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—Hija sabes que no tenemos mucho dinero. Pero, no obstante, antes tendrás que sacar primero el carnet de conducir —le decía su madre.

Ante la buena disposición de su madre, Lucía decidió apuntarse en una autoescuela, y comenzaron los primeras pasos en la misma, empezando con las clases de teórica. Al propio tiempo comenzó con las clases práctica, y tras haber realizado tres de ellas, vio que iba a tener que gastar bastante dinero para poder aprender a conducir y poder superar el examen.

Estaba tan interesada en conseguirlo, que una tarde al llegar a casa, aprovecho el ver a Alejandro allí, que casi la comía con la mirada y le pidió a su padrastro que le diera unas clases particulares, para así no tener que pagar tanto en la autoescuela.

Alejandro, la mira, y le contesta:

—Por mí no hay problema. Podemos empezar cuando quieras. Pero eso sí, debemos hacerlo en lugares donde no haya tráfico, y que nadie nos vea. Sin nos pillan me puedo meter en líos. Pero, antes tiene que pedir permiso a tu madre.

—Claro, papi, gracias —Exclamo ella llena de alegría, dándole un pequeño beso en el cachete. Al llegar su madre del trabajo, le pregunta— ¿Mama permites que Alejandro me de unas clases particulares de conducir?. Anda venga mama...

A su madre no le hacía mucha gracia. Pero pensó que tenía razón, ya que tampoco tenía tanto dinero para muchas prácticas de su hija. Por eso, aunque a disgusto aceptó.

—Vale.. Pero mucho cuidado. No vayan a causar daño a nadie. Y haz caso a todo lo que te dice Alejandro. 

—Por supuesto mama. Te quiero mucho —le contesto Lucía muy ilusionada.

Alex  hacia unos tres años que conocía a su hijastra Lucía, concretamente desde antes de comenzar su relación con la madre de ésta.

Desde la adolescencia, Lucía se despertó como una chica con un cuerpo delgado, buenas curvas, y una silueta casi perfecta. Igualmente era de muy buen ver, destacando su carita casi angelical. Era algo atrevida, y le gustaba vestir bastante elegante, y con ciertas dotes de provocación, que disgustaba a su madre, ya que le parecía demasiado liberal.

Lucía había tenido algunos novios, pero sin mucha constancia. Alejandro, en varias ocasiones, casi de forma involuntaria se le habían ido los ojos hacia aquel trasero tan perfecto, especialmente cuando ella usaba pantalones o mallas bastante ajustadas, donde veía que se le marcaba todas sus nalgas y, hasta en alguna ocasión, se había deleitado contemplando el relieve de la vulva, dado lo ajustado que llevaba aquellas prendas. Pese a su baja estatura, era una chica que no dejaba inmune a nadie. ¡Y su padrastro no era una excepción!.

Cuando se colocaba algunas blusas o corpiños con escotes bastante vistosos, permitía contemplar los grandes pezones de la chica, cuyo relieve destacaba sobre la prenda que llevaba. Evidentemente a Alejandro se le revolvía el pene dentro de su pantalón ante la visión que le propiciaba su hijastra, con aquellas vestimentas. 

Para colmo, Alejandro  recordaba como en alguna ocasión había divisado a su hijastra observándolo cuando hacía el amor a su madre en la habitación de matrimonio, dado que algunas veces se quedaba la puerta entreabierta. Lucía se molestaba ante el acto, pero eso solo lo excitaba más. El la había descubierto en la penumbra de la puerta espiándolos. Hacia memoria de que aquella situación lo excitó tanto que, su vástago se puso como un fierro, y terminó echándole un polvo a la madre de Lucía de escándalo.

Por ello, la propuesta de su hijastra de enseñarle a conducir, en cierto modo le preocupaba, ya que sabía que irremediablemente se iba a excitar con aquella chica. No obstante, ante la insistencia de ella pronto comenzaron las prácticas, localizando unos lugares de poco transito y apartados, donde comenzaron aquellos primeros pasos. Evidentemente los primeros momentos fueron casi de puro nervio. Tras los primeros compases, y una vez que ella se fue desenvolviendo mejor con el volante, decidieron acudir a una zona rural para que ella pudiera aprender más tranquila, ya que siempre se encontraban con vehículos y era peligroso.

MI PADRASTRO | RELATOS EROTICOS +21Where stories live. Discover now