CAPITULO 22 : Bebé

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El aire se llenó de un suave zumbido expectante mientras Suzune y Kiyotaka se dirigían al hospital.


La expectación por conocer a su nieto por primera vez era palpable, y cada minuto parecía una eternidad. Habían pasado las últimas semanas preparándose para este momento, y por fin había llegado el día.


Sayuri les había llamado por la mañana temprano con la noticia de que estaba de parto, y Haruto les había mantenido informados a lo largo del día.

Ahora, a medida que se acercaba el momento, la emoción en la sala de espera era casi tangible.


Suzune apretaba con fuerza la mano de Kiyotaka, con el corazón acelerado por una mezcla de alegría y nerviosismo.



Después de lo que pareció una eternidad, una enfermera se acercó a ellos con una cálida sonrisa. "Sr. y Sra. Ayanokouji, ya pueden pasar. La madre y el bebé están bien".


A Suzune le dio un vuelco el corazón.


"Gracias", dijo, con la voz ligeramente temblorosa. Apretó la mano de Kiyotaka mientras seguían a la enfermera por el pasillo, cada paso los acercaba más al momento que habían estado esperando ansiosamente.


Los condujeron a una habitación acogedora y suavemente iluminada donde Sayuri yacía en la cama, con un aspecto radiante a pesar del agotamiento del parto.


Haruto estaba a su lado, con un rostro mezcla de alivio, orgullo y alegría desbordante. Cuando vio a sus padres, se movió inmediatamente para saludarlos.



"Mamá, papá", dijo Haruto, con la voz llena de emoción. "Ya está aquí. Ya podéis conocer a vuestro nieto".


Sayuri, con el rostro iluminado por una sonrisa cansada pero triunfante, extendió los brazos hacia una pequeña cuna que había junto a su cama.




Dentro, envuelto en una suave manta azul, había un bebé que dormía plácidamente. La visión de su nieto, tan pequeño y perfecto, dejó sin aliento a Suzune y Kiyotaka.



Kiyotaka se acercó a la cuna y sus ojos se empañaron al mirar al bebé.





"Es precioso", dijo en voz baja, con la voz entrecortada por la emoción. "¿Cómo se llama?"




"Se llama Kazuki", dijo Sayuri con suavidad, su voz tierna mientras miraba a su hijo recién nacido. "Kazuki Ayanokouji."



A Suzune se le llenaron los ojos de lágrimas y alargó la mano para tocar con suavidad la manita del bebé. "Kazuki... Es un nombre precioso".


Haruto rodeó a Sayuri con el brazo y se inclinó para besarle la frente. "Gracias por todo", dijo, con la voz llena de gratitud. "Nos has hecho un regalo precioso".


Sayuri sonrió, con los ojos llenos de amor y cansancio. "Gracias por estar aquí con nosotros. Significa mucho".


Kiyotaka respiró hondo, conteniendo las lágrimas. Levantó con cuidado al pequeño bultito de la cuna, sosteniendo a Kazuki en brazos con una ternura que sólo un abuelo podía sentir.


El bebé se agitó ligeramente, pero permaneció dormido, ajeno al trastorno emocional que le había causado.



"Este es el comienzo de un nuevo capítulo", dijo Suzune, con voz suave pero llena de calidez. "Y estoy muy agradecida de estar aquí para vivirlo contigo".




Kiyotaka asintió, con los ojos fijos en el pequeño rostro que tenía entre sus brazos.



"Sí, así es. Hemos visto crecer a Haruto hasta convertirse en una persona increíble, y ahora tenemos la alegría de verle convertirse en padre. Es más de lo que podíamos esperar".



Cuando la familia se instaló en un momento de tranquilidad e intimidad, la habitación del hospital se llenó de una sensación de paz y satisfacción.




Los nuevos padres y abuelos se turnaban para sostener a Kazuki, con el corazón henchido de amor por el nuevo miembro de la familia.





Más tarde, al caer la tarde, Kiyotaka y Suzune se prepararon para marcharse y dejar que la nueva familia descansara. Compartieron sus sinceras felicitaciones y sus promesas de visitarlos a menudo.




"Volveremos mañana", dijo Suzune, inclinándose para besar la mejilla de Sayuri. "Descansa bien y disfruta de estos primeros momentos preciosos con Kazuki".



"Gracias", respondió Sayuri, con los ojos brillantes de gratitud. "Estamos muy contentos de que estés aquí".



Al salir del hospital, Suzune y Kiyotaka caminaban cogidos de la mano, con el corazón lleno de amor y orgullo. La llegada de Kazuki había traído una nueva sensación de alegría y plenitud a sus vidas.



Sabían que aquello no era más que el principio de un viaje maravilloso, lleno del amor y la felicidad sin límites que acompañan a la familia.



De vuelta en su casa, Suzune y Kiyotaka se sentaron juntos a reflexionar sobre los acontecimientos del día. La casa estaba en silencio, pero la sensación de alegría era abrumadora.



"Parece mentira lo rápido que han cambiado las cosas", dice Suzune, con voz de asombro.




Kiyotaka asintió, con expresión pensativa. "Sí, es increíble. Pero viendo a Kazuki, sé que todo lo que hemos pasado nos ha llevado a este momento. Todo ha merecido la pena".





Se miraron el uno al otro, compartiendo un momento de profunda conexión y comprensión.



El futuro era brillante y, ahora que Kazuki formaba parte de sus vidas, sentían un renovado propósito y entusiasmo.


Mientras apagaban las luces y se preparaban para irse a dormir, sabían que su familia había crecido como siempre habían soñado.


La llegada de su nieto les había unido más y estaban dispuestos a abrazar cada momento de este nuevo capítulo con el corazón abierto.

La vida Después del instituto (Kiyotaka x Suzune)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora