—Eres demasiado hermosa — me dijo Alyna mientras me besaba.
Estábamos acostadas en la cama.
—Demasiado caliente— bajó hacia mi cuello.
Dejaba besos húmedos ahí.
Subió a mi boca dándome un beso feroz, estaba avergonzada pero exitada a la vez.
Tomó mi cintura fuertemente mientras se pegaba a mí.—Aly,¡Tienes práctica hoy!— gritó Elisa desde la puerta.
Alyna sonrió e hizo un bailesito festejando, de lo cuál me reí.
—¿Juegas fútbol?— cuestioné
—¡Si!—dijo emocionada— báñate voy a buscar mi uniforme.
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Con Alyna nos encontrábamos ya bañadas y Alyna en su sexy uniforme.
Un buzo algo suelto color negro con los estampes de su equipo y su nombre atrás con el número diez y un short a juego deportivo, hasta un poco más arriba de las rodillas, suelto.
—Bueno, yo me voy y tú te quedas con las chicas ¿Te parece?, luego te llevo a casa porque mañana hay clases.— planteó la situación.
Asentí.
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—¡Oliviaaa!— llamó Penélope desde la puerta de la habitación de Alyna.
— ¡Vamos de compras y tu te vienes con nosotras!-*-*-*-*-*-*-
Estábamos en el centro y todas se dirijeron a un ¡Sexshop!, mi cara adquirió un color rojo fuerte mientras las seguía avergonzada.
¿Que pensarían mis alumnos si me veían aquí?.
—¿Sabes Olivia?, a tu novia le gustaría verte en esto.—me mostró una lencería roja.
Negué roja de la vergüenza.
—ups, ya lo puse.—lo tiró a la canasta.
Seguí a Elisa que también venía y ella se fue hacia los juguetes sexuales.
Miré hacia todos lados antes de ponerme a su lado.—Elisa— la llamé bajito y ella me miró — ¿no te preocupa que alguien te vea?
Negó despreocupada.
—Mira este— me mostró una caja con algo violeta de una forma extraña y un control.
—¿Que es?— lo agarré.
—¡UN VIBRADOR!— Dijo Penélope y Rose se rió a carcajadas.
Lo solté rápidamente con vergüenza.
—Pum, al carrito.— dijo Lope poniéndolo.
Compraron un montón de cosas más para mí, y unas tantas para ellas.
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Me encontraba sola, con la cara roja en vergüenza mirando las cajas con juguetes.
Rose, Elisa y Penélope habían salido a comer, me invitaron pero yo quería esperar a Alyna, pues estar con ella días seguidos y luego dejarla me hacía mal, la extrañaba, quería verla.
Recordé como me había tocado anoche y como me besaba en cuello hoy.
Me avergonce de mojarme solo con eso.
Me levanté decidida a probarme unas de las tantas lencerías que Penélope había puesto en el carrito por mi.
La lencería era azul, con mi piel blanca quedaba muy linda, era como de cuero y tenía ligueros en los muslos.
Había un pompón azul que...
—Oh dios— dije al darme cuenta que era para el ¡Culo!.