, cruzando los brazos en un intento de parecer más tranquila de lo que realmente me sentía. La risa de Lewis se intensificó, y no pude evitar pensar que me había metido en un pequeño lío. "Nayara, querida", comenzó Toto, "en este paddock, no hay nada que se mantenga en secreto por mucho tiempo, especialmente cuando tienes a Lewis como testigo". Lewis se inclinó hacia adelante, haciendo un gesto exagerado de estar escuchando algo con atención. "Oh, sí, la radio del paddock estaba llena de rumores sobre el 'momento' que tuviste con Lando. Todos querían saber si habías conseguido una entrevista exclusiva o si solo había sido un 'acercamiento'",

Cada comentario me hacía sentir más expuesto, como si una bombilla brillante estuviera iluminando cada rincón de mi vergüenza. "De acuerdo, no era una entrevista oficial", admití, sintiéndome cada vez más incómoda, mientras intentaba esconder una sonrisa. "Fue un accidente, ¿vale?" Pero su risa seguía resonando, y Toto agregó con un guiño: "Lo que sea que digas, solo asegúrate de que la próxima vez no te embaracen

 Traté de recobrar la compostura y desviarme del tema, así que respiré hondo y dije: "¡Chicos, en serio! Solo estaba tratando de hacer mi trabajo y entrevistar a Piastri. Fue una situación muy incómoda, y ya". Pero mis palabras no hicieron más que avivar la risa de Lewis. "Oh, claro, la clásica táctica de 'entrevistar a un piloto' mientras se atrapa a otro en la red de seducción de Lando", dijo con un tono burlón, exagerando cada palabra mientras hacía gestos dramáticos con las manos.

Toto se unió a la diversión, cruzando los brazos y asintiendo. "Y seguro que, cuando te encontraste con Oscar, solo le hablaste de tu carrera, ¿verdad? Nadie sospecharía de que estabas distraída pensando en Lando", dijo, llevándose la mano a la boca como si tratara de ocultar una sonrisa. Mi incomodidad crecía, y ahora me encontraba rascándome la cabeza, tratando de explicarles que, en realidad, había sido un momento de pura confusión. "No, de verdad, mi intención era hablar con Piastri sobre su desempeño en la carrera, no... no tenía nada que ver con Lando", intenté decir, pero mis palabras perdían fuerza frente a sus miradas burlonas.

"¡Sí, claro! La 'entrevista' fue solo una fachada, y detrás de todo había una historia de amor épica en desarrollo", bromeó Lewis, riéndose tanto que se le escapan unas lágrimas. "Solo asegúrate de que la próxima vez tengas una grabadora lista para captar esos momentos gloriosos", agregó Toto, dejando escapar una risa que resonó por todo el motorhome. Mientras ellos seguían bromeando, no podía evitar sonreír, a pesar de la incomodidad. Sabía que en el fondo todo era en buena onda, pero el juego de palabras y las insinuaciones solo hacían que mi corazón se acelerara aún más.

Chocando con el destino | Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora