Capítulo 30

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Jaekyung no pudo apartar la vista de Dan, observando cada movimiento lento y calculado de su respiración, temeroso de que cualquier segundo pudiera marcar un cambio drástico. A pesar de las palabras tranquilizadoras del médico, el miedo persistía en su pecho.

Hanna se acercó al vidrio, analizando la situación.

—¿Cuál es el siguiente paso? —preguntó, manteniendo la calma que siempre la caracterizaba.

El médico suspiró y miró las lecturas en la pantalla.

—Vamos a realizar una serie de análisis de sangre. Si podemos identificar qué está causando esta resistencia en su cuerpo, podríamos encontrar una forma de replicarlo.

—¿Es seguro para él? —intervino Jaekyung, sin dejar de mirar a Dan—. No quiero que lo traten como una rata de laboratorio.

El médico lo miró con cierta empatía.

—Entiendo tu preocupación. Pero ten en cuenta que cada segundo es vital. Si podemos descubrir por qué Dan no ha sucumbido al virus, podría ser la clave para salvar millones de vidas. Lo cuidaremos, te lo prometo.

Jaekyung dudó por un momento, observando cómo Dan trataba de moverse en la camilla, claramente débil pero consciente. Cada fibra de su ser le decía que debía protegerlo, sacarlo de ese lugar... pero otra parte sabía que, en el fondo, no había escapatoria.

—Hazlo. Haz las pruebas. —Su voz salió más baja de lo que esperaba, pero clara.

De repente, Dan comenzó a moverse más. Sus ojos, aunque pesados por la fiebre, buscaron a Jaekyung a través del vidrio. A pesar de su estado debilitado, una leve sonrisa apareció en su rostro.

—Jaekyung... —susurró Dan, su voz apenas un eco que llegaba a través de los altavoces.

Jaekyung se lanzó hacia el vidrio, presionando sus manos contra la superficie.

—¡Estoy aquí, Dan! Aguanta un poco más, ¿sí? —gritó, luchando por mantener su voz firme mientras las emociones lo abrumaban.

Dan hizo un leve movimiento con la cabeza, apenas perceptible. El médico y las enfermeras comenzaron a prepararse para extraer muestras de sangre, entrando a la habitación con el equipo necesario. Jaekyung se tensó al ver las agujas y los monitores.

—No te preocupes, lo mantendremos estable —aseguró el médico mientras sus ayudantes comenzaban el proceso.

Dan cerró los ojos brevemente, sus manos tensas en las correas que lo sujetaban, pero no se resistió.

Hanna, observando la escena con cautela, se acercó a Jaekyung.

—Necesitamos confiar en ellos —le dijo, su tono suave pero firme—. Si esto funciona, podría cambiar todo.

Jaekyung asintió, aunque su mirada seguía fija en Dan. No podía apartarse de él ni un segundo, no cuando todo podía desmoronarse en un instante.

De repente, Dan habló nuevamente, su voz ronca por la fiebre.

—Jaekyung... si algo sale mal... —empezó, su respiración irregular.

Jaekyung negó con la cabeza, su garganta cerrándose.

—No, no digas eso. Todo va a salir bien. ¿Me escuchas? No te voy a dejar. No ahora. No nunca.

Dan forzó una sonrisa, débil pero genuina.

—Siempre tan cabezota... —susurró antes de que sus ojos volvieran a cerrarse, cayendo nuevamente en la inconsciencia.

Jaekyung apretó los puños, luchando contra las lágrimas que amenazaban con caer. Sabía que tenía que ser fuerte, por Dan, por los dos.

Ataque Zombie - El miedo de perderteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora