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EMMA

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EMMA

—No sé por qué tengo que venir a ver esto, Mina.

—Por Jude.

—¡Y dale! Te he dicho mil veces que...

—Que no sois nada, sí, ya te he oído.

Mina hace caso omiso a mis palabras y me guía hasta la cocina, desde donde puedo escuchar algunos voces venir desde el salón.

—Es que sigo sin entender que pinto viendo un partido de fútbol con las novias de los futbolistas.—dejo en la encimera una tarta que había comprado a última hora, cuando Mina me dijo de cenar juntas, pero no incluyó a nadie más.—Ni siquiera sé que es un fuera de juego.

—Eso no lo digas en el salón, por favor.—ruedo los ojos y me inclino intentando mirar quién hay, pero Mina me interrumpe.—Están Daphne, Carvajal, Mishel, Brahim, mi amiga Lucía y...

—¿Brahim? ¿El que todos los periódicos dicen que está saliendo conmigo?—bufo y me cruzo de brazos.—Ni de coña entro ahí, comeros mi tarta, da igual.

Mina me agarra del brazo y me mira como si fuese una madre enfadada.

—No va a pasar nada, no hay paparazzi es mi casa.

—Bueno, esa es tu opinión, tus hijos son bastante sospechosos.—me encojo de hombros y Mina ríe.—No voy a ir ahí, ¿he escuchado Carvajal? Pretendes que entre ahí sin saber que es un fuera de juego y vea un partido con un jugador.

—Sí, justo eso.

—Mina, enserio, se está yendo de las manos. Jude y yo somos amigos, ¿vale? No sé que pinto ahí, no sé que pinto en nada de esto, encima está ahí el tal Brahim y es incómodo.

—En primer lugar, Jude y vos no sois nada, pero quedas con él cuando salga del partido, ¿eso tiene sentido? Yo con mis amigos no quedo a las dos de la mañana para dormir.

Me doy la vuelta ignorando lo que dice, como si no me importase.

Jude había insistido mucho en vernos cuando llegase del partido, a mí me había parecido exagerado porque llegaban a Madrid a las dos de la mañana y, aunque yo estaba totalmente descansada, él estaría derrotado. Aún así había aceptado, me moría de ganas de verle.

—Bueno, lo que tú digas.—suspiro.—¿Contra quién dices que jugaban? Para no parecer idiota, por lo menos.—Mina sonríe victoriosa y me aprieta entre sus brazos.—Me estás ahogando.

New Romantics | Jude Bellingham Donde viven las historias. Descúbrelo ahora