Capítulo 14: Los recuerdos de Lilith

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Lilith miró la noche estrellada, su gaze perdida en la distancia. La capilla, ahora reducida a cenizas, seguía humeando con una tenue y constante llama. Lucien, aún abrazándola, se inclinó hacia ella y preguntó:

-¿Cómo fue tu vida como humana, Lilith? Al menos, las vida que recuerdas antes que todo esto suceda.

Lilith miró a Lucien con melancolía, su mirada negra brillando con nostalgia.

-Recuerdo mi infancia -comenzó-, vivía en un pequeño pueblo en el sur de Francia. Mi familia era humilde, pero llena de amor. Mi madre era una mujer fuerte y valiente, siempre me enseñó a ser independiente y a luchar por mis sueños.

Su voz se suavizó.

-Mi padre era un artista, un pintor que me enseñó a ver el mundo a través de los colores y las formas. Me recuerdo sentada en su estudio, observando cómo creaba obras maestras.

Una sonrisa triste curvó sus labios.

-Pero la vida no fue fácil. Mi familia pasó por momentos difíciles, y tuvimos que luchar para sobrevivir. Recuerdo las noches que pasé sin dormir, escuchando a mis padres discutir sobre cómo pagar las cuentas.

Lucien la apretó contra sí, ofreciéndole consuelo.

-A medida que crecí -continuó Lilith-, comencé a sentir que no encajaba en ese mundo. Quería más, quería explorar, quería vivir. Así que decidí dejar mi pueblo y viajar a California.

Su mirada se perdio en la distancia.

-Recuerdo el día que llegué a Los Ángeles, la emoción y la libertad que sentí. Era un mundo nuevo, lleno de posibilidades. Me sentí viva, como si hubiera nacido de nuevo.

Lucien la miró con curiosidad.

-¿Y qué pasó en California? -preguntó.

Lilith suspiró, su mirada volviendo a la realidad.

-Eso es otra historia -dijo- Pero sé que todo cambió cuando conocí a Alessandro.

Su voz se quebró.

-Y luego, todo se volvió oscuro. La maldición, los sueños, la oscuridad...

Lucien la besó en la frente.

-No te preocupes -dijo-. Juntos, romperemos la maldición.

Lilith cerró los ojos, recordando los detalles de su vida en California antes de conocer a Alessandro. Lucien la escuchaba atentamente, su mirada fija en ella.

-Había llegado a Los Ángeles hace pocos días -comenzó Lilith-. Tenía una propuesta de trabajo que podría hacer que mi sueño de ser actriz se hiciera realidad. Era un papel principal en una película importante, y estaba emocionada.

Una sonrisa iluminó su rostro.

-Me pasé horas preparándome para la entrevista, ensayando mis líneas y mi presencia. Y finalmente, el día llegó. Salí de la entrevista sintiéndome confiada y esperanzada.

Su expresión cambió, volviéndose más seria.

-Pero mientras volvía a casa, caminando por la plaza, choque con él,con Alessandro. No sé cómo explicarlo, pero fue como si el tiempo se detuviera. Me miró con esos ojos color mar y... y me sentí atrapada.

Lucien frunció el ceño.

-¿Qué pasó después? -preguntó.

Lilith respiró profundamente.

-- Alessandro se disculpó y me ayudó a levantarme. Y luego... Volví a mi casa, al día siguiente fui a ese lugar donde me había cruzado con él para recordar de dónde lo conocía, apareció detrás de mi,decidimos ir a cenar, luego una mesera derramó tragos en mi regazo accidentalmente, termine en el tocador confundida, salí del mismo y le pedí a Alessandro que me acompañara a mi casa para terminar la conversación, fue allí donde apareció ese demonio con el rostro desfigurado e intento atacarnos.

Del amanecer al ocaso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora