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El ambiente en la escuela se volvió tenso desde la ruptura.

Wonwoo y Mingyu evitaban cualquier contacto visual, manteniendo una distancia fría entre ellos.

En las clases compartidas, se sentaban en extremos opuestos del aula, sus miradas apenas se cruzaban, aunque en ocasiones, en medio de la tensión, sus ojos se encontraban brevemente, como dos imanes.

El martes, mientras tomaban la clase de cálculo, Wonwoo comenzó a sentirse mareado. Un hormigueo incómodo se apoderó de su cabeza, y su visión se volvió borrosa. Trató de concentrarse en las fórmulas en la pizarra, pero la sensación de vértigo se intensificaba con cada momento que pasaba.

Sus piernas comenzaron a temblar, incapaces de sostener su peso por mucho más tiempo. Se aferró con fuerza al borde de su pupitre, tratando de contener el mareo que amenazaba con hacerlo desplomarse en cualquier momento.

Desde el otro lado del aula, Mingyu notó la repentina palidez en el rostro de Wonwoo y cómo se aferraba con desesperación a su asiento. Una corriente de preocupación lo recorrió de inmediato, aunque la barrera invisible entre ellos le impedía actuar de inmediato.

Antes de que pudiera ofrecer su ayuda, el maestro anunció un receso, rompiendo la tensión en el aula y dando paso a la agitación de los estudiantes que se levantaban apresuradamente de sus asientos y comenzaban a salir del aula.

Wonwoo luchó por mantenerse en pie mientras los estudiantes lo rodeaban, sintiendo cómo la habitación giraba a su alrededor. Mingyu, por su parte, sintió un nudo en el estómago al ver a Wonwoo tambalearse hacia la puerta.

Se mordió el labio inferior con frustración mientras veía a Wonwoo desaparecer por la puerta.

Durante el receso, Mingyu decidió seguir a Wonwoo discretamente, preocupado por su estado. Sin embargo, cuando salió al pasillo, no pudo encontrar rastro alguno de Wonwoo entre la multitud de estudiantes que se dispersaban en todas direcciones.

Desesperado, Mingyu recorrió los pasillos, buscando ansiosamente a Wonwoo entre los rostros que pasaban a su lado. Finalmente, lo encontró apoyado contra una pared, pálido y sudoroso, luchando por mantenerse en pie mientras la multitud lo rodeaba sin prestarle atención.

―Wonwoo, ¿estás bien? ―preguntó Mingyu, acercándose con cautela, su voz teñida de preocupación.

Wonwoo levantó la mirada, sorprendido al ver a Mingyu frente a él. Quería desesperadamente aceptar su ayuda, pero el orgullo herido no se lo permitía.

―Estoy bien ―respondió Wonwoo con voz débil, intentando ocultar su malestar detrás de una máscara de indiferencia.

Mingyu notó la falsedad en su tono y frunció el ceño con preocupación, leyendo más allá de las palabras que Wonwoo intentaba ocultar. Quería insistir en ayudarlo, en romper la barrera invisible que los separaba, pero Wonwoo lo miraba con una mezcla de dolor y resentimiento que lo mantenía a distancia.

―Si necesitas algo, estoy aquí para ayudarte ―dijo Mingyu, con la voz llena de sinceridad, sus ojos oscuros reflejando la preocupación que sentía en su interior.

Wonwoo asintió débilmente, pero su mirada evasiva hablaba más que sus palabras, revelando el torbellino de emociones que luchaba por contener.

El timbre sonó, anunciando el final del receso, y Wonwoo se enderezó con esfuerzo, decidido a continuar como si nada hubiera pasado. Mingyu lo observó partir.

A lo largo del día, Mingyu no pudo apartar de su mente la imagen de Wonwoo luchando por mantenerse en pie, sintiendo el dolor en su pecho intensificarse con cada pensamiento. Se reprochaba a sí mismo por no haber actuado con más firmeza.

me, myself and i | MeanieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora