3.5 Antojos

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Alyna p.v:

Veía a la rubia sentada con cara de felicidad -notese el sarcasmo-.

-¿Que pasa?- me senté en un banco de la mesada.

-Tengo hambre.- sus ojos se iluminaron- Quiero donas.

Solté una risa.
-Mamá viene ahora, le diré que traiga.-

Tomé el celular y eso hice.

Se levantó del sillón y se sentó en mi falda.

Unos 20 minutos después sonó el timbre.

-¡Pasen!- gritó Olivia.

Rose y mi madre entraron,iban a saludar Pero la rubia interrumpió.

-Mis donas, mis donas.- estiraba el brazo vagamente hacia las bolsas que traían.

Mamá sonrió y le entregó sus donas.

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Estábamos comiendo cuando la rubia terminó sus donas.

Empezó a agarrar mis papas y comerlas. La miré con diversión.

—¿Quieres que te ponga uno para ti?— negó.

Me reí sabiendo que se las terminaría todas y culparía al bebé por "darle hambre".

Cuando terminó se levantó.

—Estoy cansada.— movió la mano.

— vas en el quinto mes, ya podrías dejar de dar clases.— Dijé disimuladamente.

—No seas aguafiesta, Alyna, todavía no puede dejar de dar clases.— dijo mamá.— deja a la muchacha tranquila.

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2 am.

Olivia p.v:

Me desperté y tenía ganas de fresas con chocolate.
Me puse las pantuflas y bajé lentamente las escaleras.
Hice un puchero al ver que no había lo que quería.

—¿Rubia?.— voltee a ver a Aly.—¿Que pasa?— se acerco preocupada al verme lagrimear.

—Quiero fresas con chocolate, y no hay.— me acerqué a llorar en su hombro.

—Cielo, no puedes llorar porque no hay fresas.— le pegué en el brazo y me alejé.—Bien, iré a ver qué encuentro.

Sonreí besando su mejilla.

Alyna se puso sus chanclas y tomo la llaves de su moto.

—ya vuelvo.

—con cuidado Aly.

Alyna p,v:.

Lo que tengo que hacer por mi mujer.

Salí con las pintas de un pantalón deportivo negro y un buzo del mismo color, en chanclas y con cara de sueño.

Recorrí todo el centro hasta encontrar un shopin 24 horas.

Entré con el casco en la mano haciendo resonar las llaves jugando con ellas en mi mano, solo porque si.

Todas las empleadas me miraban y secreteaban entre ellas.

Ignoré eso y fui a buscar las fresas y el chocolate.

No los encontraba, rodé los ojos y bufé.

—¿Precisas ayuda?— miré hacia el costado, para ver a una muchacha peli-negra dando vuelta un mechón de pelo y recostada contra un estante.

Miré hacia atrás de ella y fruncí en ceño.

Estaban toda mirándonos, algunas con odio y otras con sorpresa.

—Oh, eres la famosa corredora de carreras en moto.— dijo otra emocionada.

—Eh si, necesito fresas y chocolate para derretir.— le dije a la peli-negra

—Yo necesito tú instagram.— dijo otra.

—¿Aceptará tríos?— escuché bajo.

—¡NECESITO UNAS FRESAS DE MIERDA PARA MI MUJER EMBARAZADA!—dije exasperada—¿Alguien puede hacerme el favor de decirme dónde están?.

—No hay.— dijo una chica.

Salí de ahí lo más rápido que pude.
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Para cuándo volví a casa eran las 4am, llegué y deposite todo sobre la mesada.

Derretí el chocolate y unté las fresas en el, lo llevé hacia arriba y lo deposité en la mesita de luz, haciendo que la rubia se levantara enseguida.

Me dió un abrazo y muchos besos.

—Gracias mi amor.— dijo con las mejillas llenas y una gran sonrisa.

Valió la pena, totalmente.

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Nota de autora.

Volví, tarde pero volví.

Profesora Perfección Donde viven las historias. Descúbrelo ahora