HARRY
Reconozco bien el sentimiento que se abre paso en mi pecho, soy muy consciente de como se expande por cada rincón de mi cuerpo, mi parte racional grita que esto no significa nada, Stella no es capaz de engañarme, mucho menos con Oliver sabiendo todo lo que significa.
Pero cuando tienes tanto dolor, cuando te sientes tan perdido que ya ni siquiera estás seguro de lo que eres, la razón es lo último que solemos emplear.
Es más fácil aferrarse a lo peor que puedas imaginar, a esa versión distorsionada de la realidad que justifica el enojo y da lugar al resentimiento.
Stella toma mi brazo antes de que pueda alejarme, su agarre es firme y su mirada está llena de esa determinación que conozco tan bien. Es la misma expresión que usa cuando sabe que algo está roto y se rehúsa a dejarlo así. Pero en este momento, ver su insistencia me irrita aún más.
—Harry, escúchame —dice en un tono bajo, como si estuviera tratando de no romperme del todo—. No te vayas así.
—¿Qué quieres que escuche, Stella? —exhalo, entre frustrado y cansado—. ¿Quieres que me quede para verlos juntos, tan cómodos como si fuesen cercanos de toda la vida? Porque, honestamente, no creo que pueda soportarlo.
Ella frunce el ceño, sin apartar su mano de mi brazo.
—Esto no tiene nada que ver con comodidad —replica, su tono todavía templado—. Oliver estaba teniendo un ataque de pánico, Harry. Solo trataba de ayudarlo. ¿Desde cuándo se convirtió eso en algo cuestionable?
Apenas puedo reconocer que ella tiene razón. Apenas y puedo aceptar que realmente tiene sentido lo que dice. Es como si el dolor fuese tan fuerte que necesita ser expulsado de alguna forma.
Y tengo la excusa perfecta para usar. Porque odio la idea de que ellos estén cerca.
No miro a Stella, dirijo mi atención a Oliver.
—¿Ahora quieres robarte a mi novia también? —inquiero —¿cuál es tu maldito problema? ¿Por qué quieres tener todo cuanto poseo?
—Estás siendo ridículo —Oliver da un par de pasos hacia mí —así que más vale que dejes de ser un idiota, porque aquí no está pasando nada de lo que imaginas.
La tensión en el ambiente es casi insoportable, y me siento al borde de explotar. La insinuación de que estoy siendo irracional solo hacen que mi enojo aumente. Me acerco, ignorando el brazo de Stella que intenta detenerme.
—Ah, ¿sí? ¿Ridículo? —le lanzo una mirada, y siento la rabia acumulándose con cada segundo que pasa—. Dime, entonces, ¿qué demonios significa todo esto? Porque, honestamente, desde aquí se ve bastante claro.
—Significa que no puedes ver más allá de tu propio dolor para entender lo que está pasando en realidad —Oliver replica, sus ojos se clavan en los míos, lanza una mirada desafiante que me produce ganas de darle un puñetazo.
—Basta —la voz de Stella se filtra entre ambos —Harry, cariño, esto es una locura. No ha pasado nada, ¿Cómo consideras siquiera que ha pasado algo más? Solo intentaba ayudarlo, porque él también perdió a su madre y...
—¿Y eso qué? —la interrumpo, sintiendo la ira burbujear justo bajo la superficie—. ¿Desde cuándo se volvieron tan cercanos como para que te importe tanto? —Mi tono sale más frío de lo que pretendía, y las palabras se sienten como cuchillas en mi propia lengua.
Stella asiente, parece derrotada y da un paso hacia atrás.
—Bien, no vamos a hablar ahora porque es evidente que nada de lo que diga te parecerá suficiente. Así que vamos a dejarlo aquí y cuando seas racional, hablaremos. Porque justo ahora sé que no creerás nada de lo que diga.
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Cuando las estrellas colisionan.
RomantiekUna astrologa que ha perdido a su hermano en un accidente de auto. Un astrónomo con una oportunidad excepcional para pertenecer al Observatorio Naval de los Estados Unidos... hasta que el lugar destinado a él... se lo otorgan a otra persona... su h...