13.- Pasión real

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Stella.

Golpeteo mi pie contra la superficie perfectamente pulida de la cafetería en la que me encuentro. Dirijo mi atención hacia el reloj que cuelga al otro lado. He llegado con demasiado tiempo de anticipación, por lo que he tenido el tiempo suficiente como para sobre pensar en todas las cosas malas que pueden surgir.

Me concentro en la taza de café que tengo enfrente, tomo una inhalación tratando de callar todos los nervios que parecen querer devorarme, porque no hay motivo, me lo repito una y otra vez, no hay ni un solo motivo.

Tomo la taza para darle un sorbo en el momento en el que reconozco a la persona por la que me encuentro esperando, Mónica Stanford camina con prisa hacia mí. Me obligo a sonreír cuando se desliza en el asiento que se encuentra frente a mí.

—¡Que gusto verte de nuevo! —el efusivo saludo que me da me toma desprevenida —¿no te hice esperar demasiado?

—En lo absoluto, casi he llegado —miento —me sorprendió tu llamada.

—Lo imaginé, me disculpo por demorar demasiado tiempo en llamarte, pero tuvimos algunas complicaciones. Por favor dime que no has cambiado de opinión desde la última vez que nos reunimos.

Me río ante lo preocupada que parece.

—Sigo pensando igual, Mónica. No te preocupes —ella sonríe aliviada —¿ya tienes una fecha?

Asiente entusiasmada.

—En un mes, ¿crees estar disponible?

Un mes, treinta días no es suficiente para prepararme mentalmente, pero no me atrevo a decir eso.

—No tengo ningún proyecto por el momento —admito —así que estoy completamente disponible.

Da un par de palmaditas entusiasmada. Nuestra conversación se interrumpe cuando la mesera se acerca para tomar la orden de Mónica, ordena un sándwich junto con un latte y apenas la chica se aleja, regresa su atención a mí.

—Hay varios temas que me gustaría tocar, pero por supuesto eres libre de decir que no te sientes cómoda con eso. No tocaremos nada que tú no quieras.

Escucharla decir eso se siente como un alivio, una de mis principales preocupaciones de aceptar aparecer con alguien en cualquier tipo de programas, es que nunca tienes el control de lo que la otra persona puede decir.

Es cierto que tal vez ya no me encuentro en el mismo agujero negro que hace unos meses, pero no creo estar lo suficientemente preparada para hablar de lo que pasó.

—Te lo agradezco mucho, pero hay algo que quería comentarte —tomo una corta inhalación —¿estás considerando las reacciones que tu comunidad puede tener al verme aparecer en tu podcast?

Mónica arruga la frente, claramente desconcertada por mi pregunta.

—¿A qué te refieres con exactitud?

—Eres una científica, una investigadora. Yo soy una chica que lee las cartas y cree en lo místico, ¿no crees que eso pueda resultar contraproducente para ti? Sé que probablemente tienes motivos para querer invitarme, solo quiero estar segura de que sabes que tal vez las reacciones no sean de ovación.

Su ceño fruncido dura unos cuantos segundos antes de que se suavice, la comprensión se filtra en sus ojos.

—Estoy consciente de que puede haber cuestionamientos, Stella. Pero por lo mismo, porque soy investigadora, ¿qué no hacer preguntas es a lo que me dedico? Mi comunidad es abierta, te lo aseguro, no es el primer tema controversial que trato, y aunque no fuese así, te prometo que mi interés en conocerte es genuino.

Cuando las  estrellas colisionan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora