La vida Después del instituto (Kiyotaka x Suzune)

CAPITULO 1 : Después de la Graduación

Habían pasado cinco años desde que Kiyotaka Ayanokouji y Suzune Horikita se graduaran como los mejores de la clase A en la Escuela Secundaria de Formación Avanzada. Aquellos años habían sido transformadores, llenos de retos y triunfos que ninguno de los dos podía prever. Pero a pesar de todo, habían permanecido unidas, cada día más unidas.

Su hogar era un testimonio de su viaje común: una casa hermosa y moderna enclavada en un barrio tranquilo y exclusivo. Era espaciosa pero no ostentosa, lo que reflejaba tanto el gusto minimalista de Kiyotaka como la preferencia de Suzune por la elegancia y la sencillez. Las paredes estaban adornadas con sutiles adornos, algunas fotos enmarcadas de su época en la escuela y momentos de sus viajes. La casa era algo más que un lugar donde vivir; era un santuario donde habían construido su vida juntos.

Era sábado por la mañana y Kiyotaka estaba en la cocina preparando el desayuno. A pesar de su enorme fortuna, que no había hecho más que crecer tras el encarcelamiento de su padre y el consiguiente control que había adquirido sobre la hacienda Ayanokouji, Kiyotaka prefería una vida sencilla. Había elegido ser un marido que se quedaba en casa, un papel que sorprendentemente había llegado a disfrutar. Suzune, por su parte, se había dedicado a la abogacía de empresa, ascendiendo rápidamente gracias a su implacable empuje y su aguda mente.

Mientras batía huevos en un cuenco, los pensamientos de Kiyotaka se desviaban hacia sus conversaciones recientes. Últimamente hablaban cada vez más de su futuro, en concreto de la posibilidad de formar una familia. Era un tema que al principio le había sorprendido; Suzune siempre había estado muy centrada en su carrera, y él no estaba seguro de que quisiera tener hijos. Pero a medida que hablaban de ello, Kiyotaka había visto un lado diferente de ella, más suave y vulnerable.

El sonido de unos pasos interrumpió sus pensamientos, y levantó la vista para ver a Suzune entrando en la cocina, con el pelo ligeramente despeinado por el sueño. Iba vestida con una sencilla bata y tenía un aire relajado que a él le encantaba ver los fines de semana, cuando el trabajo no era lo más importante para ella.

"Buenos días"

la saludó Kiyotaka, dejando a un lado el cuenco de huevos para centrarse en ella.

"Buenos días"

respondió Suzune, con una pequeña sonrisa en la comisura de los labios. Se acercó a él y le dio un suave beso en la mejilla antes de mirar el desayuno que estaba preparando.

"Me estás mimando otra vez".

Kiyotaka rió suavemente.

"Lo disfruto. Además, trabajas duro toda la semana. Te mereces que te mimen los fines de semana".

Suzune negó con la cabeza, aunque la sonrisa de su rostro se hizo más amplia.

"Eres demasiado bueno conmigo, Kiyotaka".

"Podría decir lo mismo de ti"

respondió, con tono sincero.

Se sumieron en un cómodo silencio mientras Kiyotaka volvía a cocinar y Suzune se movía para poner la mesa. Era una rutina que habían perfeccionado a lo largo de los años, una danza silenciosa que reflejaba el profundo entendimiento y afecto que había entre ellos.