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JUDE

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JUDE

Estiro mi cuerpo todo lo que puedo en la cama, es lo único que deseo, dejar todas las preocupaciones en ella.

Mi cama es el único lugar en el que me siento seguro, el único lugar en que puedo dejar salir a mis emociones. Puedo llorar, chillar, reír, quejarme, puedo hacer todo porque no hay nadie para juzgarme.

Todos saben que soy un privilegiado, yo también lo sé, pero eso no quita que haya días que prefiera no serlo.

La prensa había vuelto a sus andadas tras el partido del domingo, y yo solo tenía ganas de decirles que no entendían una mierda de fútbol si pensaban que por no marcar soy peor futbolista. La grandeza de un futbolista no está en eso, lo sé, pero las mierdas que dicen de mí cada vez se me meten más en la cabeza como si fuesen verdad.

Emma tenía razón, me importa mucho lo que dicen de mí. Pero, obviamente, no le iba a aplaudir por decirlo porque no era algo que debiese saber. Yo no se lo había contando, así que supongo que lo dedujo por si sola tras mi ataque de nervios el día después de la premiere por todo lo que decían sobre ella. De todos modos, no debía de haber dicho nada, solo somos desconocidos, no tenemos la confianza para opinar de los problemas que creemos que tiene el otro.

Aunque si hablamos de problemas no creo que ella tenga ninguno, parece tener todo bajo control, incluso ayer cuado llamé a su puerta sin avisar.
Estaba con un moño deshecho que dejaba caer pelos sueltos que le hacían parecer aún más guapa, por no hablar de que no tenía ni una pizca de maquillaje. No esperaba que estuviese en casa con los labios pintados de rojo y, aunque si lo hubiese estado no hubiese parado de mirarla, me había dado cuenta gracias a la falta del maquillaje que su cara estaba llena de pequeñas pecas. Me volví loco cuando la vi abrirme así, con esa sudadera que a mí me quedaría pequeña y a ella le pasaba las rodillas, pero gracias a los ladridos de su perro me puse contener.

Había buscado que significaba "Setas" en inglés, y ahora estoy un poco confuso porque es un poco raro que llame a su perro como un champiñón, quizás ese sea el único problema que tiene.

También había estado pensando sobre cómo actúe y había llegado a la conclusión de que había sido completamente desproporcionado, me habia ido sin siquiera despedirme en condiciones, había sido tan maleducado que si mi madre me hubiese visto me hubiese castigado. Pero ya no había vuelta atrás. Tampoco iba a reconocer que tenía toda la culpa, ella tampoco debería de haber dicho eso. Si es lista para saber qué me afectan los comentarios debe de ser lista para notar que no quiero hablar de eso. Por otra parte, podría hablar de cualquier cosa con ella solo para ver cómo sonríe tímidamente cada vez que yo lo hago.

Aunque después de mi desaparición y de que los chicos la mirasen por el jardín está claro que no hay nada que hacer, si es que iba a hacer algo. ¿Realmente me iba a acercar a ella? Puede que sí, sin saber cómo, claro, porque no tengo ni idea de cómo demonios iba a volver a ponerme en contacto con ella, aunque ya ni siquiera lo pienso, la había cagado, la habíamos cagado. Y quizás podría invitarla a un partido para disculparme, pero teniendo en cuenta que el próximo no es en España y que cuando fue al partido parecía más asustada que divertida me queda claro que esa no va a hacer la solución, si es que hay alguna.

New Romantics | Jude Bellingham Donde viven las historias. Descúbrelo ahora