CAPITULO 20 : Una Sorpresa como bienvenida

18 0 0
                                    


Tras un viaje relámpago por Europa, la familia Ayanokouji regresó por fin a casa, con el corazón lleno de recuerdos entrañables y las maletas repletas de souvenirs de sus viajes.


El largo vuelo de Venecia a Tokio había sido agotador, pero se sentían satisfechos cuando volvían a casa. Las vistas familiares de su barrio les reconfortaron y les recordaron que no hay lugar como el hogar.



Cuando llegaron a la entrada, el sol de la tarde proyectaba un cálido resplandor sobre la casa.


Suzune sonrió, sintiendo una profunda sensación de paz ahora que estaban de vuelta. Kiyotaka aparcó el coche y la familia empezó a descargar el equipaje.



Haruto, aunque aún cansado por el viaje, se movía con una impaciencia que denotaba algo más que el alivio de estar en casa.


Suzune y Kiyotaka intercambiaron una mirada cómplice; tenían la sensación de que Haruto estaba emocionado por otro motivo completamente distinto.



"Haruto", dijo Suzune con una sonrisa burlona, "¿piensas seguir en contacto con todos los nuevos amigos que hiciste en Europa?".


Haruto, ligeramente nervioso, respondió encogiéndose de hombros.



"Tal vez... pero antes tengo que ponerme al día con un montón de mensajes".


Kiyotaka enarcó una ceja.



"Seguro que alguien especial está esperando a que vuelvas".



Antes de que Haruto pudiera responder, la puerta principal se abrió y allí estaba Sayuri Tanaka, la novia de Haruto.




Estaba radiante, y sus ojos se iluminaron de emoción al ver a Haruto. Sayuri era una hermosa joven de largo y liso cabello negro y ojos brillantes e inteligentes que reflejaban una mezcla de amabilidad y determinación.


Había sido la vicepresidenta del consejo estudiantil y se había ganado su puesto como una de las mejores alumnas del instituto Advanced Nurturing, al igual que Haruto.



"¡Bienvenido de nuevo!" gritó Sayuri, saludando alegremente. Bajó rápidamente los escalones para saludarles.


Haruto esbozó una amplia sonrisa y, antes de darse cuenta, Sayuri lo rodeó con sus brazos en un cálido abrazo. "Te he echado mucho de menos", susurró, con una voz llena de afecto.



"Yo también te he echado de menos", respondió Haruto, abrazándola con fuerza.

Los dos permanecieron así durante un momento, ajenos al mundo que les rodeaba.



Suzune y Kiyotaka contemplaron la escena con una mezcla de diversión y orgullo. Su hijo había crecido mucho, y verlo enamorado era un recordatorio de lo rápido que había pasado el tiempo.



"Sayuri, me alegro de verte", dijo Suzune afectuosamente al acercarse a la joven pareja.



"Yo también me alegro de verla, señora Ayanokouji", respondió Sayuri con una sonrisa, inclinándose respetuosamente. "Espero que hayan tenido un viaje maravilloso".


"Lo hicimos", dijo Kiyotaka, su voz calmada y firme como siempre. "Pero es bueno estar en casa".


Sayuri asintió y volvió a centrar su atención en Haruto. "Pasaba por aquí y pensé en comprobar si ya habías vuelto. No esperaba que llegaras tan pronto".



Haruto sonrió, sus ojos reflejaban su felicidad al verla. "Me alegro de que hayas venido. No podía esperar a verte".



Kiyotaka carraspeó suavemente, un sutil recordatorio de que no estaban solos



"¿Por qué no entramos todos y nos acomodamos?", sugirió. "Seguro que Haruto tiene muchas historias que contar".



El grupo se dirigió al interior de la casa, donde los olores familiares y el calor les dieron la bienvenida.



Haruto y Sayuri tomaron asiento en el salón, mientras Kiyotaka y Suzune se afanaban en deshacer el equipaje.



"¿Qué tal Europa?" preguntó Sayuri con entusiasmo, los ojos brillantes de curiosidad.


Haruto se recostó en el sofá, sonriendo mientras relataba sus aventuras. "Fue increíble. Visitamos muchos lugares increíbles: Roma, Florencia, Venecia... La historia, el arte, la comida... todo fue inolvidable".



Mientras Haruto contaba los mejores momentos de su viaje, Sayuri escuchaba atentamente, pendiente de cada palabra.


No podía evitar sentirse impresionada por las experiencias que había vivido, pero también sentía una punzada de envidia por no haber podido acompañarle.



Aun así, se alegró de verdad por él, sabiendo lo mucho que significaba este viaje para su familia.




Kiyotaka y Suzune no tardaron en unirse a ellos en el salón, añadiendo sus propias anécdotas y puntos de vista a la conversación



La sala se llenó de risas cuando contaron algunos de los momentos más divertidos del viaje, como la vez que Haruto había pedido por accidente un plato en italiano que resultó ser mucho más picante de lo que esperaba, o cuando se perdieron por las laberínticas calles de Venecia sólo para descubrir una cafetería escondida con el mejor tiramisú que habían probado nunca.



Al cabo de un rato, la conversación giró hacia el futuro. Haruto, que acababa de graduarse como primero de su promoción, se preparaba para la universidad, y le esperaban grandes decisiones.




"¿Ya has decidido adónde quieres ir?"


preguntó Sayuri, con un tono entre curioso y preocupado. Sabía lo importante que era esta decisión para los dos.


"Lo he reducido a unos cuantos sitios", responde Haruto, mirando a sus padres. "Pero aún me lo estoy pensando. Quiero asegurarme de que encaja bien".



"Ya se te ocurrirá", dijo Suzune con confianza. "Siempre has tenido una visión clara de lo que quieres conseguir. Confía en tus instintos".



Kiyotaka asintió con la cabeza. "Y recuerda, vayas donde vayas, estamos aquí para apoyarte."



Haruto sonrió, sintiéndose reconfortado por las palabras de sus padres.


"Gracias, mamá y papá. Os lo agradezco de verdad".



Sayuri miró a Haruto, su expresión se suavizó.



"Decidas lo que decidas, estaré a tu lado".



La calidez de la sala era palpable, testimonio del cariño y el apoyo que rodeaban a Haruto. A medida que avanzaba la velada, siguieron hablando, compartiendo historias y haciendo planes para el futuro.



La alegría de estar en casa, rodeados de sus seres queridos, fue el colofón perfecto a su aventura europea.



Mientras todos se instalaban para pasar la noche, Haruto no podía evitar sentirse agradecido por todo lo que tenía: su familia, su novia y el emocionante futuro que le esperaba.



Independientemente de los retos y las oportunidades que se le presentaran, sabía que no los afrontaría solo. Tenía un sólido sistema de apoyo y la confianza que le daba saber quién era y de dónde venía.


Y ése, más que cualquier otra cosa, fue el mejor regalo que sus padres pudieron hacerle.

La vida Después del instituto (Kiyotaka x Suzune)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora