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Wonwoo bajó del taxi con pasos vacilantes, su cabello despeinado por el viento y sus zapatos en la mano, arrastrando el traje impecable ahora sucio y rasgado por el suelo. Con manos temblorosas, sacó las llaves de su bolsa y se detuvo frente a la casa de Mingyu, su corazón retorciéndose en agonía.

Apoyándose en su auto, las lágrimas inundaron sus ojos una vez más, desbordándose en desesperación y dolor. Intentó en vano controlarse, pero la realidad aplastante de la situación lo abrumaba. Subió al auto, incapaz de contener el sollozo que escapaba de sus labios mientras se alejaba.

Gracias a la cuenta de emergencia que su padre le había proporcionado, pudo pagar una habitación en un hotel. Se dejó caer en la cama en cuanto el botones salió, sintiéndose más aislado y desolado que nunca. Sabía que Mingyu jamás le perdonaría.

El fin de semana y el lunes se desvanecieron en angustia y soledad, Wonwoo apenas salió de la habitación, refugiándose en su propio dolor. Las lágrimas se convirtieron en su compañía constante, su única conexión con el mundo exterior.

Era martes al mediodía, y el peso de la culpa se aferraba a él. A pesar de la cercanía del final del semestre, la idea de enfrentarse a Mingyu en la universidad lo llenaba de un miedo paralizante. Sabía que no podría soportar el frío desprecio en los ojos de aquel a quien amaba con toda su alma.

Finalmente, llegó a la dolorosa conclusión de que no podía permitirse quedarse atrapado en ese abismo de desesperación para siempre. No se resignaría a perder a Mingyu sin luchar, sin intentar explicarse, sin rogar por su perdón. Necesitaba que lo escuchara, que comprendiera el profundo cambio que había experimentado por él, que entendiera cuánto lo amaba y lo necesitaba en su vida.

Con un esfuerzo sobrehumano, se levantó de la cama y se duchó lentamente, sintiendo el agua caliente arder en su piel. Se vistió con unos pantalones deportivos y una sudadera grande, y se preparó para enfrentar la situación.

Cuando llegó a la tienda de discos donde Mingyu trabajaba, vió la motocicleta estacionada a lo lejos, y un escalofrío de angustia le recorrió la columna vertebral. Sabía que el dolor y la humillación lo aguardaban, pero estaba dispuesto a enfrentarlo todo por una oportunidad de redención, por un rayo de esperanza en la oscuridad.

Pero al final, el miedo y la incertidumbre lo consumieron. Con el corazón hecho trizas, encendió nuevamente el auto y regresó al hotel, dejando atrás la posibilidad de reconciliación y perdón.

•••

Una vez más, Wonwoo faltaba a clases.

Cada vez que el nombre de Wonwoo cruzaba la mente de Mingyu, este se regañaba a sí mismo.

—Kim —la voz de Seokmin lo sacó de sus pensamientos mientras cerraba su casillero. Mingyu se giró con una mueca de fastidio al reconocer a su mejor amigo de Wonwoo.

—¿Qué quieres? —respondió con brusquedad.

—Es Wonwoo—Seokmin parecía agitado, como si hubiera estado corriendo para alcanzarlo.

—Seokmin, no estoy de humor, ¿vale? Menos cuando se trata de él —Mingyu se dió la vuelta para alejarse.

—Se irá... —Seokmin intentó explicar, pero Mingyu lo interrumpió.

—¡Que le vaya bien entonces! —respondió sin detenerse.

—Tú no entiendes, ¿verdad? Él te necesita —Mingyu detuvo sus pasos y se volteó hacia Seokmin, sintiendo una oleada de irritación.

—¿Para qué? ¿Hicieron otra apuesta o algo así? —pasó una mano por su cabello— No me interesa nada relacionado con Wonwoo. Me da igual si me necesita o no. Le dejé claro que no lo quería cerca de mí —Seokmin lo miró con furia, y Mingyu podía sentir la misma emoción brotando en su interior.

—Perfecto —Seokmin miró hacia abajo antes de volver a encontrarse con la mirada de Mingyu—. ¡Se irá del país en dos horas! —sacó un sobre blanco de su mochila y se lo lanzó. Mingyu lo atrapó instintivamente—. Me alejé cuando más me necesitaba, y tú fuiste el único que estuvo ahí para él. Créeme, él no jugó contigo. Terminó la apuesta en cuanto vio que te estaba haciendo daño. Yo fui el idiota que lo incitó a hacerlo, así que no lo culpes del todo —sin más palabras, Seokmin se fue, dejando a Mingyu en medio del pasillo, con el sobre blanco en sus manos.

Mingyu miró el sobre y, al ver la letra de Wonwoo, la rabia lo invadió. Con ambas manos, arrugó el papel hasta convertirlo en una bola que arrojaría al primer basurero que encontrara. Se acercó al bote de basura y sostuvo la bola de papel un momento más, luchando contra las emociones que sentía. Se iba del país. Esa podría ser la última noticia que recibiría de él. Sin embargo, no pudo tirarla.

Guardó la bola de papel en un bolsillo de su chaqueta y se encaminó a casa. Jiheon seguía resentida, y Donghyun tampoco comprendía del todo lo que estaba pasando. Nunca antes se había sentido tan destrozado, tan herido.

Al llegar a casa, se dejó caer en el sillón central de la sala, mirando fijamente la pantalla apagada del televisor. Sus manos se deslizaron en los bolsillos de su chaqueta, y una vez más, sintió la bola de papel. La sacó, la desenrolló y leyó el mensaje escrito por Wonwoo con su inconfundible bolígrafo rosa.

¿Qué podía perder?

Se animo a leerla, ya no podía sentirse peor, así que rompió el sobre por uno de los costados para sacar la hoja blanca doblada en tres.

Mingyu:

Puede que nunca llegues a leer estas palabras, pero siento que debo escribirlas, aunque solo sea para liberar el peso que lleva mi corazón. Este bolígrafo rosa parece ridículo, lo sé, pero es lo único que tengo a mano en este momento, y cada trazo que hago me recuerda lo equivocado que estuve en todo.

Fui un tonto al pensar que podía jugar con los sentimientos de las personas sin consecuencias. No sabía que este juego me llevaría a lastimarte de la manera en que lo hice, y eso es algo que me pesará por siempre. Me odio a mí mismo por haber sido tan ciego, por no haber visto lo valioso que eras desde el principio.

Al principio, te vi como un desafío, una barrera que debía superar para demostrar algo que ni yo mismo entendía del todo. Pero a medida que pasaba el tiempo, me di cuenta de que tú eras mucho más que eso. Eras la luz en medio de toda la oscuridad que me rodeaba, y por un breve momento, me permitiste acercarme a ti. Ver cómo eres con Jiheon y Donghyun me tocó el alma porque sin importar qué ellos siempre van primero para ti.

Ahora, con el corazón roto y el alma destrozada, me doy cuenta de cuánto te necesitaba. Me doy cuenta de que todo este tiempo estuve huyendo de la verdad, negándome a aceptar lo que realmente sentía. Pero ya es demasiado tarde para enmendar mis errores, demasiado tarde para volver atrás y hacer las cosas bien.

Te amo, Mingyu, y no hay palabras suficientes para expresar cuánto lamento haberte herido. Ojalá pudiera retroceder el tiempo y cambiar las cosas, pero sé que eso es imposible. Todo lo que me queda ahora es el recuerdo de lo que una vez tuvimos y el dolor de saber que lo perdí por mi propia estupidez.

Me voy, Mingyu. Me voy lejos de aquí, lejos de todo lo que me recuerda a ti. No sé si algún día podré perdonarme a mí mismo por lo que hice, pero espero que tú puedas encontrar la paz que yo nunca tuve el valor de buscar.

JWW.

me, myself and i | MeanieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora