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JUDE

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JUDE

Sujeto con fuerza al cuerpo que está a mi lado, cierro los ojos y respiro con más facilidad que nunca.

Su pelo huele a coco y apuesto que su piel, si es que me atreviese a ni siquiera mirarla, también.

Emma está dormida, tiene el flequillo despeinado y la boca un poco abierta, pero de alguna manera está igual de guapa que siempre, o incluso más.

Hace diez minutos que sonó mi alarma, pero no he sido capaz de levantarme y dejarla aquí, no sabiendo todo el tiempo que voy a estar sin verla.

Me voy a jugar con la selección, así que no me queda otra que irme, aunque es lo que menos me apetece.
No voy a engañar a nadie, volver a Inglaterra siempre es bonito, es el lugar donde crecí, pero desde que conozco a Emma solo quiero estar donde está ella, y me gusta que haya cambiado eso de mí, porque antes solo quería huir.

Emma, tímidamente, me había pedido que me quedase a dormir. Había dejado claro que nuestro trato seguía en pie, que sigue queriendo ir despacio para conocernos mejor, pero que me iba a echar mucho de menos, y yo la agarré con fuerza de la cintura y la tiré a la cama abrazándola, porque yo también la voy a echar de menos.

Supongo que también es necesario para conocernos, saber actuar en la distancia es importante porque va a ser parte de nuestra relación a partir de ahora. Nunca voy a estar permanentemente aquí, voy a jugar partidos fuera todo el rato, así que ahora que queremos estar enserio quiero que conozca esto, no como la otra vez. En la otra convocatoria apenas nos conocíamos y yo parecía un cachorrito enamorado pegado al móvil cada cinco segundos, cosa porque la que todos se burlaban. Pero esta vez es distinto, sé que le gusto y ella sabe que me gusta. Antes no nos podíamos echar de menos, ahora todo lo que hago es extrañarla.

Emma se mueve en mis brazos y pega su cabeza a mi pecho, está despierta.

Good morning.

Escucho como hace unos ruidos que recuerdan al ronroneo de un gato y, entonces, asoma su cabeza dejándome ver sus preciosos ojos y todas las pecas que rodean su nariz de las cuales estoy enamorado.

—Buenos días.—murmura bajito, como si tuviera miedo de asustarse a si misma.—¿Qué hora es?

—Me tengo que ir.—admito pasando una mano por su flequillo.—Pero tengo una idea, una sorpresa si se puede llamar así.

Emma ríe e inclina la cabeza rozando su nariz en mi barbilla provocando cosquillas que me hacen sonreír.
Sus manos se colocan en mi pecho y la mía en su cintura, creo que ya hemos hecho esto tantas veces que encajan a la perfección.

New Romantics | Jude Bellingham Donde viven las historias. Descúbrelo ahora