Capítulo 9:

36 11 2
                                    

Tanto el chico como yo nos sentamos cerca de la barra. No me puede importar menos donde esta Christopher en este momento.

— ¿Cuál es tu nombre? —Inquiero dándole un sorbo a la bebida que me acaban de traer. El chico me da una sonrisa.

—Ronan Beaumont, un gusto conocerte.

—Igualmente, Ronan. Soy Arlette Hammond.

Entrecierra los ojos mirándome pensativo.

—Tu acento... hum, americano.

—Soy de Los Ángeles —me rio, pero pienso en el apellido de este hombre. Me suena— tu apellido me es familiar.

—Me extrañaría si no. Mi padre es Reginald Beaumont —rueda los ojos, pero yo los abro.

—Mierda —murmuro— yo voy en la Universidad de tu familia.

—Nunca te he visto.

—Clases en línea —sonrió esperando que no me pregunte nada mas— ¿Estudias?

—Así es. Ya es un postgrado —bebe de su vaso— ¿Qué es tuyo Beckett?

Encarno una ceja sonriendo levemente.

— ¿Por qué la pregunta?

—Curiosidad. Siempre es... intrigante ver a las mujeres que lo acompañan, pero déjame decirte que, desde mi punto de vista, eres la más hermosa hasta ahora.

—Bueno, gracias.

Frunce el ceño.

— ¿No me dirás que eres de él?

—Solo soy su acompañante...

—Una acompañante muy distraída, por cierto —me giro a verlo tras de mi mientras mis ojos se abren un poco asustados de tenerlo tan cerca. Christopher sonríe— deja de estar entrevistando a mis mujeres, Beaumont y pon en orden tu vida primero. Arlette, es hora de irnos.

Sin perder la falsa confianza me pongo de pie. Christopher se me acerca y yo con la mano me despido de Ronan antes de que este hombre comience a apresurarme a la salida.

—De todos los miembros de aquí decidiste hablar con él —niega con la cabeza— tienes un radar increíble para dar con el mejor postor, ¿no?

—No se ha que te refieres.

—Sigue jugando a hacerte tontita —abre la puerta del auto— pero recuerda que no puedes jugar conmigo.

.

.

Cierro mis ojos en un intento desesperado por lidiar con esto. No me puedo mover, lo frustrante es que ni siquiera me encuentro amarrada o algo, simplemente Christopher se le ocurrió la idea de doparme para que me mantenga calmada. Mi cuerpo está en calma, mi mente no.

Me tiene boca abajo inmóvil mientras el embiste con fuerza desde atrás de pie. Sus embestidas son como siempre: constantes y bruscas. El sexo es donde siempre Christopher muestra lo que en realidad es. Lagrimas se alojan en mis ojos, pero me niego a que salgan; sin embargo, estas se escurren.

Toma mi cabello y lo inclina hacia atrás. Todo mi cuerpo esta tan flojo y sin fuerzas, sin embargo la picazón de su jalón es fuerte.

— ¿Ves cómo puedo dominar todo de ti así? —Gruñe en mi oído mientras empuja con fuerza. El golpe de su piel con mi piel llena la habitación junto a sus gruñidos— ¿Te gusta sentirte así?

Hago un ruido ahogado que lo hace reír antes de dar un estremecimiento y correrse. Parte de su corrida se escurre fuera de mi mientras el empuja un poco más antes de salirse y voltearme boca arriba.

Arlette HammondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora