Capítulo 9:"Cambios"

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Lucien miró fijamente a Lilith, y de repente, su rostro se iluminó con sorpresa y asombro. Lilith no se dio cuenta, pero Lucien había notado algo extraño en sus ojos.

-Lilith -dijo Lucien, su voz baja y emocionada-. Tus ojos...

Lilith se miró en un reflejo cercano y se sorprendió al ver que sus ojos habían cambiado de color. Ya no eran azules como antes, sino que ahora tenían un tono rojizo, igual que los de Lucien.

Y no solo eso, su cabello también había cambiado. Ya no era rubio y liso, sino que ahora era azabache y rizado, igual que el de Lucien.

Lilith se sintió confundida y asustada. ¿Qué estaba pasando con ella?

-¿Qué me está pasando? -preguntó Lilith, su voz temblorosa.

Lucien se acercó a ella, su rostro lleno de emoción.

-Eres como yo -dijo Lucien-. Eres una de los nuestros.

Lilith no entendía qué significaba eso, pero Lucien parecía saber algo que ella no.

-¿Qué significa eso? -preguntó Lilith.

Lucien sonrió, su rostro estaba iluminado con orgullo.

-Significa que eres una descendiente de la sangre roja -dijo-. La sangre de los ángeles caídos.

Lilith se sintió un golpe en el estómago. ¿Ángeles caídos? No sabía qué significaba eso, pero parecía algo importante.

-¿Qué es la sangre roja? -preguntó Lilith.

Lucien se sentó junto a ella, su rostro se tornó serio.

-La sangre roja es la sangre de los ángeles que cayeron del cielo -dijo-. Los ángeles que se rebelaron contra Dios.

Lilith se sintió abrumada por la información. No sabía qué creer ni qué pensar. Pero algo en la mirada de Lucien la hizo sentir que estaba en lo cierto.
Lilith se miró las manos, esperando ver garras o dientes afilados, pero no había cambios físicos evidentes. Sin embargo, recordó la extraña sensación que había experimentado después de comer el ave con la sangre de Alessandro.
Lilith respiró profundamente y comenzó a contarle a Lucien sobre la carta.

-Encontré una carta -dijo-. Dentro de un cofre en la mansión. Hablaba de una maldición y de una reencarnación.

Lucien se inclinó hacia adelante, su rostro interesado.

-¿Qué decía exactamente? -preguntó.

Lilith cerró los ojos y recordó las palabras de la carta.

-Decía que yo era la reencarnación de una mujer que había vivido hace siglos -dijo-. Y que estaba maldita. Que mi amor por Alessandro era la causa de la maldición.

Lucien se levantó y comenzó a caminar por el costado del río.

-Eso es imposible -dijo-. La maldición no es por tu amor por Alessandro.

Lilith se sintió confundida.

-¿Qué significa entonces? -preguntó.

Lucien se detuvo frente a ella.

-La maldición es por tu naturaleza -dijo-. Por ser una descendiente de la sangre roja.

Lilith sintió un golpe en el estómago.

-¿Qué tiene que ver mi naturaleza con la maldición? -preguntó.

Lucien respiró profundamente.

-La maldición fue puesta sobre los ángeles caídos -dijo-. Y tú eres una descendiente de ellos. Eres una parte de esa maldición.

Lilith se sintió abrumada. No entendía nada. ¿Qué significaba ser una descendiente de los ángeles caídos? ¿Qué tenía que ver con la maldición?
Lucien miró a Lilith con una expresión seria y comenzó a contar la historia.

-La maldición ocurrió hace siglos, cuando los ángeles invadieron el Inframundo -dijo-. Asesinaron a nuestros padres, los gobernantes del Inframundo.

-¿Por qué? -preguntó.

Lucien respiró profundamente.

-Los ángeles querían expandir su dominio sobre nuestro reino-dijo-. Pero nuestros padres se opusieron. Y como castigo, los ángeles decidieron que tú debías morir.

Lilith se sintió un escalofrío.

-Pero no me mataron -dijo.

Lucien negó con la cabeza.

-No, en su lugar, los ángeles te pusieron una maldición -dijo-. Una maldición que te haría sufrir por toda la eternidad.

Lilith recordó la carta y la maldición.

-Y Alessandro es el instrumento para acabar con esto-dijo.

Lucien asintió.

-Sí, Alessandro es un vampiro que fue enviado para asegurarse de que la maldición se cumpliera -dijo-. Pero no contaban con que tú recordaras.

-¿Qué puedo hacer para romper la maldición? -preguntó.

Lucien se miró las manos.

-No lo sé -dijo-. Pero debemos encontrar la forma de romperla. Antes de que sea demasiado tarde

-¿Qué me ha pasado? -preguntó Lilith, confundida-. Creí que iba a ser una vampiresa al tomar la sangre del ave intervenida con la de Alessandro.

Lucien se rió suavemente.

-No, Lilith -dijo-. No eres una vampiresa. Eso es solo una leyenda para que no quieras investigar acerca de tu pasado.

Lilith se sintió frustrada.

-¿Qué es entonces? -preguntó-. ¿Por qué mi cabello y mis ojos han cambiado?

Lucien se acercó a ella, su rostro se tornó serio nuevamente.

-La sangre de Alessandro te ha despertado -dijo-. Te ha conectado con tu verdadera naturaleza.

Lilith se sintió confundida.

-¿Mi verdadera naturaleza? -repitió-. ¿Qué significa eso?

Lucien respiró profundamente intentando explicar de otra forma para que Lilith entendiera.

Lilith se sintió asustada. No sabía qué creer ni qué pensar. Pero algo en la mirada de Lucien la hizo sentir que estaba en lo cierto.
Lilith se sintió confundida.

Lucien se miró las manos.

-Pero hay algo más -dijo-. La carta decía que, si besaba a Alessandro, la maldición se rompería y yo reencarnaría.

Lucien se detuvo en su camino, su rostro sorprendido.

-¿Reencarnaría? -repitió-. ¿Qué significa eso?¿Con un beso?

Lilith se encogió de hombros.

-No lo sé -dijo-. Pero la carta decía que, si besaba a Alessandro, todo se resolvería,yo moriría y reencarnaria luego.

Lucien se acercó a ella, su rostro serio.

-Pero ¿qué pasa si no lo besas? -preguntó-. ¿Qué sucede entonces?

Lilith se sintió un escalofrío.

-La carta no lo decía -dijo-. La antigua Lilith no sabía qué sucedería si no lo besaba.

Lucien se miró las manos, su rostro pensativo.

-Eso significa que hay un riesgo -dijo-. Un riesgo de que la maldición se vuelva más fuerte si no besas a Alessandro.

Lilith se sintió asustada.

-¿Qué puedo hacer? -preguntó-. No sé qué decisión tomar.

Lucien se acercó a ella, su rostro lleno de comprensión.

-No te preocupes, Lilith -dijo-. Estoy aquí para ayudarte. Juntos encontraremos la forma de romper la maldición.

Lilith se sintió un poco mejor, sabiendo que Lucien estaba de su lado. Pero todavía tenía dudas y temores. ¿Qué sucedería si besaba a Alessandro? ¿Qué sucedería si no lo besaba? Solo el tiempo lo diría.

Del amanecer al ocaso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora