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JUDE

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JUDE

—Cama, como me roces te tiro del avión.

No sé qué es peor, haber perdido el partido o que me haya tocado ir en el avión al lado de Camavinga que no para de moverse y pasar por encima mía para ir a molestar a otros o, simplemente, para molestarme a mí.

—Bro, si lo estás deseando.

Ruedo los ojos y me pasa una mano por la cara. Son las tres de la mañana y lo único que quiero es llegar a casa y ponerme a llorar. O más bien, llegar a casa llamar a mi madre y llorar.

Nada mejoraba. Me estaba dejando el cuerpo y el alma en el campo, pero no servía de nada, porque por alguna razón que ninguno entendíamos no habíamos sido capaces de marcar un maldito gol y yo ya me puedo imaginar los titulares, pero me he prometido no leerlo, por lo menos no ahora.

—Si no me vas a dejar descansar mejor que te vayas a viajar en el baño.—respondo señalando la puerta del fondo.

—Puf, estás de mal humor.—bufa.—Ya sé que hemos perdido tío, pero no es el fin del mundo.

—Bueno, no me gusta perder.

—Pues no lo pagues conmigo, a mí tampoco me gusta, pero por lo menos no pongo cara de mierda a cualquier persona que me habla.—el moreno, de un momento a otro, mueve la pantalla que hay entre los dos y tapa su cara con ella.

Genial.

Me coloco los cascos y hago algo que llevo unos días queriendo hacer, buscar a Emma en Spotify. No lo había hecho antes porque no había encontrado la ocasión, pero ahora mismo es el mejor momento para olvidarme de todo y solo escuchar su voz.

Solo tiene un disco, por ahora, así que no es muy difícil elegir, simplemente pongo el disco y pongo la lista en aleatorio.

Su voz resuena dentro de mi cabeza y, por un momento, me olvido de todo lo que ha pasado y me concentro solo en ella y su voz.

De alguna manera y, aunque me ha traído muchos dolores de cabeza, pensar en Emma ha sido una pequeña salvación de la semana porque, por un ratito, no he estado pensando en fútbol y críticas, solo en ella.

Me relaja escucharla cantar en inglés, es como escucharla hablar, pone la voz más dulce que cuando habla en español y parece una princesa, y eso que solo la estoy escuchando, pero si la estuviera viendo diría lo mismo.

No sé por qué demonios se me ha metido en la cabeza de esta manera. Simplemente no la puedo olvidar, hasta jugando un maldito partido me acuerdo de ella y su sonrisa tímida, de su pelo despeinado aquel día, de sus pecas, sus labios rojos... Cierro los ojos para evitar ponerme más nervioso de lo que estoy.

Encima, para terminar de meterla en mi cabeza, Jobe me había dicho que escuchaba su música a veces y que a ver si se le presentaba. Le dije que diera gracias por estar hablando a través del móvil porque si no mi puño se habría estrellado en su cara. Si Emma entraba en nuestra familia no iba a ser por él, porque si eso ocurría me tendría que intentar.

New Romantics | Jude Bellingham Donde viven las historias. Descúbrelo ahora