Capítulo 16:

51 9 0
                                    

DOS SEMANAS DESPUÉS.

Termino de beber mi licuado observando atentamente a la espantosa mujer que me cuida. Hago una mueca cuando sin querer lastimo mi labio partido por una mordida de Christopher. El muy imbécil está pasando por una etapa donde le gusta morderme.

—Esther —la llamo y ella da un paso hacia mí.

— ¿Si, señorita? —Siempre tan educada...

— ¿Has escuchado del voyerismo? —Observo atentamente su rostro, pero este no cambia— ¿Sabes lo que es?

—Claro que se lo que es.

—Entonces...

— ¿Si? —Allí esta. El tono tenso se escapa y creo que sin darse cuenta su pierna lastimada recarga su peso sobre la otra.

— ¿Crees que ha Christopher le guste saber que eres una maldita pervertida? —Me rio sintiendo un gran placer de toda esta situación— eres una empleada. Dudo que le guste mucho...

—No se ha que se refiere.

—Deja de hacerte la tonta —murmuro y me acerco a ella— te vi. Hace dos semanas y cada maldito día te he visto mirarte a escondidas como... —dudo pero rápidamente continuo— tenemos sexo. Eres una pequeña perra sucia, ¿no? te excita ver como mete su polla en mí... como me domina durante el sexo...

—Señorita...

—Claro que sí, dudo mucho que alguien si quiera se le antoje tocarte —me rio— de hecho yo creo que Christopher le asquearía tanto la idea que terminaría deshaciéndose de ti. Por supuesto...

Esther con su mandíbula tensa niega con la cabeza.

—La respuesta es no.

— ¿No qué?

—No la ayudare a escapar. El señor la quiere en casa y sé que usted pretende amenazarme con decirle; hágalo. Yo sé que lo que dice es mentira, yo no he estado espiándolos.

—No me vas a engañar con eso —hago un ruido con mi lengua de negación y me pongo de pie— tienes el día de hoy para pensarlo. Espero tu respuesta. Supongo que ya sabrás la hora en que de nuevo estaré sola por la noche.

Sonriendo me doy la vuelta. Mi corazón late con fuerza, pero ella también tiene mucho que perder.

No creo que a Christopher le agrade mucho tenerla de entrometida alrededor; he estado observando sus reacciones entorno a ella. La ve como una herramienta, pero no como algo más.

.

.

Craig me da una media sonrisa mientras revisa que la limpieza se haya cumplido en mi recamara tal y como lo pide el amo y señor Christopher.

— ¿Cómo lo soportas?

— ¿Qué? —Inquiere confundido.

—Esto —señalo alrededor— ¿Cómo soportas vivir bajo esclavitud, tener que ver continuamente a tu torturadora y a Christopher? Tengo tres meses aquí y siento que me quiero morir ya no puedo imaginar el tiempo que tienes tu...

—Catorce años.

—Catorce años soportando esto —niego con la cabeza y me dejo caer en la cama quejándome y con inmensas ganas de echarme a llorar— tú no elegiste esto, yo por otro lado... —niego con la cabeza— por dinero termine con este tipo de lo peor.

—Está mal que diga esto Arlette, pero hay cosas peores que podrían pasarte por el momento estas bien.

Ignoro lo que dice.

Arlette HammondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora